Ya no habrá playas en las cuales reír
La alarmante erosión de nuestras costas amenaza con hacer desaparecer los clásicos confines de baño y recreación. Una de las decepciones de este organismo fue la nula respuesta a su iniciativa de Ley de Costas, presentada al Ministerio de BB.NN. y paralizada en el Congreso.
El Observatorio de la Costa UC actualizó su investigación sobre la erosión en las playas de nuestro país, de Arica a Chiloé, concluyendo que varias de éstas podrían desaparecer en un plazo no superior a los diez años.
En nuestra Región, agregan, Reñaca y Caleta Portales han duplicado su nivel de erosión, lo que las hace fuertemente vulnerables a terminar como otras más pequeñas, como Los Lilenes en Concón, hoy un remedo de lo que fuera en el pasado.
¿A qué se debe esto? Básicamente a la intensificación de las marejadas en los últimos años, el cambio climático y el aumento del nivel del mar, la modificación de las cuencas hidrográficas y también la componente antrópica de la ocupación costera, según explicó la directora del Observatorio, Carolina Martínez. El cuidado de estos ecosistemas, agrega, choca contra la construcción sobre humedales y playas, lo que denomina una "urbanización descontrolada", abogando por mayores regulaciones y ordenamientos territoriales.
Una de las decepciones de este organismo fue la nula respuesta a su iniciativa de Ley de Costas, presentada al Ministerio de Bienes Nacionales y paralizada en el Congreso, articulado clave para proteger las playas, de las cuales el 90% experimentan erosión, según el experto de la UV, Patricio Winckler, a lo que se suma la extracción de arena regular o irregular. De esta forma terminan viéndose afectados no sólo la biodiversidad y los ecosistemas locales, sino que también áreas clave para el desarrollo de la región, tales como el turismo y la pesca.
En entrevista con este Diario (página 5), Carolina Martínez incluso llega a pedir la denominación de las costas del país, incluidas sus islas, como zona de dominio público.
El debate está abierto y, a diferencia de tantos otros, el cronómetro ya está corriendo más de prisa que nunca. ¿Estaremos a la altura?