Ricardo Lagos se pone en mute
El ex Presidente, muy a nuestro pesar, decidió retirarse de la vida pública. Su ejemplo bien podría ser seguido por otros jóvenes de la plaza. Es éste un nuevo gesto lleno de grandeza que vuelve a ennoblecerlo como uno de los mandatarios más carismáticos y con mayor sentido de Estado del presente siglo.
Próximo a cumplir 86 años el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar (2000-2006) anunció ayer su retiro de la vida pública en un nuevo gesto lleno de grandeza que vuelve a ennoblecerlo como uno de los mandatarios más carismáticos y con mayor sentido de Estado del presente siglo.
Lagos, quien también fue ministro de Educación del Presidente Patricio Aylwin (1990-1992) y de Educación del ex Mandatario Eduardo Frei Ruiz-tagle (1990-1994) tuvo siempre la valentía para decir las cosas como eran ("hablo por diecisiete años de silencio, Raquel") y con la altura y mesura de quien fuera más que un político, sino un hombre y un gobernante a todas luces superior.
¿Qué le pasó a ese Chile del primer lustro del siglo? ¿Cómo fue que el primer Presidente socialista desde Salvador Allende terminó convenciendo a moros y cristianos, no sólo con su vozarrón, sino con decisiones tremendamente agudas como su negativa, pese a las presiones, a votar a favor de la invasión norteamericana a Irak del año 2002? Hablamos del mismo Lagos que anticipó la crisis medioambiental que sufriría el mundo ("Capitán Planeta" lo apodó un diario capitalino), que tuvo que lidiar con la inamovilidad de los comandantes en jefe y con la delicada presencia de Augusto Pinochet en Chile después de su regreso de Londres. El Lagos del Informe Valech. El que no tuvo remilgos para pactar con la derecha cuando era necesario. El que reconocería años más tarde que el CAE quizás no era una buena opción, pero era lo que había, o el que, citando a una pobladora de Renca que le alegó porque su casa no tenía estacionamiento, pondría énfasis en el exponencial crecimiento de las aspiraciones de nuestros conciudadanos.
Ese Lagos es el que hoy, muy a nuestro pesar, dejaremos de escuchar. No estaría de más que muchos jóvenes que por estos días están en cargos de poder siguieran su ejemplo. No en quedarse callados, pero al menos pensar un poco antes de abrir la boca.