RELOJ DE ARENA "Cambalache"
Waldo Rojas, poeta chileno de la generación del 60, ha realizado un estudio sobre el bolero, aquel antiguo ritmo romántico donde el relato surge a partir de penas de amor. Su trabajo, resultado del estudio de más de 300 letras de esos temas, se reúne en "Bolero, seducción y clave", libro editado en Viña del Mar.
Rojas califica al conocido ritmo como "una expresión latinoamericana general". Tiene razón, sus letras son en castellano. El origen de la palabra está en España, pasa a Cuba y de ahí a México.
Su difusión e incorporación a la cultura regional se debe al desarrollo de la radio. Afirma que el interés por el ritmo lleva a la venta masiva de receptores de radio, esto tal vez en los años 40 del siglo pasado. Nosotros, con experiencia de auditores, podemos afirmar que la penetración radial también se debe a los radioteatros. ¿Se acuerda usted de Luchita Botto, de Quela Briones o Justo Ugarte"?
Apretadito
Rojas evoca tiempos en que irrumpe el rock, pero en los bailes juveniles había un momento en que el tocadiscos daba paso a los boleros. Lógico y humano. El bolero "se baila apretadito", recuerda.
En su condición de académico, exiliado en los 70 ejerce en Francia en La Sorbona, Rojas eleva la condición del bolero y le da "un estatus literario… Está la sensibilidad amatoria. Hay cosas que uno quiere decir y las puede decir con el bolero… Es un fenómeno lingüístico, literario, cultural, sociológico y musical".
En Chile el bolero alcanzó gran penetración, tanto por el lado de los autores como en la legión de los intérpretes, encabezada por Lucho Gatica, el rancagüino, figura universal de esa canción.
Y ahí revive su estruendoso éxito:
"No existe un momento del día
En que pueda apartarme de ti
El mundo parece distinto
Cuando no estás junto a mí".
Volviendo al poeta bolerista tenemos que establece la diferencia con el tango "donde hay un duelo entre el hombre y la mujer en la pista, en el bolero se permite incluso mejilla con mejilla, sin que haya nada detrás: o sea, hay una relación de cuerpo, de corporalidad".
Nosotros, desde nuestra posición de meros auditores, afirmamos que el bolero es una manifestación siempre individual, en que se canta a la pareja. En verdad, para afirmaciones sobre el tango no tenemos 300 letras de ese ritmo, así como Rojas ha reunido centenas de letras de boleros.
La rubia mireya
El tango, podemos afirmar pese a todo, a lo individual, al conflicto de pareja o la evocación del amor perdido, suma lo colectivo, el cuadro urbano-, el barrio y Buenos Aires, grandes protagonistas-, lo histórico -la Guerra del 14 en "Silencio"-, la hípica, el fútbol y hasta una escéptica protesta social. Lo sentimental llega al hiperrealismo. ¿Se acuerda usted de la Rubia Mireya?
"Casi me suicido una noche por ella
Y hoy es una pobre mendiga harapienta
Te acordás, hermano, lo linda que era
Se formaba rueda pa verla bailar
Cuando por la calle la veo tan vieja
Doy vuelta la cara y me pongo a llorar".
Esto de la rubia Mireya, tal vez morena de origen, no es novedad en las evocaciones varoniles.
Pero volvamos a la protesta social, los disparos al "sistema" que aparecen en "Cambalache". De partida, "el mundo fue y será una porquería", sostiene la contagiosa canción:
"¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclao' con Stavisky van Don Bosco y La Mignon
Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín
Igual que en la vidriera irrespetuosa
De los cambalaches se ha mezclao' la vida
Y herida por un sable sin remache
Ve llorar la Biblia contra un calefón…"
Todos mezclados en la misma vitrina de la venta de cachureos, grandes figuras de la historia y de la religión comparten el escenario universal con famosas damas de mala fama y delincuentes.
Se afirma que en los años 50 del siglo pasado el Gobierno de Juan Domingo Perón prohibió a las emisoras la transmisión del tema. Los radiodifusores pidieron levantar la veda y Perón encogió los hombros desconociendo la medida. El mismo compositor -Enrique Santos Discépolo- era uno de sus entusiastas partidarios.
Pero mejor nos quedamos con un conocido personaje de los años 30 del siglo pasado que nos presenta "Cambalache".
En 1933 se descubre una estafa por 200 millones de francos en el Banco Municipal de Bayona, Francia. Implicados el alcalde de la ciudad - ¡Ay las municipalidades! - e integrantes del Ministerio. Responsable de la estafa es Serge Alexander Stavisky, ese del tango. Tambalea el frágil gabinete y debe renunciar un ministro.
En tanto, el malandrín, acosado por la policía, se suicida de un tiro en la cabeza. Entre sus documentos se encuentran 35 mil francos y un certificado recomendándole para la Legión de Honor, alta condecoración francesa…
El ambiente de "Cambalache", se mantiene en los tiempos con una compartida consigna:
"El que no llora no mama
Y el que no mama es un gil".
Inspirado en ese ambiente el músico argentino hijo de italianos Enrique Santos Discépolo compone su pieza en 1934, hace justamente 90 años.
Oportuno aniversario para rescatar un cuadro que, vigente y actualizado con renovadas expresiones y personajes, nos ahoga en el escepticismo y la desconfianza. Y si no conoce el famoso tango, escúchelo, opine y compare... A lo mejor tiene el disco, pero donde sigue listo para retornar es en Spotify. Está en magnificas versiones de Gardel y de Julio Soza.