La partida del ex Presidente Piñera
Chile tiene una deuda de gratitud con el ex Mandatario, fallecido ayer en trágicas circunstancias en un accidente de helicóptero. El mejor Piñera era el de la acción. El del líder de chaqueta roja, libreta Colón y lápices Bic, que se embarraba los zapatos y se metía donde ninguno osaba hacerlo.
Abandonado por su sector político y demonizado por la entonces oposición después del estallido social de octubre de 2019, el doble ex Presidente Sebastián Piñera Echenique (2010-2014 y 2018-2022) había tenido un curioso revival en las últimas encuestas, lo que de cierta manera puede leerse o entenderse como un dejo de justicia sobre su legado, marcado más por las tragedias que por un pasar tranquilo. Debió hacer frente al terremoto y tsunami de febrero de 2010 en las postrimerías del gobierno de Bachelet I y gestionar una reconstrucción de dimensiones jamás vistas en Chile. Ese mismo año tuvo su peak político con el rescate de los 33 mineros, enfrentó la delimitación marítima con Perú en La Haya, dictó la Ley de Unión Civil, chocó con una enérgica resistencia callejera encabezada por un grupo de dirigentes universitarios de apellidos Boric, Vallejo y Jackson, y habló de los "cómplices pasivos" de la Dictadura.
De su segunda administración solo se recuerdan dos cosas: el estallido social de octubre de 2019, con las acusaciones que recibió por supuesta violación de derechos humanos, y la pandemia, cuyo manejo fue tan criticado por las actuales autoridades, pero que hoy es vista por todo el mundo como un modelo de gestión sanitaria.
El mejor Piñera, finalmente, era ése, el de la acción. No el del estadista tipo Lagos que se situaba en un púlpito superior, sino el del líder ejecutivo de chaqueta roja, libreta marca Colón, regla y lápices Bic de colores, que gustaba de embarrarse los zapatos y meterse donde ninguno de sus colaboradores osaba hacerlo. No por nada sus cercanos recordaron ayer que esta misma semana había coordinado reuniones telemáticas para proponer un plan de ayuda para los damnificados por los incendios en Viña del Mar, Villa Alemana y Quilpué.
Murió en su ley, qué duda cabe, dejando un legado de una riqueza inescrutable y a buena parte de la población huérfana de sus planes de acción para enfrentar catástrofes y desgracias naturales.