La urgencia de fortalecer Senapred
El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta Ante Desastres enfrenta cuestionamientos por su desempeño durante las últimas emergencias.
La evidencia es indignante. A más de quince días del megaincendio, comienza a quedar establecido que la institucionalidad del país para enfrentar emergencias naturales de gran magnitud es inadecuada: sus recursos son insuficientes, el entramado de coordinación presenta vacíos peligrosos y sus atribuciones son demasiado acotadas para garantizar la seguridad de un país como Chile, que cada vez con más frecuencia sufre siniestros devastadores, grandes inundaciones, fenómenos de marejadas intensas a lo largo de su costa, sismos en distintos puntos del territorio y el riesgo inminente de erupciones volcánicas muy cerca de zonas pobladas.
El renovado Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), que reemplazó a la antigua Onemi con la promesa de darle a los desastres un tratamiento adecuado con una institución de mayor jerarquía que pudiera su énfasis tanto en la prevención como en la acción, se ubica al centro de estos cuestionamientos.
El exdirector regional de Onemi, Guillermo de la Maza, dice que la ley que creó Senapred entregó muchas funciones, pero no los fondos adecuados para su materialización. El experto y académico de Geografía en la PUCV, Luis Álvarez, cuya casa quedó destruida en 2014, durante el megaincendio de Valparaíso, advierte que la institución "está todavía en un proceso de aprendizaje, mientras asume que su rol debe ir más allá de la reacción ante una emergencia, como ocurría con la Onemi". Para mayor gravedad, el servicio enfrentó la emergencia con un director regional subrogante, debido a que el titular se encuentra suspendido por acusaciones de maltrato.
Las vistas aéreas de las zonas afectadas por el siniestro exhiben una devastación sin paralelos, pero también muestran cómo aún existen en Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana grandes extensiones de zonas urbanas que se ubican en territorios de alto riesgo. Rodeados por quebradas transformadas en basurales, sin la protección adecuada que podrían otorgar grandes cortafuegos, ni acceso a estanques distribuidos con inteligencia para proveer agua en momentos de crisis, miles de ciudadanos se encuentran todavía en peligro y no pueden esperar a que haya una nueva institución a cargo de las emergencias. Hay que arreglar de forma urgente las deficiencias que tiene Senapred, en un trabajo que debe ir paralelo al proceso de reconstrucción ya en curso. Del conjunto de ideas creativas que ya hay en carrera para enfrentar futuros incendios, el fortalecimiento institucional de este organismo debe tener prioridad.