Las investigaciones sobre el megaincendio
Tanto el Ministerio del Interior como el de Agricultura realizan indagaciones específicas sobre lo que falló durante la emergencia. Estos procesos deben cumplir con las exigencias de acuciosidad, transparencia y sentido de urgencia, pero además deben conducir a un plan de mejoras urgente.
Las 134 personas fallecidas, 124 de ellas ya identificadas, representan el relato más triste e impactante de la catástrofe sufrida por las comunas de Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana los días 2 y 3 de febrero, cuando un incendio sin precedentes en las últimas décadas arrasó con barrios enteros, destruyendo miles de viviendas y reduciendo a cenizas infraestructura pública que demoró años en materializarse. La reconstrucción de los hogares demorará al menos cuatro años, de acuerdo a las estimaciones más optimistas, pero el daño a la confianza ciudadana en los organismos encargados de enfrentar las primeras horas de catástrofes podría tardar aún más en recuperarse, si el Estado en su conjunto no es capaz de establecer con claridad qué falló en esas jornadas y qué pasos son indispensables para que un desastre de esta magnitud no vuelva a producirse. La investigación reservada del Ministerio Público, que se ocupa fundamentalmente del origen de los siniestros y sus responsables, se suma a las indagaciones internas que tanto el Ministerio de Agricultura, del cual depende Conaf, como el Ministerio del Interior, que mandata a Senapred, realizan para descubrir los errores cometidos en el combate de la emergencia y por qué dispositivos como el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE) no fueron lo efectivos que se esperaban para garantizar la seguridad de las personas que se encontraban en peligro.
Estos procesos deben cumplir con las exigencias de acuciosidad, transparencia y sentido de urgencia, pero además deben conducir a un plan de mejoras e identificar claramente si las personas en funciones clave cumplían con los requisitos adecuados para cargos de tanta responsabilidad. Luego, las acciones sugeridas deberán contar el respaldo político y los recursos indispensables para la implementación de nuevos protocolos, la renovación de los sistemas tecnlógicos y la definición de exigencias más altas a las distintas autoridades vinculadas al tema. Un punto crítico será la persistencia. Tanto el terremoto de 2010 como el megaincendio de 2014 en Valparaíso activaron procesos de mejoras que quedaron truncados, principalmente porque la preocupación inicial dio paso a otras urgencias y las voces de alarma nunca fueron tomadas en cuenta adecuadamente.