Oportunidades tras la catástrofe
La recuperación exige mirar en grande considerando la existencia de valiosos espacios urbanos con bajo aprovechamiento.
Luego del pavoroso siniestro que dejó a miles de personas sin hogar, y que costó al menos 134 vidas, es necesario mirar en grande para acometer la reconstrucción. En primer lugar, hay que evitar que el proceso repita los errores que fueron determinantes en la tragedia, como es el caso de ocupar espacios inadecuados, potencialmente peligrosos. Está ahí, sin embargo, el tema de la falta de terrenos, lo que lleva a ocupaciones irregulares y también ilegales.
¿No hay otros espacios disponibles? Y en ese aspecto está la oportunidad que exige decisión y creatividad.
Tenemos el caso evidente de grandes espacios de baja ocupación en el plan de Valparaíso. Cifras recientes indican que el sector Almendral, que cuenta con 145,74 hectáreas, es lugar de vivienda de poco más de 8 mil personas. No se puede pasar por alto el hecho que se trata de un lugar con plena urbanización y toda clase de servicios.
Lo mismo se puede aplicar a otros sectores de Valparaíso y de Viña del Mar. El Gobierno de Sebastián Piñera planteó una iniciativa denominada Programa de Integración Social y Territorial destinada a rescatar valiosas áreas urbanas de diversas ciudades del país, entre ellas Valparaíso.
Se proponía levantar 20 mil viviendas con una inversión de US$ 1.300 millones. El proyecto, como tantos, se ahogó en el tiempo, pero debe estar en algún vericueto ministerial y es posible rescatarlo y renovarlo mirando la necesidad actual de miles de viviendas.
En el caso de Valparaíso es posible reciclar antiguas edificaciones habitacionales o comerciales y, a la vez, ocupar sitios eriazos y crear nuevos espacios demoliendo aquello inutilizable. La oportunidad es doble. Por un lado, resolver en definitiva demandas habitacionales, y por otro, repoblar Valparaíso, rescatando su potencial de gran ciudad. Lo anterior toma tiempo y las urgencias están presentes a las puertas del invierno, lo que lleva, necesariamente, a soluciones provisorias, que no se pueden convertir en definitivas. Pero la oportunidad está si se actúa con creatividad interesando a los mismos damnificados que incluso están invirtiendo sus escasos recursos en lugares potencialmente peligrosos y lejanos de las ventajas que tiene Valparaíso, que ofrece recuperación con calidad de vida.
La reconstrucción, que no necesariamente implica las mismas radicaciones, exige la tarea de urbanistas, economistas y otros especialistas, dejando de lado confusas responsabilidades donde las urgencias aparecen frenadas por tironeos políticos y cálculos electorales.