Reinaldo Sánchez está pidiendo ayuda
El empresario microbusero enfrenta días difíciles: emplazado por la izquierda, apurado por la barra y golpeado por la delincuencia.
Promulgada a comienzos del presente siglo, la Ley 20.019, que busca regular las Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, prometía llevar al fútbol chileno hacia administraciones eficientes, control con fiscalizaciones externas y responsabilidad jurídica y financiera en los clubes.
Sin enjuiciar el derrotero que han seguido las instituciones, es posible constatar la entrada, con mayor o menos suerte, de actores privados, como alguna vez lo fue el fallecido ex Presidente Piñera en Colo Colo; el despersonalizado fondo de inversión que está detrás de la Universidad de Chile; el Grupo Pachuca de México en Everton; o el empresario Nicolás Ibáñez en Santiago Wanderers, cuya presencia terminó por distanciar a la barra, a los simpatizantes y a la ciudad del club caturro.
Después del estallido social y la pandemia, con un breve interregno encabezado por el abogado Rafael González Camus, el histórico empresario microbusero Reinaldo Sánchez volvió a tomar las riendas del club, tras su expulsión como socio por su presunta responsabilidad en la deficitaria gestión del club que presidió entre 1992 y 2001.
A su conocido estilo apatronado pero ejecutivo, se agregaba la historia de un humilde hombre de esfuerzo, ninguneado de la forma más clasista posible por Eduardo Bonvallet. Fue responsable de la última gran alegría real de los verdes, cual fue el título nacional de 2001, lo que incluso lo catapultaría a presidir la ANFP un año más tarde, ente en el cual tuvo la visión de crear, junto a Jorge Claro, el millonario Canal del Fútbol.
Por lo mismo, su regreso a Santiago Wanderers ilusionó a tantos. Sin embargo, el club se politizó más de la cuenta, con la inclusión en el directorio del propio González (hoy precandidato a alcalde de la ciudad por la extrema derecha) y del actual vicepresidente democratacristiano Gianni Rivera, quien renunció en los últimos días dejándole un mensaje no muy amistoso a su excolega.
Junto a ello, Sánchez debió hacer frente a la crisis del transporte público, instancia en la cual su empresa Viña Bus es apuntada con el dedo por las autoridades, entre ellas el diputado comunista Luis Cuello y el alcalde Jorge Sharp, quienes han desafiado al empresario cuando éste se ha quejado por la inseguridad que viven sus choferes y garitas. El parlamentario volvió a cruzarse esta semana con su hijo Andrés Sánchez.
Hace menos de un año habían robado a su nieto Matías. Ahora fue el turno del propio Reinaldo Sánchez en Reñaca Alto, al ser atacado por delincuentes que le propinaron un violento golpe en la cabeza, por lo que acabó internado de urgencia. Algunos meses atrás, el empresario también fue agredido en su vehículo tras un partido en Quillota, ciudad donde Wanderers suele ejercer de local al no tener llegada con la Delegación Presidencial Regional para usar el Estadio Elías Figueroa.
Con el club estacionado en la Primera B, la barra molesta, su empresa de buses severamente cuestionada, la clara animadversión de las autoridades de turno, su clara identificación política, y la galopante delincuencia, Reinaldo del Carmen Sánchez está hoy demasiado expuesto.
Las autoridades deben bajar un cambio en esta disputa. No sea cosa que terminemos lamentando no haber levantado las alarmas a tiempo.