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del SLEP y el mayor puntaje del servicio en Lenguaje de ese mismo nivel, con 34 puntos por encima del promedio nacional.
Mariangela Vignolo es la jefa técnica de este establecimiento de educación básica que atiende al mayor número de alumnos con condición del espectro autista. Refiere que, en lo académico, además de dedicar muchos esfuerzos a la evaluación de procesos, se implementó en el ámbito técnico pedagógico una modalidad de coordinadores de ciclo, orientada a apoyar la transición de los alumnos desde un nivel a otro, que se ha ido extendiendo entre kínder y octavo.
Los IDPS -como Vida saludable, Formación ciudadana y otros- se trabajan con los distintos estamentos, y en convivencia prepararon un proyecto de formación de estudiantes mediadores. La Superintendencia de Educación capacitó a la comunidad educativa "y este año lo echamos a andar con un pilotaje en quinto básico".
Mariangela Vignolo afirma que "nosotros no trabajamos para el Simce, yo creo que ningún colegio lo hace. Sí familiarizamos al estudiante con el instrumento con que se aplica, porque son pruebas estandarizadas a las que no siempre están sometidos los alumnos".
Innovar en la diversidad
Ximena Acosta fue la profesora desde primero básico del curso del Centro Educativo Florida que se lució en el Simce al crecer 46 puntos promedio en Lenguaje y Matemáticas, por lo que se declara "en shock" con el desempeño de sus estudiantes en este colegio que tiene un amplio Programa de Integración Escolar (PIE) y que también es de alta vulnerabilidad.
"Nuestra escuela es de inclusión. Tenemos cursos especiales y cursos básicos que integran a niños con necesidades educativas especiales. Para nosotros fue un salto muy grande respecto al año anterior, y no nos preparamos para el Simce. Como trabajo con la diversidad, siempre hago mucha innovación, tratamos de utilizar tecnologías y enfatizar en el desarrollo de habilidades", detalla.
"También dimos un gran salto en convivencia escolar, en lo cual hemos trabajado intensamente. Por desgracia, estuvimos tres años sin UTP, que llegó ahora y nos ha ido ayudando y encauzando, pero antes trabajamos prácticamente solos, y así fuimos avanzando hasta que llegaron los resultados que de verdad nos tienen encantados", resume la profesora.
Recursos al banquillo
"Independientemente de los resultados, todos los colegios hacen un trabajo potente con los estudiantes, a quienes les estamos dando oportunidades para crecer y lograr lo que quieren en sus vidas", plantea el subdirector del Liceo Matilde Brandau, Carlos González, quien afirma -y con él coinciden directores y profesores- que "nuestras principales dificultades han sido los recursos financieros que generen las condiciones necesarias para el aprendizaje"
Recuerda que "el año pasado tuvimos una paralización producto de que no estaban los recursos mínimos para atender a los estudiantes, esto ha ido mejorando en el tiempo", pero no significa que las necesidades estén resueltas. Mientras, la directora Alejandra Paredes indica que "para poder llevar a cabo todas las actividades es fundamental que nosotros podamos ejecutar nuestros planes de mejoramiento educativo", que dan respuesta a las necesidades particulares de cada escuela.
Bernardita Fuentes, del Liceo Alfredo Nazar, dice que el primer problema "tiene que ver con los recursos y eso limita mucho nuestra labor; para qué decir los medios didácticos". Luego menciona la baja asistencia escolar, que hizo redoblar el equipo de convivencia para mejorar esos índices, cosa difícil porque muchos apoderados son vendedores ambulantes que se llevan a los niños más pequeños con ellos durante la jornada. Y el tercero es que tras la pandemia han llegado estudiantes que estuvieron no escolarizados o procedentes de escuelas libres, que demandan un trabajo y recursos adicionales para su nivelación.
Eso sí, valora especialmente los nexos con instituciones privadas que ha establecido el director y que les han permitido tener algunos insumos tecnológicos a los que no podían acceder, así como el apoyo de un comprometido centro de exalumnos en igual sentido.
¿con qué nivelar?
"Esto no es nada nuevo, yo pienso que todos tenemos problemas con los recursos, sea de personal o didácticos", dice Mariangela Vignolo. "No contamos con un computador para cada niño, hay que imprimir las pruebas del Diagnóstico Integral de Aprendizajes, que son enormes, ahí gastamos mucho material", y ya saben que no pueden superar el stock disponible.
"Esas son algunas de las dificultades, porque hay niños que con suerte llegan con cuaderno de la Junaeb. Entonces creo que el problema de los recursos es la piedra de tope para todos los colegios", subraya.
En cuanto a los niños que llegan con insuficientes aprendizajes, "el Ministerio envió orientaciones para nivelar, pero otra cosa es con guitarra. ¿Con qué estrategia, con qué personal? Es muy dificultoso tratar de armar algo con lo poco y nada que tenemos, entonces ahí cabe la creatividad, incluidas 'paleteadas' de profesores, como imprimir en sus casas".
"no piedra, sino roca"
La profesora Ximena Acosta complementa: "En los consejos hablamos de este tema, pero yo siento que es pérdida de tiempo porque no nos llegan los recursos. Yo puedo llevar material impreso desde mi casa, o pedirle a un familiar que me regale una resma, pero no es la idea sacar de nuestros bolsillos; esto es educación pública y nos tienen que entregar recursos".
Para la educadora, entonces, el problema de financiamiento, "más que la piedra de tope, es una roca, es la Piedra Feliz. Siendo una escuela inclusiva, nosotros necesitamos gente, especialistas y muchas veces no los tenemos; entonces viene el psicólogo a ayudar y termina atendiendo a toda la población de la escuela porque no nos llega lo que se pide".
Esto, señala, lo siente como "una falta de respeto hacia nosotros como profesionales y hacia los niños, que al final son nuestro foco", por lo que "yo, como profesora que estoy todo el día con ellos, siento que nos olvidamos del foco".
"problemas brutales"
"Nosotros hemos tenido problemas brutales. Me cuesta mucho trabajar en Lenguaje porque no tengo medios como fotocopias; el año pasado, tipo junio o julio, quedamos sin tintas, sin papeles, sin plumones para las pizarras", expone el profesor Miguel Macías, quien destaca la ayuda de la comunidad y los apoderados, ya que "es un trabajo bien a pulso el que se hace".
El docente del liceo de Rodelillo apunta al modelo económico como generador de la vulnerabilidad en medio de la cual trabaja, con una mayoría de apoderadas -no de apoderados- que laboran en la informalidad y abuelitas que tienen que cuidar a tres o más nietos, a quienes no se les puede pedir que vayan a reuniones de curso.
Dice que las carencias configuran finalmente una situación de falta de dignidad para estudiantes y profesores "que dificulta mucho nuestros procesos de aprendizaje". Y enumera las deficientes condiciones de la sala PIE, la reparación tardía del techo, el hecho de que en 2023 estuvieron sin oficina de dirección ni biblioteca porque se acomodaron para salas de clases, o que para realizar reparaciones mínimas en los baños hayan tenido que hacer bingos.
Los problemas materiales los resume en una situación reveladora: "Les pregunté a los alumnos qué pedirían ellos para tener mejor educación, pensando que me iba a encontrar con discursos sobre grandes cambios. No. Mis alumnos pedían pestillos en los baños". 2