LA TRIBUNA DEL LECTOR Diez años del mes de abril
POR RAFAEL TORRES ARREDONDO, DIRECTOR MUSEO BABURIZZA
Abril del año 2014 quedó en nuestras retinas como el año en que el fuego arrasó con parte de nuestra ciudad y de su alma. Miles de damnificados que quedaron con lo puesto, varias vidas perdidas y miles de casas destruidas, junto con los sueños de sus habitantes, fueron el resultado de un incendio que hasta ese momento no tenía parangón. Lamentablemente, ya tiene un símil en el incendio de Viña del Mar. En suma, el abril de 2014 es para olvidar en muchos sentidos.
Pero como todo en la vida, los hechos siempre tienen al menos dos lecturas, y en mi caso es un mes para recordar, aunque también de manera positiva. En los primeros días de ese abril mencionado se reunió el directorio de la Corporación Museo de Bellas Artes de Valparaíso, y en esa sesión me designaron, por la unanimidad de sus integrantes, como el nuevo director ejecutivo de la entidad. La función se aplica para la Corporación y el Museo. Desde entonces y hace ya 10 años, soy el director del Museo de Bellas Artes de Valparaíso, el palacio Baburizza. Es un honor y una responsabilidad que nunca imaginé ocurriría, aunque en el fondo de mi corazón, desde niño anidé. El palacio y su maravillosa arquitectura, siempre me produjeron una especial admiración y un interés por conocerlo más y mejor. Ha sido y es una referencia de mi historia familiar y personal, ya que viví en el cerro Alegre, cerca del recinto, y fue un paso más que obligado, era un lugar de reflexión y motivación.
Siempre visitarlo me resultó muy entrañable. Desde siempre encontré en la "niña del Atkinson" la imagen de la historia de Valparaíso, que nos muestra cómo se ha desarrollado la ciudad. Obras como las de Rugendas, Somercales y Swinburn nos han permitido comprender el cómo se fue formando la ciudad. La colección del museo es una línea de tiempo de la pintura chilena y de la historia porteña.
Pero ser el director de la última década ha sido uno de mis mayores desafíos profesionales y uno de los más lindos y valiosos tiempos personales. Una experiencia extraordinaria que me ha permitido aprender mucho del desarrollo de las bellas artes en nuestro país; formar y dirigir un excelente equipo humano, con mística, compromiso y dedicación sin igual. Han sabido acompañarme en decenas de proyectos, todos destinados al mejor y mayor bienestar del museo y de todos quienes lo visitan y disfrutan anualmente.
He compartido en este tiempo con dos alcaldes de la ciudad, Jorge Castro y Jorge Sharp, respectivamente, cuyo respeto y generosidad con mi trabajo y deferencias con mi persona me han permitido avanzar sin encontrar oposición, sino que, muy por el contrario, han hecho mucho más llevadera mi gestión. Lo mismo reconocer a los tres concejos municipales que han apoyado y también fiscalizado mi labor, toda vez que ella repercute en un bien municipal de uso público. A todos ellos mi público agradecimiento.
A lo largo de este tiempo me he dado a la tarea de crear un nuevo catálogo razonado de las colecciones del museo; crear salas temáticas dedicadas a Ana Cortés y otra a Juan Francisco González; presentar grandes muestras temporales, como la de Picasso, la de Sergio Larraín o la de Martín Gusinde, entre más de 50 exposiciones, que han tenido cientos de miles de visitantes a lo largo de ellas. Junto al equipo hemos creado la sala de Mediación y hemos habilitado el museo para que la comunidad en su conjunto y sin distingo, puedan disfrutar del museo y sus colecciones. Especial énfasis he puesto en desarrollar herramientas pedagógicas y también de inclusión, dos necesidades básicas de un museo público.
He podido imprimir un sello de colaboración del Museo Baburizza con todas aquellas acciones relacionadas con el desarrollo de la ciudad, somos un vecino comprometido y participativo de ferias, talleres, muestras, mesas de trabajo, en fin, en todo donde se nos convoque en nombre de Valparaíso.
Creo que al evaluar esta década a cargo de uno de los más importantes museos nacionales, puedo estar conforme con lo realizado. Siempre habrá aspectos que mejorar y errores que evitar volver a cometer, pero en la sumatoria puedo decir abiertamente que tengo la tranquilidad de haber he estado a la altura de lo encargado y cumplido con aquello con lo que soñé desde niño. Debo dar gracias también a la memoria de mi madre, por estimularme siempre en este interés por lo cultural, y también a la Providencia en la que yo creo la oportunidad que la vida me ha entregado. Han sido diez maravillosos años de mi vida, que volvería a vivir sin ninguna duda. Aunque la frase no es mía, puedo ocuparla para decir que "doy por vivido todo lo soñado".