Rafael Torres describe los desafíos de estar al frente del Museo-Palacio Baburizza
Esta semana cumplió 10 años como director ejecutivo, y adelanta lo que se está preparando para el 2025.
"Ha sido una década muy bonita en lo personal y en lo profesional", dice Rafael Torres, director ejecutivo del Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso - Palacio Baburizza, quien el 15 de abril de 2014 arribó al cargo bajo la administración del alcalde de la época, Jorge Castro; siendo ratificado por su sucesor, Jorge Sharp, con quien, dice Torres, "he creado una relación de amistad, producto del respeto y valor que le asigna a mi trabajo".
A la hora de profundizar en el balance, el reciente magister en Patrimonio de la Universidad de Valparaíso comenta que "estar en este museo es como un sueño cumplido. Es un lugar extraordinario, una oportunidad que uno puede encontrar en lo profesional muy importante y también porque me ha permitido crecer, perfeccionarme, aprender de cosas que no manejaba tanto".
A ello se suma el "ser responsable de una de las colecciones públicas más importantes en Chile, y de un espacio que es eminentemente referencial de la ciudad. Cuando uno dice Museo Baburizza o muestra la edificación en una foto, inmediatamente hay una asociación con la ciudad y con su patrimonio. Entonces, me siento responsable de alguna manera de eso. Es un desafío, y me he sabido adoptar al cambio".
Por ejemplo, cuando en 2015 el ascensor El Peral -principal medio para llegar al recinto- estuvo cerrado; el estallido social del 2019 y la pandemia entre 2020 y 2022, por nombrar algunos cambios.
Aprendizajes
"Los museos son proyectos de largo alcance en el tiempo, la dirección de un museo suelen ser instancias que se proyectan, porque son cambios que van llevando tiempo en su ejecución", asegura Torres.
Sobre todo cuando los recintos tienen colecciones estables, por lo cual siempre deben innovar en sus propuestas; y no sólo eso, sino también adaptarse a los tiempos, donde se necesita que este tipo de lugares sean accesibles tanto para las discapacidades físicas como para las neurodivergencias.
"Nosotros tenemos varios tipos de público. Hay públicos que tienen un grado de cercanía y fidelidad con el museo, que está determinado por momentos de la vida y circunstancias; desde luego, todo el espectro de estudiantes en las distintas etapas de los aprendizajes que tienen el museo como un pie forzado; y después está el público adulto mayor, con más tiempo disponible y buscando intereses que encuentran en el Museo y sus actividades un espacio", describe Torres.
"Pero hay un público que nos resulta un poco esquivo, que tiene que ver con la inmediatez que están viviendo y que todo, además, es a través de la pantalla que es este público adolescente y juvenil", detalla.
En ese sentido, explica que "nosotros no éramos precisamente un museo digital, ni muy tecnológico hasta antes de la pandemia". Y reflexiona: "Creo que con el tiempo vamos a poder encontrarle algunas cosas positivas a la pandemia en su desarrollo; y en el caso particular del museo fue esmerarnos en encontrar nuevas formas de comunicarnos y ahí lo digital cobró fuerza. De hecho, y así nos reconocieron y fue muy bonito, el Baburizza fue uno de los museos que, en el país, dio primera respuesta a la pandemia: a las tres semanas del primer confinamiento ya estábamos con exposiciones virtuales".
Eso les permitió entender que hay nuevos medios para acercarse a la población, y es así como ahora, además de redes como Facebook e Instagram, también generan contenido para Tik Tok. "A mí me encanta cuando un joven, un adolescente te dice 'ay, yo los he visto en TikTok', quiere decir que hemos estamos haciendo la pega bien".
Otra cosa que ha trabajado Torres durante su administración ha sido el tema de la inclusión, pues "es un imperativo de cualquier espacio público como un museo". "Pero -sigue- para nosotros ha sido un tema de vida institucional, sobre todo del último quinquenio, esforzarnos en ser un lugar absolutamente apto para cualquier persona".
"Partimos trabajando con la comunidad sorda. Luego, la pandemia nos abrió a la comunidad ciega o de baja visión y, ya hace algunos años también, venimos trabajando con la comunidad de neurodivergencias, donde hay un trabajo muy potente y pensado con niños, niñas, adolescentes y personas mayores con síndrome de Down, con trastorno del espectro autista y otras neurodivergencias que requieren una atención especial a la hora de venir al museo", pormenoriza el director ejecutivo del Baburizza.
"Ahí trabajamos en adaptar a nuestro equipo, nuestros productos y nuestra experiencia museal a los requerimientos que cada una de estas comunidades tienen", sostiene. En este sentido, por ejemplo, "hemos creado una sala de contención. Lo que suele pasar, sobre todo a un niño o niña TEA, es que se agobian y para esto tenemos esta sala".
Pero, ¿qué se hace para seguir atrayendo el público local o que ya ha ido al museo? Para Rafael Torres la respuesta es simple: las muestras temporales -como la del Taller 99 que hubo durante el verano, o la de Picasso (2015)-; los conciertos, y cursos. Además, de estar siempre innovando en los relatos museográficos -como tener visitas guiadas para conocer a las Mujeres del Baburizza-, o salas nuevas. "Los museos somos dinámicos, hacemos bastante más que solo exhibir obras y ahí es donde está la invitación", dice Torres.
Los planes
Los museos, al igual que otros centros culturales, deben planificar con tiempo sus actividades. Es así como el director ejecutivo del Baburizza, Rafael Torres, adelanta que el "gran hito" del 2025 es que "vamos a celebrar los 130 años de la creación del Museo de la Pintura de Valparaíso, lugar de origen de este museo".
Rememora que "sería Alfredo Valenzuela Puelma quien, en ese tiempo, constituye este Museo de la Pintura de Valparaíso, que tuvo un primer domicilio en el Teatro de La Victoria, que fue transformándose hasta que se convierte en Municipal".
Para festejarlo, la idea es hacer "grandes muestras temporales, pero también creemos que es el momento para reeditar nuestro catálogo de la colección permanente". Esto, debido a que "hemos enriquecido los contenidos, hemos datado más artistas con fechas de obras, momento histórico y artístico. Queremos que quede un testimonio", sostiene.
También, con el equipo, están pensando que "a lo mejor, puede ser una oportunidad para hacer una sala específica en el caso de la colección de la obra de la Escuela de Barbizon. Tenemos un conjunto de 21 obras que hemos caracterizado y hemos hecho una lectura interpretativa de estas obras", comenta.
"Además, seguir profundizando el trabajo de la inclusión, la equidad de género y, sobre todo. seguir siendo, como me gusta definir a mí al museo, el vecino mayor que siempre está dispuesto a colaborar con la ciudad y siempre está aportando a las iniciativas en que nos convocan", afirma.
"Personalmente siento que tenemos la responsabilidad de estar cada vez que nos convocan el nombre de Valparaíso (...). No necesariamente por figurar, o por publicidad, es porque siento que tenemos una responsabilidad: es el Museo de Bellas Artes de la ciudad el que es convocado y creo que, en algunas instancias, la presencia del museo también genera ciertas condiciones de prudencia y de una mirada más de largo aliento que ayuda", manifiesta, refiriéndose, por ejemplo, a la Bienal.
"Hoy día tenemos esto a la vista: celebrar los 130 años, fortalecer lo que venimos haciendo, seguir sumándonos a lo que nos convoque y seguir siendo este verdadero faro que es el museo", finaliza Rafael Torres. 2
"Para nosotros ha sido un tema de vida institucional, sobre todo del último quinquenio, esforzarnos en ser un lugar absolutamente apto para cualquier persona".
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