LOS MARTES DE DON DEMETRIO
POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
En los martes pasados he tratado de hacer una narración de los hechos importantes acaecidos durante el viaje oficial que el ex Presidente Lagos hizo a Japón cuando me desempeñaba como embajador de Chile en Tokio. Existen varios más que sucedieron en esa oportunidad, como la comida oficial que le ofreció el entonces Primer Ministro Koizumi - donde se produjo un diálogo que dio un impulso extraordinario a lo que sería después el acuerdo de libre comercio-, la recepción que 125 parlamentarios dieron en honor del Presidente de Chile y sus acompañantes o la cena íntima final de la delegación nacional con Lagos a la cabeza. Por espacio, me veo privado de hacerlo. Señalo sólo que en esos eventos hubo momentos no exentos de humor y donde el Jefe del Estado demostró que él no carecía de aquel.
Lo que sí no puedo dejar en el tintero es recordar que en esos días Chile era miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde se discutía la intervención de la organización en contra de Irak. El voto de Chile en el Consejo resultaba fundamental para aprobar esa idea y el Presidente se oponía a aportar el respaldo chileno, sosteniendo que a él no se le habían proporcionado antecedentes suficientes para dar verosimilitud al hecho que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. La presión sobre Lagos era feroz, pues sin el voto de Chile la resolución respectiva no se podía aprobar. Estando en su habitación en el Hotel en Tokio presencié cómo recibía llamados telefónicos de los más variados líderes occidentales. Estuve allí cuando lo contactaron los jefes de Gobierno de Brasil, España, Francia y Gran Bretaña. El siempre, con mucha calma y con gran base argumental, repetía en el fondo la misma idea: "Denme pruebas creíbles que Irak posee armas de destrucción masiva y yo voto afirmativamente. Mientras ello no suceda, no cuenten con el voto de Chile". Siempre estuvo en contacto diario con el embajador en Naciones Unidas, Juan Gabriel Valdés, quien lo mantenía al tanto del desarrollo de los hechos en el Consejo de Seguridad. Al final, Chile no dio su voto al proyecto de resolución respectivo, por lo cual Naciones Unidas no aprobó una intervención directa. Posteriormente, terminada la guerra declarada contra Irak por algunos países -básicamente Estados Unidos- hubo la comprobación que Ricardo Lagos tenía razón, pues no se encontraron allí armas de destrucción masiva. Lo que deseo destacar es la seguridad y firmeza con que el Presidente de Chile argumentó ante los otros líderes, y lo hizo con ideas sólidas de fondo y claras en la forma.
En cuanto a lo acotado, resulta interesante traer a colación la conversación que tuvo con el Presidente de España. Al inicio del diálogo telefónico este le preguntó cómo le había ido en Japón. Lagos le hizo un resumen de las actividades que había tenido en Tokio. Le añadió que estaba muy contento con lo acaecido en la capital nipona y que al día siguiente volaba a Corea para firmar allí un acuerdo de libre comercio. Aznar le consultó: "¿Y vas a firmar con Corea del Sur o con Corea del Norte?", lo que produjo una carcajada en don Ricardo, a lo que el español añadió "es que en materia de libre comercio, ustedes los chilenos son capaces de todo".
Para terminar con lo internacional no puedo dejar en el olvido una conversación tenida en Montevideo con mi buen amigo Jorge Batlle, ya fallecido, cuando él ya había dejado de ser Presidente de aquel país. Me dijo: "Tengo en mi casa cientos de fotografías con los más diversos líderes del mundo. Todas están archivadas en álbum, a excepción de una: la que tengo con Lagos. Esa está en el living de mi casa. Era lejos el mejor de todos nosotros", haciendo referencia a los Presientes que hubo en esa época en América Latina. Juicio de un ex jefe de Estado que era en extremo inteligente y respetado.
El lector al terminar de leer la narración que he hecho en tres entregas sobre lo acaecido en Tokio cuando estuvo allí el entonces Presidente Ricardo Lagos, se preguntará: ¿por qué los artículos han llevado el título de sensei delante del apellido de aquel? Aclaro que sensei es el nombre que se da a los maestros de enseñanza. Pero por sobre ello es el título honorífico que los japoneses conceden a ciertas personas que han sido líderes del país por años y que se han destacado por su sentido del cumplimiento del deber, que han llevado una vida pública y personal impecables, que tienen el respeto de tiro y troyanos, que han aportado en forma sustantiva al desarrollo y crecimiento del país en las áreas que le son propias, que sus condiciones humanas sobresalen latamente sobre el resto de la ciudadanía y que han sido a través de su existencia seres que han guiado en forma señera al grupo social en que han participado. Es por ello que desde el momento en que Ricardo Lagos dejó de ser Presidente de la República yo lo llamo Lagos sensei. Pocos chilenos en nuestra historia cumplen más cabalmente con las características indicadas que él. Es un hombre al cual el país le debe mucho y es una especie de espejo en el que todos los chilenos y chilenas debemos mirarnos para ser honestos, trabajadores, decentes y tener amor por Chile en las áreas en los que nos toca desempeñarnos. Espero que, aunque ya no participa en la política diaria, su sola presencia sirva como faro luminoso que siga orientando a quienes tienen distintas responsabilidades en la conducción política del país. Los chilenos contemporáneos cometimos uno de los errores más grandes de nuestra historia al no dar los pasos necesarios para que él fuera nuevamente candidato a la Presidencia. Otra cosa habría sucedido en este país. Pero eso es pasado. Hoy lo sustantivo es reconocer lo que este estadista significó para Chile y rendirle en vida el homenaje justo que se merece. ¡Que Dios te bendiga estimado Lagos sensei y gracias por todo!