RELOJ DE ARENA
La Citroneta irrumpe en los años 50 del siglo pasado. Y no en las calles y caminos, sino que en un filme francés perfectamente aterrador, "Las Diabólicas", con Simone Signoret y Véra Clouzot, dirigido por Henri-George Clouzot. La cinta es una laureada producción del cine negro.
Allí, en las pantallas en blanco y negro, vemos como un cadáver es transportado en una Citroneta furgón.
El comentario que acompaña al viejo DVD del filme afirma que "fue un éxito a nivel mundial en 1954 y, aun hoy, Las Diabólicas sigue causando perturbación y horror". En fin, no le vamos a contar el cuento completo. Lo puede usted encontrar en alguna de esas plataformas digitales donde hay de todo.
El hecho es que hace 70 años comienza popularizarse en Chile la Citroneta, por cierto, sin cadáveres en su interior y producida en el país, réplica de lo que en algún momento se llamó "el milagro francés", creado en 1948. Armada en Arica, con el 40 por ciento de material nacional. Decisiva contribución al sueño de muchos del "auto propio", conquista social más cercana que la cada vez más lejana casa propia.
Huachipato
A raíz del anunciado cierre de Huachipato y una masiva cesantía, todo ello debido a los bajos precios del acero chino, la Comisión Antidistorsiones estableció una sobretasa a las importaciones de ese producto, con lo cual esa industria puede mantener sus hornos encendidos, pues su acero, nacional, ya no está amenazado con los precios de realización del metal oriental.
La medida de protección ha causado polémica entre los feligreses de la libre importación que, como se sabe, ha ahogado muchas industrias nacionales.
Se recuerda como de hecho la Citroneta, un modelo francés modificado, podía acceder a franquicias tributarias nacionales y así competir con estupendos vehículos importados gravados con altos impuestos. Maligna distorsión para algunos economistas.
Sobre el tema ha surgido una interesante y entretenida polémica en cartas de lectores en páginas de opinión de los diarios. Algunos añoran la Citroneta, en tanto Leonardo Hernández, académico de la Escuela de Administración de la Universidad Católica de Santiago, pregunta:
- "¿O se nos olvidó el intento de desarrollar una industria automotriz en Chile, donde fabricábamos autos caros y malos? (Otros ejemplos, por nombrar algunos, son los autos de Europa Oriental: los Travant ex-RDA y los Lada de Rusia)."
Alude luego a cartas de dos lectores que recuerdan románticamente a las Citronetas "que, junto a los Travant, son hoy ítems de colección, pero convengamos que su prestación dejaba mucho que desear comparados con autos alemanes, japoneses o americanos de la época".
Los admiradores
¿Eran tan malas las Citronetas? De las cartas de varios lectores fluyen experiencias más que positivas. Como la de Raimundo Covarrubias R. Relata que fue dueño "de la gran AX-330" y que en pocos días recorrió, a lo largo del país, 2.640 kilómetros "sin ningún tropiezo".
Se habla de "prestaciones". Bueno, tenía la fundamental, andaba con su motor de dos cilindros enfriado por aire. Si no partía, mal que amenaza a las mejores marcas, tenía el recurso de los primeros automóviles, una manilla que se insertaba en la parte delantera y al dar vueltas producía el milagro de resucitar el motor caprichoso.
Los repuestos
La obtención de repuestos no era problema, pocos y fáciles de encontrar.
Tengo una larga experiencia en automóviles de conocidas marcas norteamericanas y europeas comprados de segunda, tercera y cuarta mano. "Seminuevos", como se dice ahora. En busca de repuestos conocí el Santiago Profundo, todo ello antes de que comprara una simple Citroneta con repuestos hasta en el almacén de la esquina, exageración claro está, y aprecios razonables.
Se le sacaban los asientos posteriores y se convertía en una buena camioneta. En fin, no tenía radio, aire acondicionado, pantalla para visión posterior ni vidrios automáticos.
Hubo varios modelos, la 2 CV, el furgón modelo "Les Diaboliques", hasta una de uso militar en el desierto que permitía el montaje de un pequeño cañón.
Ahora, sin comparamos su precariedad de hace décadas con los modelos que en los fatídicos 30 años nos comenzaron a llegar de todo el mundo y hoy nos agobian, la Citroneta se queda muy, pero muy atrás en prestaciones.
Pero tenía el mérito de caminar y de haber movilizado a generaciones que la recuerdan con satisfacción. Hasta se han formado nostálgicas agrupaciones de antiguos propietarios del vehículo.
Y situando su frugal humanidad de hace 70 años en el día de hoy, encontraríamos que tiene el mérito de no interesar a esos malandrines actores de portonazos que roban, más que nada, marcas de alta gama y de múltiples prestaciones que ni siquiera saben usar.