Pese a las distintas medidas adoptadas para enfrentar las contingencias, EFE Valparaíso comienza a sentir en su imagen el impacto de los reiterados problemas que presenta su servicio actual, afectado por tiempos de viaje más largos y el continuo colapso de los vagones debido a la gran cantidad de pasajeros que llega a usar el servicio en los horarios peak o, como esbozan algunos pasajeros, la falta de trenes dobles en aquellos momentos de mayor afluencia, principalmente en las mañanas. Estas deficiencias momentáneas -porque están asociadas a la construcción de la nueva estación Valencia y algunas obras complementarias en otros puntos de la red- se suman a la proliferación ya descarada de comercio ambulante y cantantes callejeros, que en combinación con los problemas descritos arriba, configura una experiencia de viaje desagradable y cansadora, principalmente para la tercera edad.

Lamentablemente, la modernización de los sistemas de pago, la limpieza generalizada en las estaciones o ideas tan elogiables como el Bibliometro, no alcanzan a compensar los problemas descritos más arriba y muchos pasajeros comienzan a pensar que quedaron atrás los tiempos en que viajar en Metro de Limache a Valparaíso era una vivencia totalmente distinta a la que ofrecía el resto del transporte público regional. La cifras de la empresa exhiben, por ejemplo, que la primera semana de marzo cerró con 64.945 pasajeros diarios transportados, un 21% menos que en igual período del año pasado, y la segunda semana se produjo un incremento en la afluencia, llegando a los 85.187 pasajeros, un 5 por ciento menos que en 2023. ¿Qué pasará cuando la red se vea aumentada con la estación Valencia o con los pasajeros de la extensión a Quillota? Son escenarios que se encuentran a años de distancia, pero la empresa debería abordarlos con prontitud y eficiencia para que el servicio se mantenga distante de la mala evaluación que recibe el resto del transporte público.

Es preocupante para el sistema de administración de justicia que la Comisión de Libertad Condicional de Valparaíso acogiera 5 de las 536 solicitudes de internos que postularon al beneficio correspondiente al primer semestre del año. Sólo el 1% logró que su petición fuera aceptada en esta extensa región que concentra nueve unidades penales y es la segunda más grande luego de la Metropolitana.

La libertad condicional, al igual que los permisos penitenciarios (salida dominical, de fin de semana y diaria), forma parte del sistema de progresión penitenciaria y medio natural de descompresión carcelario que ajusta los flujos de ingresos y egresos, que se caracteriza por dar mayores espacios de libertad a quienes demuestran avances importantes en el proceso de reinserción social (conducta, educación y trabajo), de manera de prepararlos para sus vidas extramuros.

El sistema estimula que los privados de libertad tengan una vida conforme a las normas sociales, con pruebas concretas de cumplimiento en esos espacios de libertad que logran en forma paulatina, y son revocados cuando no se cumplen los fines deseados.

El efecto de la prisionización de una persona que cumple una pena privativa de manera íntegra, sin dar pruebas de una vida conforme a derecho en espacios públicos de libertad, es como pedirle a un animal salvaje que demuestre domesticidad. La experiencia nos dice que esto acarrea la existencia y permanencia de conductas antisociales con ciertas manifestaciones de reincidencia delictual futura.

Si sólo ingresan personas a las cárceles, no sólo se incrementará el indigno hacinamiento, sino que se requerirán nuevas cárceles para albergar a los futuros condenados.

Las siguientes cifras evidencian un problema estructural en el otorgamiento de las libertades condicionales que debe ser estudiado, pues regiones más pequeñas en densidad poblacional concedieron más que la nuestra: Aysén (16%), Iquique (19%) y Concepción (15%).

Una vez que nos informamos que sólo 5 solicitudes fueron acogidas, nuestro equipo de defensa penitenciaria comenzó a revisar las 531 rechazadas, una por una, para determinar si amerita presentar los correspondientes recursos de amparo a su favor, como lo venimos haciendo en forma rigurosa desde el 2021, año en que comenzó a registrase una considerable baja en las solicitudes aceptadas, tras la bullada acusación constitucional en contra de una ministra de la Corte de Apelaciones que presidió la Comisión de Libertad Condicional de Valparaíso.