El casi 13% que obtuvo el economista Franco Parisi en las últimas elecciones presidenciales, con un inesperado apoyo en la zona norte, desde Arica y Parinacota hasta Coquimbo, y que lo situó sólo por detrás de José Antonio Kast y Gabriel Boric, los candidatos que accedieron al balotaje, creó en el inconsciente colectivo la idea de que el Partido de la gente (PDG) era una nueva fuerza en sí misma, lo que lastimosamente, para sus intereses, no logró consolidarse en los sucesivos procesos constituyentes.

Con todo, Parisi se ha convertido en un constante opinólogo de la ciudad y la región, ya sea desde sus mágicas fórmulas de lo que él llama "la democracia digital" -que no es otra cosa que la validación de la lejanía física-, o directamente vetando o proponiendo nombres, como pasó con la expulsión del PDG del diputado Gaspar Rivas, luego de que apoyara a Karol Cariola como presidenta de la Cámara; o con Juan Marcelo Valenzuela, integrante del programa "Bad Boys", a quien considera la mejor carta posible para la alcaldía de Valparaíso.

Pero sus afanes lo han llevado hoy a ir un tanto más allá y apoyar al consejero regional independiente, Manuel Millones, como candidato a gobernador regional de Valparaíso, como también a hacer un llamado por un candidato único de la centroderecha para Viña del Mar y Concón. Ello puede ser interpretado, más que como un legítimo convencimiento de que otros partidos tienen mejores nombres, en que está dispuesto a sacrificar y omitirse en todas las comunas posibles de la zona con tal de que el sector cierre filas en torno a Valenzuela como candidato único para competir con Jorge Sharp, o su reemplazante si es que éste no va, y el ganador de las primarias del oficialismo. Al alcalde Sharp lo ha denostado de todas las formas posibles -algunas, con razón; otras, pasándose de rosca- sin conseguir ubicar ni diferenciar a Valenzuela del candidato republicano, Rafael González. Por ello su reunión de marzo con Rodrigo Galilea (RN) y los constantes guiños a ChileVamos asoman como claves.

En enero pasado, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso anticipó la puesta en marcha de la tan ansiada jornada de 40 horas laborales plasmada en la Ley N° 21.561. Este hito demuestra el compromiso de la PUCV con el bienestar de sus trabajadores y marca un precedente significativo en el ámbito académico y laboral del país.

Y es que a lo largo de casi un siglo, nuestra universidad ha sido testigo y protagonista de la historia republicana y ha materializado un número relevante de logros y transformaciones institucionales, fruto del trabajo y la dedicación de miles de personas que han pasado por las aulas, oficinas, pasillos y laboratorios de nuestra casa de estudios.

Los fundadores de la PUCV legaron una misión que se ha fortalecido con la inspiración del Magisterio de la Iglesia. Nuestros estudiantes, profesores, investigadores, profesionales y personal de administración y servicios, han dejado una huella indeleble en la construcción de una universidad que se destaca por su excelencia académica y su vocación pública: somos la universidad más grande de la Región de Valparaíso y una de las cinco mejores del país al alcanzar los siete años de acreditación. Los valores institucionales se han plasmado en un profundo respeto por la dignidad de las personas. Este factor ha sido determinante para asumir y fomentar relaciones laborales sanas, basadas en la confianza, el mérito, la integridad y el desarrollo del talento. Es así que nos esforzamos por ser pioneros en materia de bienestar laboral, promoviendo la conciliación entre la vida personal, familiar y profesional.

Los recientes cambios en materia laboral, como la "Ley de las 40 horas", la "Ley de Conciliación Laboral" y la próxima entrada en vigencia de la denominada "Ley Karin", presentan nuevos desafíos para la institución. En la PUCV, hemos estado a la vanguardia para adaptarnos a estas normativas. Seguiremos buscando -proactivamente- fórmulas innovadoras que permitan mantenernos como una comunidad de excelencia que aspira a ser un referente en materia de buenas prácticas laborales.

Seguiremos trabajando incansablemente para fortalecer nuestra convivencia interna, consolidar la excelencia académica, ampliar nuestra incidencia en la sociedad y promover el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones, junto con un servicio integral y de calidad. El objetivo: formar profesionales y graduados íntegros y comprometidos con el bien común, capaces de liderar con optimismo los cambios que necesita nuestro país.