El lunes de esta semana, el gobernador regional Rodrigo Eduardo Alexis Mundaca abrió los ojos, siempre abrazado a su osito de felpa, y se acordó de que estaba de cumpleaños: 63 años no es poca cosa. Después de revisar el sitio web de su AFP para ver si había alguna sorpresa feliz (cosa que no fue así porque debe tener cualquier laguna), citó a su adlátere, psicólogo y nutricionista Rodrigo Eduardo Faúndez para revisar la agenda de la semana.

Juntos, repasaron el episodio vivido con el director ejecutivo de la Fundación Piensa, Juan Pablo Rodríguez, el jueves anterior en el Duoc UC Cousiño de Valparaíso para el lanzamiento del suplemento Puertos & Logística de El Mercurio, al cual asistieron todas las autoridades portuarias de la región para escuchar las exposiciones de Daniel Fernández (Camport), Mabel Leva (Conecta Logística) y el senador Alejandro Kusanovic. Mundaca daría las palabras de bienvenida. Como decía Carlos Pinto, nada hacía presagiar la pesadez que le lanzaría a Jotapé, quien pocos días antes había calificado la gestión del jefe regional como "irrelevante" en la prensa.

"Y, para los amigos de Piensa y especialmente Juan Pablo Rodríguez, les comento que este "irrelevante" gobernador ahora viajará a Nueva York con el canciller Van Klaveren para traer la sede del BBNJ a Valparaíso", dijo con sorna. Poco rato después, al partir Mundaca, Rodríguez lo atajó en un pasillo e intentó hacerle entender que se trataba sólo de una "crítica política". El viejo Munda sólo levantó su ceja izquierda y siguió de largo. Todo había sido consumado, como reza el Nuevo Testamento.

Acaso por ello, esta semana Faúndez le cambió al belicoso gobernador la Fanta extra azúcar por Kem Piña Zero y le restringió drásticamente el consumo de pichanga y chicharrones, de los cuales el exvocero de Modatima había encargado dos cajas para celebrar los autogoles de la derecha en su intento de competirle por la Gobernación. Según fuentes cercanas al jefe regional, su teoría sobre lo que acontecerá con la UDI en la zona es como la historia de la culebra que comenzó comiéndose su propia cola, luego siguió con la parte ventral -incluidas sus escamas romboidales- hasta que finalmente se autozampó entera, incluida la cabeza, y terminó por esfumarse, ¡puff!

En eso estaba cuando el bueno de Faúndez, después de cocinar durante días en su zaquizamí, apareció con una bonita torta adornada con fotos del propio Mundaca estilo "Cartagena Vice", bajo la leyenda "Feliz cumpleaños, gobernador ingobernable". El duro de Mundaca sintió algo desconocido y húmedo en sus ojos, pero no hizo caso y aprovechó el momento para lanzar oficialmente su cuenta de Tik Tok (@rodrigo.mundaca.cabrera). Su like es mi sueldo.

Cerquita de ahí, en calle Condell 1490, nuestro héroe alternativo, Jorge Esteban Sharp, optaba por un cambio radical en sus redes sociales ahora que quiere ser senador. Y el gesto no fue menor: reemplazó su despeinado avatar de Twitter (ahora se llama X, me corrige el director municipal que filtra todo esto) por una imagen con corbata. No fue todo. Como en el hemiciclo parece que la cosa es más seria (aunque hay algunos que hasta han sido abducidos), Sharp quiso darle un tinte más académico a su lema de presentación, trocando una mañosa cita apócrifa de Ho Chi Minh ("Toda la gloria del mundo cabe en un grano de arroz") por una grandilocuente cita en latín, Omnia sunt communia! ("Todo es de todos"), una oda contra la propiedad privada o algo así.

Acaso por lo mismo, el "círculo de lata" del alcalde se dividió entre los taniamadriaguistas y los carlameyeristas, imponiéndose esta última por detalles que pocos pueden explicar. Carla Meyer, actual directora de desarrollo comunal (Dideco), licenciada en Trabajo Social de la Universidad de Valparaíso y exdocente de la UNAB y la UVM, tiene una larga trayectoria en el municipio al cual arribó junto con el alcalde Sharp, su principal promotor.

Si se da todo como está planeado, con la caída de la reforma al sistema político y la posibilidad de que Sharp aspire al Senado desde un movimiento pequeño como Transformar, Carla Meyer sería proclamada como candidata a la alcaldía porteña en la sala Rivoli de la calle Victoria cuanto antes.

Pero si de soñadores se trata, en la lista de patrocinios del Servel aparece inscrito como precandidato el excapitán de Ejército Augusto Pinochet Molina, nieto del caballero, quien saltara a la fama en 2006 al ser dado de baja por un incendiario discurso en la Escuela Militar ante la entonces ministra de Defensa Vivianne Blanlot durante las exequias del exdictador.

Fundador de una entelequia llamada Orden Republicana mi Patria, alguna vez vicepresidente de Fuerza Chile y ahora en representación de Alianza Libertaria, Augusto III junta firmas para ir como independiente por la Gobernación Regional de Valparaíso a competirle nada menos que a... Rodrigo Mundaca, quien, junto con alegar por lo aguachenta que está la Kem Piña, le encarga a Faúndez investigar si aquello es cierto.

Así, el pobre Faúndez, quien a esa hora figura entumido en la calle esperando por la llegada del delivery de comida haitiana que se le antojó a su jefe, da en su teléfono con el sitio www.apm2025.cl y, por error, parece que es el primero en patrocinar la candidatura.

Mundaca, con ceño fruncido, vigila desde la ventana, mientras de fondo se escucha La vida es una moneda, de Baglietto, con Fito Páez en teclados.

El delivery aún no llega.

Tengo para mí que los problemas más serios del sistema político chileno comenzaron en mayo de 2015 con la publicación de la Ley N° 20.840, que reemplazó el sistema electoral binominal por el método proporcional D'Hondt en la elección de diputados y senadores. Lo anterior no porque el sistema binominal sea particularmente bueno (de hecho, no pocas veces conducía a la sobrerrepresentación de minorías en el Parlamento), y tampoco porque el método D'Hondt sea especialmente malo. En rigor, no hay sistemas electorales buenos o malos a priori, pero es innegable que desde ese año lo que se ganó en legitimidad democrática se perdió en estabilidad política.

A partir de 2015 la sala de máquinas (por usar la famosa expresión de Gargarella) comenzó a inundarse y hoy nos tiene con el agua hasta el cuello.

De un robusto sistema bipartidista como el estadounidense, pasamos a una fragmentación de partidos políticos que dificulta la gobernabilidad del país. Y de una ciudadanía acostumbrada a la rendición de cuentas por parte del gobierno de turno, pasamos a una plebe cansada de las mentiras, promesas incumplidas y de la corrupción galopante. Antes que rendición de cuentas, el pueblo está cada vez más interesado en "ajustar cuentas" con el Presidente y con la clase política en general.

En este escenario más bien oscuro, el referéndum revocatorio se alza como una opción interesante para abordar la actual crisis institucional, pues presenta varias ventajas: a) es un mecanismo de democracia directa; b) permite la participación efectiva de la ciudadanía; c) es una forma de control político de las más altas autoridades; d) permite al pueblo divorciarse de los malos gobiernos de turno; y e) parece más eficaz que la acusación constitucional. Lo anterior no es poco para el caso de regímenes hiperpresidenciales como el chileno, en los cuales el mecanismo de check and balances se inclina claramente en favor del primer mandatario en desmedro del Parlamento.

Sin embargo, el referéndum revocatorio debe emplearse con sumo cuidado, pues es una navaja de doble filo. Sería aconsejable limitar su uso a sólo una vez durante el mandato de un Presidente; exigir un quorum elevado del Congreso pleno para llamar a consulta a la ciudadanía; un alto porcentaje de aprobación popular con voto obligatorio; y un sistema de desincentivos como la denominada "muerte cruzada" en Ecuador, donde tanto el Presidente como el Congreso tengan mucho que perder en caso de convocarse a un referéndum revocatorio.

Si hace cinco años me hubiesen preguntado por la posibilidad de un referéndum para destituir al Presidente de la República, habría rechazado la idea debido a la inestabilidad política para el país si cayera en manos equivocadas (léase, populismos de uno y otro lado). Pero visto lo visto, es claro que un mal gobierno puede causar más inestabilidad y generar un mayor daño, incluso, que un referéndum revocatorio.