El imperativo de la seguridad portuaria
Fiscalía, PDI y Aduanas descubrieron un millonario tráfico de drogas. ¿Cuánto más lograrían con mejores capacidades?
La incautación de 60 kilos de cocaína, avaluados en $ 20 millones, y la detención de 12 personas en uno de los operativos de pesquisa transnacional de narcotráfico más importantes realizadas desde nuestro país, revelan cómo las redes criminales han adquirido inusitada capacidad logística para cruzar sucesivos controles fronterizos y alcanzar mercados tan lejanos como Europa. En este caso particular, la banda desarticulada por el Ministerio Público, Aduanas y la PDI, usaba de fachada una empresa de exportación de maquinaria agrícola. Los narcotraficantes escondían la droga entre los fierros de los artefactos que enviaban al Viejo Continente, casi seguros de que no iban a ser inspeccionados por los pocos escáneres dispuestos aún en los terminales portuarios.
Aumentar considerablemente la seguridad de los puertos es una de las tareas pendientes más importantes que debe abordar el conjunto de instituciones encargadas de supervigilar el ingreso y salida del comercio que mantiene Chile con el exterior.
El desafío es grande, pues debe ser capaz de conciliar un incremento sustancial de la carga que pasa bajo escáneres, para lo cual se puede confiar en la aplicación de inteligencia artificial, sin afectar la fluidez del proceso logístico.
Un paso clave en este sentido sería apurar la tramitación del proyecto de ley para cumplimiento de obligaciones tributarias, que está en el Senado, que considera un fortalecimiento transversal del Servicio Nacional de Aduanas -incluye nuevas direcciones en lugares estratégicos como Los Andes y San Antonio-, mediante la incorporación de nuevas facultades y mayor dotación. Sin embargo, así como es clave incrementar las capacidades humanas de fiscalización, es importante modernizar los sistemas de trabajo y agregar mayor tecnología en aquellos procedimientos que permiten descubrir la actividad de las bandas de crimen organizado y narcotráfico. Esto es vital no solamente por la seguridad de nuestras costas y comunidades, sino como señal a nuestros socios comerciales de que nuestros terminales no son lugares propicios para el tráfico de sustancias y mercaderías ilegales, como advertía un informe de la ONU sobre San Antonio hace algunos meses.