La amenaza de lluvia sobre la Región sugiere un signo de interrogación sobre la participación voluntaria que tendrán las primarias de hoy en siete comunas de la zona: Valparaíso, Nogales, Puchuncaví, Cartagena, Concón, Quilpué y Limache, las cuatro primeras oficialistas y las tres últimas de oposición. En tres de ellas, el Puerto, Cartagena y Limache, los alcaldes en ejercicio no irán a la reelección. Con todo, y en una práctica que bien debió realizarse en muchas otras comunas como Viña del Mar o la propia Gobernación Regional, las primarias sientan un precedente relevante a la hora de conformar una candidatura robusta por parte de una coalición para las municipales y de gobernadores regionales del 27 de octubre. Al menos en Valparaíso los seis nombres propuestos (Nieto, Kúleba, De la Maza, Tobar, Valdivia y Requena) ya firmaron un acuerdo de apoyo para respetar a quien gane hoy. Es justo recordar que en el pasado hubo episodios en el propio Puerto, en que ello no fue garantizado, como en el recordado evento de la exministra PS Paula Quintana respecto del exalcalde Hernán Pinto, ambos fallecidos, en las primarias de la entonces oposición en el año 2012.

Concón, a su vez, sigue siendo una olla de grillos y, tal como sucedió en 2020 cuando la primaria de la "derecha" fue ganada por el exalcalde Jorge Valdovinos y todos le bajaron el pulgar, esta vez nadie garantiza que ello no vuelva a ocurrir, dada la tensa relación existente entre las tres concejalas (Orfali, Aguirre y Contreras) y el cuarto incumbente, Pablo Rojas.

Quilpué también se juega mucho entre tres mujeres de oposición (Corti, Núñez y Neira), trío del cual saldrá el nombre que enfrentará a la alcaldesa Melipillán y al exgobernador Cárdenas en octubre. Limache decidirá entre el exdideco Luciano Valenzuela y el exconcejal Danilo Sandoval, también en el pacto de ChileVamos. Nogales, en el pacto Contigo Chile Mejor, deberá optar entre Patricia Ortega (PR) y Jonathan Vásquez (PC), mismo caso de Puchuncaví con la concejala Érika Galarce (PPD) y María Jesús Morales (Independiente). Cartagena, finalmente, tendrá al arquitecto Bernardo Álvarez (Comunes), Pamela Álvarez (RD), Hernán Pacheco (PC) y Patricia Quiroz (PPD).

Cada 6 de junio en nuestro país se celebra el Día Nacional del Comercio, en honor a Diego Portales, gran comerciante y estadista; una ocasión que no sólo nos sirve para reconocer la importancia del sector en la economía nacional y regional, sino también para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta actualmente el comercio.

Uno de ellos es la revolución digital y tecnológica que hemos visto en este último tiempo, que ha modificado la forma en que nos comunicamos, interactuamos y compramos. Por eso, el comercio hoy debe escuchar las nuevas demandas y necesidades de los consumidores que, gracias al crecimiento del uso de los dispositivos móviles y el acceso a internet, han cambiado su forma de consumir productos y servicios.

No queremos ser testigos de cómo algunos negocios deben cerrar sus puertas por no adaptarse a esta nueva realidad. Por el contrario, desde la Cámara trabajamos para que más empresas adapten sus procesos e incorporen herramientas digitales, optimizando sus recursos, alcanzando una mayor cobertura con canales de venta accesibles y, por supuesto, aumentando sus ventas. Sabemos que, muchas veces, la falta de formación digital y la resistencia al cambio nos juegan en contra, pero seguiremos perseverando en este objetivo, porque creemos que estamos frente a una gran oportunidad para crear valor en el desarrollo de los negocios, en un mercado que es cada vez más complejo y competitivo.

Por otro lado, enfrentamos un crítico escenario en materia de seguridad, con una explosiva alza de hechos delictuales que ocurren a diario. De hecho, en la última Encuesta de Victimización del Comercio, realizada por la CNC, un 70% de los comerciantes de Valparaíso-Viña del Mar reconocen haber sido víctimas de algún delito, donde cerca de un 15% cree que existen bandas criminales organizadas. Además, la sensación de inseguridad no sólo afecta a los propietarios de los negocios, sino también a los clientes, disuadiéndolos de frecuentar ciertas áreas, especialmente cuando oscurece. Esto ha llevado, incluso, a que varios locales hayan optado por cerrar sus puertas.

Sin duda, es urgente que las autoridades se hagan responsables. Necesitamos que los espacios públicos vuelvan a ser seguros y que las personas puedan caminar por las calles sin miedo. De lo contrario, la violencia y el crimen organizado serán quienes dicten las reglas de convivencia de nuestra sociedad.

Por último, el comercio informal sigue siendo una problemática central. Cuando un comerciante no ha formalizado su negocio significa que no cuenta con patentes, no tiene inicio de actividades, no paga impuestos ni entrega boletas, generando una competencia desleal hacia quienes tienen sus comercios establecidos. Además, fomenta la precariedad laboral, expone a riesgos de seguridad y salud al ofrecer productos y/o servicios que no cuentan con los estándares exigidos por la autoridad y evade impuestos con los que se financian programas sociales. Esto es claramente una actividad ilegal, que afecta a la sociedad y que no puede escudarse bajo ningún argumento para ser aceptado por las autoridades ni por los consumidores.

Si bien reconocemos la resiliencia y el espíritu emprendedor de las y los comerciantes de la región y el país, que se han transformado en el motor que impulsa nuestra economía, es imprescindible abordar los desafíos que enfrentan hoy: la transformación digital, la falta de seguridad y el comercio informal son aspectos claves que requieren atención urgente por parte de todos los actores involucrados. Y es que sólo el trabajo colaborativo nos permitirá enfrentar de mejor manera este escenario. Hoy, más que nunca, nadie sobra. Las buenas ideas y las personas con visión de futuro tendrán cabida en un país que sabrá salir adelante, mostrando lo mejor de nosotros.

"Y si te toca llorar, es mejor junto al mar", cantaba Serrat desde su pueblo a la orilla del mar Mediterráneo. En los países del Pacífico americano, el mar también es una fuente de inspiración, de pertenencia y a veces de temor, desde caldillo de congrio en cocinas y poemas a maremotos y Caicai Vilú en nuestra historia. Pero en el mundo físico, ¿sabía usted que el océano es el termostato del planeta? El océano global regula la temperatura absorbiendo el exceso de calor que se está acumulando en la atmósfera, ayudando a moderar la velocidad del calentamiento global. El agua puede guardar mucho más calor que el aire: cuesta más calentar el agua de la tetera que aire alrededor. Eso quiere decir que de todo lo que se ha calentado el planeta desde que se aceleró este proceso en los años 70, los mares han absorbido un increíble 90% de este exceso de calor el que, por ahora, está guardado en sus profundidades.

O quizás usted sin duda se ha planteado que "el agua es vida", pensando en nuestras recurrentes sequías y la futura falta de lluvias. Esta afirmación popular tiene mucho de realidad, la vida en el planeta se originó en sus océanos primitivos. Sabemos que había mucha agua líquida sobre el planeta muy poco después de que se formó, agua que quizás fue traída por cometas antes que tuviéramos una atmósfera como la de hoy. Eso fue hace miles de millones de años, cuando el sol no brillaba tanto como lo hace ahora, o sea, muy poco después que se formó en el sistema solar.

Entonces, si pensamos en el mar, sería bueno agregar que, además de envolvernos en cultura, sabiduría y sabor, fue el lugar donde partió la vida en el planeta. Y a eso sumar que actualmente el océano es lo único que nos protege del desorden que hemos causado al sistema climático a medida que insistimos en quemar esas plantas muertas y enterradas hace cientos de millones de años, mejor conocidas como combustibles fósiles. ¿Será algo que nos reúna como pueblo, país, sociedad, el preocuparnos un poco más del mar? Nuestra prosperidad pasa por el mar: comercio, transporte, recursos, identidad, descanso, inspiración y ahora, gracias a viejas tecnologías que recién descubrimos, el agua desalada para quitarnos la sed. Cuidemos el mar, es un lugar de vida, es colectivo, y escuchemos a Gabriela Mistral: "Voy hacia el mar voy, voy yendo".