Pese a la intensa lluvia caída en los últimos días en Valparaíso, la enorme insignia de Santiago Wanderers dibujada con cal en el cerro La Cruz se puede observar con claridad desde avenida Francia y otros puntos de la ciudad para deleite de los fanáticos caturros y curiosidad de los visitantes nacionales y extranjeros.

En septiembre próximo, la obra en homenaje al Decano del fútbol chileno cumplirá dos años desde su inauguración oficial, ocasión que contó con la bendición del párroco de la iglesia Corazón de María ubicada en el sector. "Este es un símbolo que representa el corazón del Puerto y va a estar presidiendo esta unión de los cerros, porque el club es de la gente", sentenció en esa ceremonia el padre Pedro Nahuelcura.

Han pasado los meses y el principal impulsor de la iniciativa, el profesor de religión Mauricio Lillo, quiere dar un paso más y consolidar su creación como una postal permanente de Valparaíso. Para ello, está empeñado en una campaña para reconstruir el símbolo caturro con material sólido y así facilitar su mantención y proyección en el tiempo.

"Desde que se hizo hubo harta repercusión y siempre se pensó en dejarla en forma definitiva, sin que nadie estuviera ausente de esto", subraya, aunque el docente alega que ha tenido poco apoyo en el camino. "Hay muchas ideas, pero poco accionar, todo ha sido autogestión. Es uno el que tiene que andar haciendo los pasos cuando, a mi juicio, deberían acercarse y colaborar, porque la cosa no es de uno, fui sólo el gestor", manifiesta.

Más allá de los sinsabores, Lillo junto a su hijo homónimo, su hermano Jorge y su amigo Mauricio Flores, entre sus principales apoyos para mantener la idea, han seguido adelante. "Ahora, nos propusimos hacer una campaña para hacer la insignia de cemento. Hay que entender que tiene una dimensión de 40 x 25 metros y cada huincha es de un metro. Decidimos dar ese paso y calculamos que tendría un valor entre cuatro y cinco millones de pesos", indica.

Orgullo y emoción

Para materializar lo pensado y antes de salir a recaudar fondos, el entusiasta profesor del Colegio Luis Galdamez del cerro Alegre, espera recabar certezas sobre la propiedad del predio, aunque recuerda "que desde chico jugaba aquí, porque soy nacido y criado acá, y nunca fue de alguien en particular".

Pese al tiempo dedicado y los obstáculos que ha debido sortear, Mauricio Lillo confiesa que "me siento orgulloso y me emociona. Uno ve la insignia a la distancia y está en el corazón de Valparaíso. Cuando estamos pintando, pasa gente y hace aportes, pero hay que dejarla para siempre", insiste.

E incluso ya imagina cómo podría verse mejor. "Me hubiese gustado que fuese de flores. Al final, concluimos que lo mejor era el cemento y poner alrededor docas o chépica. Se vería sensacional", concluye.

"Me siento orgulloso. Uno ve la insignia a la distancia y está en el corazón de Valparaíso".

Mauricio Lillo, Creador de insignia gigante

"

La nómina de la Roja para la Copa América carece por primera vez desde 1995 de al menos un nombre surgido en los clubes de la zona. Una tradición de casi 30 años truncada, pero hay prospectos surgidos esta temporada para mirar el futuro con optimismo y son parte del seleccionado sub-20 que se prepara silenciosamente para el Mundial del próximo año a realizarse en Chile.

En Everton, que en las ediciones anteriores de la máxima cita continental anotó a Mario Salas y Marco Estrada, asoma la figura del explosivo puntero Emiliano Ramos. Su técnico en el primer equipo auriazul, Esteban Solari, señala: "Es un caso significativo y creo que es el más fuerte junto con el de Cristián Riquelme y nos llena de orgullo".

El rosarino profundiza que se trata "de un chico que tiene muchas condiciones, sabemos que hay que cuidarlo, llevarlo de a poco. Se le está exigiendo hoy por hoy que rinda, pero sin duda que va a ser un jugador de jerarquía, le va dar muchas alegrías a Everton y, por qué no, a la selección también. Esperemos que así sea".

Desde la cantera porteña, en tanto, bregan por un lugar en la cita planetaria juvenil el arquero Felipe Terrazas, el defensor Luis Margas y el volante Joaquín Silva. Este último es el de mayor continuidad en el plantel adulto e incluso llegando a la red en cuatro oportunidades este año en Primera B.

Su entrenador, Jaime García, valora su momento. "Estoy muy contento por él, es un chico diferente, que en la cancha se transforma y tiene eso que no se sabe para dónde va a salir, juega con ambos perfiles y marca diferencia", describe. El estratega también advierte que "hay que darles responsabilidad a los muchachos, pero en momentos malos hay que apoyarlos y guiarlos".

Los antecesores caturros con la camiseta de todos en Copa América fueron Claudio Núñez, Moisés Villarroel, Reinaldo Navia, David Pizarro, Carlos Muñoz, Eugenio Mena y los más recientes Gabriel Castellón y Daniel González.