Edwards y las Humanidades
El argumento de Edwards tiene más que ver con una mirada de optimización de los recursos y de urgencia en el actual escenario y una mirada errada de lo que entiende por humanidades, limitándolo a unas carreras y no al desarrollo del pensamiento crítico que hoy se está impulsando en las universidades".
El economista Sebastián Edwards ha sido noticia esta semana por señalar en una entrevista en CNN Chile: "Yo cerraría casi a cero las becas Chile en Humanidades por diez años y daría solo becas Chile a ingenierías aplicadas". Aunque se opuso a prohibir algunas carreras, sí se mostró a favor de no dar facilidades a las que no tienen futuro.
Era previsible que, frente a una declaración de este tipo, la comunidad académica del área de las humanidades haya mostrado su estupor y rechazo por estos dichos. Por citar un caso, Juan Gabriel Valdés, embajador de Chile en Estados Unidos, señaló, en términos irónicos: "Fuera la literatura, el arte, la sociología, la historia. Fuera cualquier pensamiento crítico".
Otros lo atacaron por su mirada ingenieril y su rol de "experto". Sin embargo, basta con revisar su biografía para darse cuenta de que Edwards está muy lejos de ser un tecnócrata, por el contrario, su sensibilidad por las humanidades lo ha llevado a publicar algunas novelas y en varias charlas se lo puede escuchar hablando de historia.
Antes que cualquier descalificación o funa, hay que tratar de entender su lógica y a partir de ahí debatir su lógica. Siguiendo a John Stuart Mill: "Si toda la humanidad, menos una persona, tuviera una opinión, y sólo una persona fuera de opinión contraria, la humanidad no estaría más justificada en silenciar a esa persona que esta lo estaría en silenciar a la humanidad."
A partir de lo que dice Mill e intentando comprender el argumento de Edwards, este tiene más que ver con una mirada de optimización de los recursos y de urgencia en el actual escenario y una mirada errada de lo que entiende por humanidades, limitándolo a unas carreras y no al desarrollo del pensamiento crítico que hoy se está impulsando en las universidades.
Quizás parte de esta incomprensión tenga como base lo que ha estado sucediendo en las universidades chilenas en este último tiempo a raíz de los rankings en investigación y fondos concursables que obligan a los humanistas a "cientificarse" a hiperespecializarse para terminar escribiendo papers en revistas científicas que solo lee una elite. En el fondo, el actual sistema ha llevado a los humanistas a deshumanizarse, desconectándolos de la sociedad.
A esto se suma la sobre politización de algunas escuelas y la obligación que sienten algunos académicos y alumnos de manifestar su opinión política en el debate público que, aunque no comparto, me parece válida. No así la toma de edificios por diversas causas que implican el amedrentamiento de compañeros e incluso profesores. Nos encontramos, nuevamente, con la deshumanización de las humanistas.
Me parece que uno no se puede cerrar a discutir cómo se distribuyen las becas según las necesidades que tiene este momento el país. Es razonable pensar si necesitamos tantos periodistas y psicólogos como geriatras o ingenieros aplicados como los que propone el economista.
Finalmente, si se trata de urgencia, antes que los ingenieros por los que clama Sebastián Edwards, lo que faltan son profesores. Si existe una receta para salir del subdesarrollo, camino que conoce muy bien Edwards, es invirtiendo en educación, sobre todo en los primeros años, y para eso se necesita más y mejores profesores. Ese es el único camino para tener una sociedad más justa y mejor. 2
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