LA PELOTA NO SE MANCHA CanaVAR
POR WINSTON POR WINSTON
Canadá es el segundo país más grande del mundo en términos geográficos. Es reconocido por su policía montada, sus chaquetas leñadoras y su hoja de arce. Además de Jim Carrey, Justin Bieber, Deadpool (el actor) y Wolverine (el personaje). En deportes, su juego más popular es el hockey sobre hielo. No conformes con las largas y gélidas temporadas de nieve, los norteamericanos se encierran en los estadios para ver cómo un grupo de jugadores intenta meter un disco en un arco pequeño. Una de las curiosidades de este deporte es que los patinadores se pueden golpear a puñetazo limpio; la única condición es que deben soltar el palo (stick) y mantener agarrada con una mano la camiseta del otro. La pelea dura hasta que uno de los dos cae al suelo. Aunque pueda sonar absurdo, esto se permite para controlar la violencia en los partidos, algo así como una válvula de escape, que evita que los jugadores se hagan daño con los palos o con los patines que son verdaderos cuchillos (Hace poco murió uno por un corte involuntario en el cuello). Si en la trayectoria de un futbolista se anotan los goles, aquí además se suman en el registro de los hockistas las peleas (el récord lo tiene Rob Ray con 379 enfrentamientos). No deja de ser interesante: imagine que el aburrimiento de un clásico se ilumine por un enfrentamiento a combos entre los capitanes de los equipos, todo esto autorizado y controlado por los árbitros.
El segundo deporte preferido de los canadienses es el lacrosse. Sus orígenes se remontan a los juegos de los aborígenes del norte. Este se juega con un palo cuya particularidad es tener una red en la parte de arriba, algo así como una malla caza mariposas; pero que, en este caso, sirve para agarrar una pelota de goma del tamaño similar a la de una de tenis y tratar de meterla en el arco del rival, todo esto a mucha velocidad (aunque usted no lo crea, algunos lo practican en Chile e incluso tenemos una selección).
En tercer lugar quiero mencionar el curling. A pesar de que no es de los más populares, sí es de los más característicos de Canadá. Este deporte, si es que se lo puede llamar así, consiste en trasladar una piedra a través de una pista de hielo hasta llegar a un blanco que está al otro extremo. Gana el que queda más cerca del centro y ha logrado sacar a sus rivales de la otra pista. En el curling, uno debe desplazar la piedra y otros deben ayudar cepillando el hielo del recorrido para que esta especie de tortilla de rescoldo gigante se deslice mejor.
Frente a este panorama de combos, pelotas que se enganchan a alta velocidad y la emoción que significa ver desplazarse una piedra de 20 kilos a través del hielo, el fútbol aparece como un deporte tan simple como aburrido, un espectáculo en el que, como ocurrió este sábado en el empate a cero entre Chile y Canadá, pueden pasar 90 minutos sin que se anote un miserable gol que permita a los hinchas celebrar.
El problema para la FIFA y Canadá es que ellos serán, junto a Estados Unidos y México, los próximos anfitriones de la Copa del Mundo del 2026. De ahí que sea necesario, preparar el ambiente y ¿qué mejor con una clasificación histórica de la selección a la siguiente fase para intentar calentar su gélido territorio? Da lo mismo que en el camino queden selecciones con mayor tradición y peso futbolístico como Perú y Chile. ¿Cómo lograrlo? Expulsando a un jugador de cada uno de estos equipos y protegiendo a los propios, por muchas faltas y errores que cometan.
Pero no todo es culpa de la FIFA ni menos de Canadá. Los sudamericanos, además, llevaron la inoperancia al extremo de no marcar ni un solo gol en todo el torneo. Lo de los arbitrajes fue una vergüenza, seguida de cerca por la ineficacia de chilenos y peruanos. En fin, otra Copa América para el olvido. Suerte que aún nos queda la Eurocopa.