El sueño del pibe evertoniano
El 115° Aniversario del club oro y cielo trajo gratas alegrías y también sorpresas, como el destape de su presidente Cristian Castro. El Grupo Pachuca, dueño de Everton, estableció un llamativo modelo de administración, con elcoachespañol Miguel Torrecilla como presidente ejecutivo y con el citado Castro como corporativo.
Dice el joven periodista Diego Peralta, evertoniano como él solo, que "Cristian Castro debe representar el sueño de todo hincha del fútbol. Una persona que es fanática de un club, que entró a ese club como auspiciador/empresario, luego se involucró en la dirigencia hasta finalmente llegar a la presidencia corporativa. Un hombre que respira Everton". Parafraseando a la primera edición de este Diario, ¿de qué otra forma podría definirse lo que se vivió la noche del último lunes en el Teatro Municipal de Viña del Mar durante la Primera Gala del Fútbol celebrada en el marco del 115° Aniversario del club viñamarino? Con la asistencia de diversas autoridades, incluidas la alcaldesa Macarena Ripamonti, el gobernador regional Rodrigo Mundaca y otros, se reconoció la labor social y comunitaria de clubes centenarios de la ciudad, junto con declarar a Everton, institución nacida el 24 de junio de 1909, como Patrimonio Inmaterial de la comuna. También se reconoció a instituciones amateur centenarias, como el Club Deportivo Serena, Club Deportivo y Social Bandera de Chile, Club Deportivo y Social Centro América, Unión Comunal Asociación de Fútbol Viña del Mar, Club de Deportes Recreo y el Club de Deportes Forestal.
La ceremonia también honró a las barras "Los del cerro" y "Los ruleteros", a los capitanes Álvaro Madrid y Javiera Matus, además de 25 personajes históricos del club.
¿Y qué pasa con Cristian Castro? El Grupo Pachuca, dueño de Everton, estableció un llamativo modelo de administración, con el coach español Miguel Torrecilla como presidente ejecutivo y con el citado Castro (hincha acérrimo, yunta del mexicano Pedro Cedillo y el wanderino "Choro" Robles) como presidente corporativo, abocado -cual apóstol oro y cielo- a proclamar las buenas nuevas evertonianas por los cerros, poblaciones y oficinas de Viña del Mar y el mundo. Exalumno del colegio Rubén Castro, criado en Santa Inés, dueño de una empresa familiar de fabricación de productos de caucho de Concón y el prototipo perfecto del self made man viñamarino, Cristian Castro se convirtió esta semana en un nuevo faro del planeta Everton.