Por iniciativa del consejero regional y actual candidato a gobernador, Manuel Millones, ayer se reunieron en la Escuela de Ingeniería, Construcción y Transporte de la PUCV de calle Brasil diversos incumbentes de la industria portuaria en el marco del seminario "Desafíos y oportunidades para consolidar una Región Portuaria". En este contexto, fue posible oír interesantes exposiciones como la realizada por el gerente general de la Empresa Portuaria de Valparaíso, Franco Gandolfo, titulada "Terminal 2, oportunidad para Valparaíso"; la del gerente de Personas y Sostenibilidad de Puerto Ventanas, Luis Fuentes, "Gestión de aspectos claves para el desarrollo portuario"; del gerente general del Puerto Terrestre Los Andes, Ricardo Ghiorzi, "El Valle de Aconcagua y PTLA, un eslabón logístico clave en la gran región portuaria"; del seremi de Economía, Fomento y Turismo, Marcelo Arredondo, "Desarrollo portuario y uso del borde costero de la Región de Valparaíso"; y del presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), José Pakomio, "Expansión portuaria, impacto en el comercio de Chile".

Básicamente, las tres primeras ponencias -que también podrían extenderse al caso de San Antonio- pueden resumirse en la presentación del actual presente y desafíos de los tres puertos citados, como en los obstáculos existentes para el necesario desarrollo y crecimiento de los mismos, entrampados en tramitaciones ambientales, regulatorias, sociales y hasta administrativas, todas vistas con reflexivo prisma desde el Gobierno y la entidad gremial en cuanto a la integralidad de los proyectos en cuestión, atendiendo como puntos clave la citada "permisología", la relación puerto-ciudad y la planificación territorial, que con casos como las últimas modificaciones al Premval o la misma nueva Área Metropolitana del Gran Valparaíso tienden a entrampar aún más la realidad de la industria.

En días recientes se ha dado a conocer el abandono de la construcción de la sede del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, la cual estaba planificada para ser edificada en el sector de La Matriz, en Valparaíso. Esta ubicación probablemente buscaba revitalizar un área que refleja la decadencia de la ciudad.

En 2018 se iniciaron algunas obras a cargo de la constructora Brotec, las cuales se vieron interrumpidas por el descubrimiento de hallazgos arqueológicos, lo que llevó a la suspensión de las obras. La Ley 17.288, que legisla sobre monumentos nacionales, en su artículo 26 establece que una vez reportado el hallazgo de restos, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) se hará cargo.

Sin embargo, una ley debe contar con un reglamento que defina de manera clara cómo se llevará a cabo este proceso de "hacerse cargo". En la práctica, esto se ha traducido en la detención de las obras hasta que el CMN evalúe la situación. Lamentablemente, los reglamentos no incluyen definiciones sobre cómo, cuánto tiempo, quién se hará responsable, entre otros aspectos. En el caso del CINV, la "tramitología" relacionada con el proceso de "hacerse cargo" terminó por poner fin al proyecto, aunque no fue el único factor, ya que también hubo derrumbes y la quiebra de la empresa constructora, que probablemente se vio afectada por la detención de las obras.

El tema de los hallazgos arqueológicos, que pueden detener tanto obras públicas como privadas, ha impactado a numerosos proyectos, como el caso del Parque Barón, y ha contribuido a la generación de nuevas ruinas, espacios vacíos y terrenos con okupas, exacerbando la decadencia de la ciudad.

Históricamente, Valparaíso hasta fines del siglo XVIII fue una caleta habitada por changos, basados en una economía precaria sin un desarrollo cultural de relevancia, y con algunas construcciones tradicionales de adobe. No es sino hasta la independencia que llega el progreso y cambian las técnicas constructivas. ¿Acaso algún nuevo hallazgo puede aportar más a lo que ya conocemos? ¡Está claro que Valparaíso no es una meca arqueológica!

Es importante cuestionarnos si la detención de las obras a raíz de hallazgos arqueológicos es más relevante que sacrificar una parte de nuestro pasado para construir el futuro de la ciudad. Muchos propietarios e inversionistas temen al "estigma" que implica la intervención del CMN, lo cual se convierte en una carga costosa y que puede llegar a paralizar un proyecto, como sucedió con el CINV.

Es difícil imaginar que en ciudades como Atenas o Roma exista una entidad con la misma rigidez que el CMN, ya que podrían convertirse en ciudades fantasmas. Por tanto, el CMN debería transparentar sus criterios técnicos y operativos, además de establecer plazos y responsabilidades claras sobre sus acciones.