Lo que nos consume y nos distancia
Disparar sobre Bachelet es tan absurdo como cargarle a Ripamonti toda la culpa de la izquierda, como suele hacerlo la derecha "manamista". ¿De qué Ripamonti queremos hablar? ¿De la que "educaba" a las masas en La Red sobre la nueva Constitución, o de la que no tiene empacho en criticar al Gobierno de Boric por su patética inacción en la reconstrucción?
Por mucho que se le ningunee, el Factor Bachelet siempre será relevante y valioso en cualquier instancia electoral de las últimas dos décadas. Por ello, su presencia del viernes en el Hotel Gala de Viña del Mar no pasa desapercibida, menos sus elogios a la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, que hoy va por una reelección que -según muchos- pareciera ser menos compleja de lo presupuestado inicialmente.
¿Pero cuál Bachelet es la que visitó Viña para presentar su manual de "Herramientas para la gestión local: propuesta de acción desde la centroizquierda y el progresismo", editado por su fundación Horizonte Ciudadano, junto a otros ocho centros de pensamiento de la post Concertación? ¿La Bachelet protectora, de su primera administración, que basó el éxito de la misma en su programa de cuidados de la segunda parte del gobierno tras el "guatazo" del Transantiago? ¿O quizás la Bachelet refundacional de su segunda gestión, que delegó políticamente en Peñailillo y Arenas sus tan nefastas reformas tributaria, educacional y constitucional, antecedentes directos del estallido social y las secuelas que le siguieron? Por último, tal vez estamos hablando de la Bachelet que tan bien habitó los cargos internacionales como encargada de ONU Mujeres o Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, amén de su largo y aún presente favoritismo para convertirse en Secretaria General de la ONU.
De la misma forma, podemos internarnos en la mente de la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, hoy mañosamente cuestionada por eventuales inconsistencias en su discurso, pero siempre presente en el respaldo a Carabineros y las Fuerzas Armadas desde que llegó a la Casa Consistorial de Arlegui, con mejoras en la infraestructura educacional comunal, una oferta cultural (Teatro Municipal incluido, por mucho que le pese a la administración anterior) que nunca tuvo su antecesora, la defenestración de asesores que remaban para atrás ("¡es que la Manam era intocable!"), la búsqueda de soluciones a la deuda previsional de la Cormuviña, la reactivación de proyectos abandonados como calle Arlegui o el SAR de Miraflores y un gasto en seguridad pública mayúsculo. ¿De qué Ripamonti queremos hablar? ¿De la que "educaba" a las masas en La Red sobre la nueva Constitución, o de la que no tiene empacho en criticar al Gobierno de Boric por su patética inacción en la reconstrucción? No todo, incluidas la política y la vida, es una lavadora on/off, como bien decía la doctora Cordero.