Interés público
Para el periodismo, también es desafiante lo que está sucediendo. Por un lado, están sus funciones de fiscalización (...); por otro, la tentación de que cuando perdamos la capacidad de asombro de nuestra esfera pública (...) ingresemos en una fase de espectacularización de la información de los chats de Hermosilla".
Los detalles de los chats de Luis Hermosilla que sigue conociendo la opinión pública, nos han internado en una serie de debates que, como sociedad, son necesarios de plantear en múltiples ámbitos. Desde el mundo de la abogacía, los magistrados, los fiscales, los poderes del Estado, el empresariado, la política y el periodismo, se han ido conociendo planteamientos que nos enfrentan a lo peor, a las realidades más crudas de cada actividad.
Es una oportunidad inmejorable el que abordemos este momento, desde la altura disciplinar, gremial, académica, ciudadana y ética que se requiere. El pensamiento intelectual de quienes correctamente ejercen las labores cuestionadas; la conexión con las personas que padecen las decisiones arbitrarias o, derechamente, la corrupción; el aporte de las universidades y las ONGs vinculadas a las temáticas de probidad, transparencia y reforma del Estado, entre otras; deberían tener en el corto plazo un diálogo abierto, sistémico y necesario para el país.
Está en juego la confianza pública institucional de Chile, no es un aspecto menor. Cada episodio que devela la dificultad para la búsqueda del bien común y que no logra ser procesado en lo político desde una resolución que cohesiona socialmente, sino, por el contrario, se configura como una percepción masiva ante una salida con los menores costos posibles para los involucrados o las organizaciones cuestionadas, es un paso más para acercarnos a la línea que marcará el fin de nuestra democracia.
Dada la gravedad del momento, sacar ventajas políticas en el corto plazo es otro grueso error, pues la mayoría de las instituciones públicas están con una aprobación tan débil frente a las personas, que incurrir en mecanismos para exhibir cuál es la que cumple con mejores estándares, será una simple puesta en escena sin valor alguno para la ciudadanía. Es más, probablemente, provocará mayor hastío.
En este escenario de crisis institucional, quiero detenerme en el papel de la prensa. Con episodios como el que vivimos, muchas personas comienzan a dimensionar o descubrir el rol que cumple el periodismo en la comunicación política. Pues bien, esto es parte consustancial de un sistema democrático que, consagrando la libertad de expresión como uno de sus fundamentos, legitima a la actividad periodística en el cumplimiento de funciones profesionales de transmisión informativa y bidireccional entre la ciudadanía y los poderes existentes en la sociedad.
Por eso, cuando el interés público prima en los casos que se ventilan, ya sea por parte de filtraciones de los mismos involucrados y/o por las labores de investigación propias del Periodismo, es una instancia que las democracias deben proteger. Aunque moleste a muchos, el interés público es un principio de producción periodística (Kovach y Rosenstiel, 2004) y está presente en el caso Hermosilla, en los celulares y en los chats, en las diversas formas en que la información se está presentando a las audiencias, pues se "debe contribuir a dar a los ciudadanos una visión amplia de los caminos y descaminos por los cuales el Estado gestiona el conflicto social moderno" (Rothberg, 2011).
De allí que, para el periodismo, también es desafiante lo que está sucediendo. Por un lado, están sus funciones de fiscalización, propias de la comunicación política y del apoyo en el fortalecimiento a la democracia; por otro, la tentación de que cuando perdamos la capacidad de asombro de nuestra esfera pública, algo de lo cual nos está comenzando alarmantemente a pasar, ingresemos en una fase de espectacularización de la información de los chats de Hermosilla, desde lo accesorio, anecdótico o frívolo, haciendo pasar las cuestiones privadas que no tienen impacto en lo público, como si fueran aspectos de la alta corrupción para el país. En ese momento, no se debe olvidar que lo que debería primar, es el interés público. Y en más de 770 mil páginas, hay mucho de aquello. 2
Doctor en Comunicación
Director Escuela de Periodismo
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
"