Putin declina invitación y no irá a investidura de Sheinbaum
CAMBIO DE MANDO. Desde Rusia agradecieron el ofrecimiento, pero dijeron que viajará a México, a la ceremonia del 1 de octubre, solo un representante.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declinó la invitación para asistir el 1 de octubre a la ceremonia de investidura de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, según informó ayer el Ministerio de Exteriores de Rusia.
"El presidente de la Federación Rusa ha designado a su representante, de lo que hemos informado de la debida forma a los mexicanos", dijo Alexandr Schetinin, director del departamento de América Latina, al canal de televisión RTVI.
El funcionario confirmó haber recibido la invitación y subrayó que en Moscú están muy agradecidos por ello a las autoridades mexicanas. "Allí estará el emisario del presidente, que representará a nuestro jefe de Estado", señaló.
La ausencia de Putin evita un problema de protocolo, ya que la prensa había especulado con la posibilidad de que en la ceremonia coincidieran el jefe del Kremlin y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden.
Putin felicitó en su momento a Sheinbaum por la victoria en las elecciones, mensaje en el que destacó las relaciones de amistad y de socios entre Rusia y México.
Sheinbaum rechazó este martes una invitación del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para visitar el país europeo y conocer de primera mano los efectos de la campaña militar rusa.
Investidura
Esta semana la presidenta electa confirmó la presencia en la investidura de al menos 16 mandatarios, la mayoría de Latinoamérica, que incluirá a países como Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Honduras y Guatemala.
El 1 de octubre se realizará la ceremonia de cambio de mando presidencial, día en el que el actual gobernante, Andrés Manuel López Obrador, entregará el poder a la presidenta electa.
Sheinbaum, quien tendrá un mandato de seis años, ganó las elecciones presidenciales de México el pasado 3 de junio y se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo en ese país.
Ejército
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, negó ayer que exista "militarismo" y "represión" con la reforma que aprobó este jueves la Cámara de Diputados para ceder el control de la Guardia Nacional (GN) al Ejército.
"Acerca de la represión y del militarismo, eso depende de la autoridad civil. En lo nacional, del presidente, ahora de la presidenta, porque de acuerdo a la legislación, a las leyes de las Fuerzas Armadas, el comandante supremo o la comandanta suprema va a ser la presidenta de la república", afirmó en su conferencia diaria.
El mandatario expresó que está "muy contento y tranquilo" con el aval de la reforma constitucional, que aún debe aprobar el Senado, para que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) administre la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad que él creó en 2019 con la promesa de mantenerlo civil.
El gobernante mexicano justificó que, con un mando militar, habrá la "garantía" que los 130.000 elementos de la Guardia Nacional y sus 500 cuarteles "van a permanecer y van a seguir actuando con rectitud" a diferencia de lo ocurrido con la extinta Policía Federal, acusada de tener nexos con el crimen organizado.
Las tareas de las Fuerzas Armadas crecieron con López Obrador, quien asignó a los militares tareas de seguridad pública, construcción de obras de infraestructura, administración de aduanas y puertos, y la dirección de empresas del Estado, como el Tren Maya.