Mejoras viales en la autopista a Santiago
Una nueva concesión de la Ruta 68 permitirá modernizar la carretera, pero no abordará otras necesidades viales de la zona.
Luego de varias postergaciones y falta de oferentes, el Grupo Costanera y la internacional Sacyr presentaron sus ofertas para adjudicarse la concesión de la Ruta 68, el proyecto de inversión vial más cuantioso que tiene previsto el MOP para la Región de Valparaíso. La iniciativa considera una inversión aproximada de US$ 1.600 millones y su objetivo principal es modernizar y ampliar la autopista que conecta Valparaíso con Santiago. Con 141 kilómetros de extensión, la Ruta 68 sumará una nueva calzada de dos pistas, dejando una de ellas reversible según el flujo, dos nuevos túneles -Lo Prado 3 y Zapata 3-, además de mejoras específicas para su llegada a la Región, con obras en el enlace Rodelillo, donde agregará una pista de incorporación a la vía Las Palmas, arreglos en la calle de acceso al enlace Noruega de Valparaíso y nueva conectividad hacia el Hospital Eduardo Pereira, más obras de contención de taludes en la bajada Santos Ossa.
Poco o nada dice el proyecto de concesión sobre la llegada a Viña del Mar. La antigua petición de que la concesión de la Ruta 68 se hiciera cargo de una completa remodelación de la avenida Agua Santa quedó en meras especulaciones. Justamente, ese es el tema que deben abordar las autoridades regionales. Igual como ocurrió con la Ruta 68, largamente postergada en la cartera de concesiones, la infraestructura pública en toda la Región de Valparaíso, pero especialmente en aquellas ciudades más grandes, sufre de un patológico atraso y, en algunos casos, un detrimento que afecta la calidad de vida de los vecinos. Los paseos, vías de acceso, carreteras de conexión mayor, caminos secundarios, veredas, estacionamientos y sistemas de control vial, quedaron superados hace mucho rato por el crecimiento demográfico, que aumentó vehículos y peatones a todos los espacios públicos, sin recibir una preocupación acorde por parte de las autoridades. Y pese a la necesidad evidente, el tema ha estado ausente de las campañas. Todo indica que la mayoría de los candidatos a gobernador regional y alcalde han olvidado apostar por la visión de largo plazo que es indispensable para gobernar regiones y ciudades cada día más complejas y exigentes.