RELOJ DE ARENA Escritoras de armas tomar
"El lugar de la otra", título de un excelente filme nacional donde a la realidad se suma la ficción. La producción ya se abre paso en la difícil ruta de las medallas internacionales. Está dirigido por Maite Alberdi, diestra cineasta -"La once" y "El agente Topo", entre otras producciones- y la participación de Elisa Zulueta, Francisca Lewin y Marcial Tagle en los roles principales.
La realidad es un homicidio ocurrido en la tarde del 14 de abril de 1955, cuando la escritora María Carolina Geel da muerte a tiros a su amante, Roberto Pumarino Valenzuela. El homicidio ocurre en un salón del Hotel Crillón de Santiago a la hora del aperitivo y ante decenas de personas y con la música de fondo de una orquesta.
Ella utiliza una hermosa -por decirlo de alguna manera- pistola belga. Tras los certeros disparos, acerca su rostro al de la víctima y lo besa. Queda con rastros de sangre. Pánico general ante la increíble escena de segundos que resultarían para muchos eternos.
Los salones del Hotel Crillón son el epicentro social de la época. Justamente años antes Joaquín Edwards Bello lanza su conocido libro "La chica del Crillón".
ROMANcE TORMENTOSO
La escritora, cuyo nombre real es Georgina Silva Domínguez, 44 años, tiene popularidad con sus trabajos como ensayista y crítica literaria en varios diarios de la capital. Su romance con Pumarino resulta escabroso, pero ninguno de sus conocidos de la "socialité" capitalina, precisamente aquellos que se reunían en la inocente hora del té en el Crillón, podía creer hasta qué punto llegarían las tormentas.
El caso pasa a la justicia y queda a cargo de un magistrado que instruye el sumario del caso de acuerdo al antiguo sistema procesal. Interrogatorios que no dan muchas luces, pericias psiquiátricas y, lógicamente, encarcelamiento de la asesina en esos tiempos en una prisión a cargo de religiosas, El Buen Pastor.
La marcha del proceso se funde en la pantalla con la ficción. Es necesario llevar ropa a la recluida y para ello se ofrece Mercedes, actuaria del tribunal que lleva el caso. Le dan llaves del departamento de la escritora. Allí descubre maquillaje y vestidos que comienza a usar, tomando así "el lugar de la otra". Le agrada el lugar, que tiene hasta un piano de cola. Ella, casada con hijos, se pinta los labios con el rouge de la escritora y se prueba y hasta usa sus vestidos. En una de sus frecuentes visitas al lugar aparece un conocido o pariente de María Carolina. Empatizan y hasta salen juntos en ocasiones a bailar.
Mercedes, en misión oficial del tribunal, visita a la escritora recluida. Hay rumores sobre las buenas condiciones de su encierro. Es cierto. Tiene celda individual, baño y un escritorio con máquina de escribir.
El esposo descubre los pasos de Mercedes. La enrostra y hasta comparten lecho en el departamento.
El filme de Alberdi está bien logrado, incluso en los detalles de época con tenidas femeninas, uniformes de la Policía y automóviles.
Pero la trama, el triángulo que se esbozaba, se rompe cuando la realidad rompe aquella ficción. La noticia oficial es que a pedido de Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, el Presidente Carlos Ibáñez ha indultado a la homicida Georgina Silva Jiménez, conocida como María Carolina Geel.
La cinta se cierra mostrando reproducciones de informaciones diarios de la época que dan cuenta de la liberación de la escritora que cumplía una condena de tres años de reclusión. Realidad y ficción que logran el propósito de hacernos retroceder en el tiempo, incluso al ritmo pegajoso de El Merecumbé que baila Mercedes con su inesperado amigo:
Tú me dices negrito lindo
Te lo ruego no me abandones
Si me dejas no sé qué haré
Si te gusta el Merecumbé.
Caso bombal
El letal caso de María Carolina Geel de 1955, lleva a retroceder en el tiempo, 1941, y rescatar un episodio similar, que no tuvo resultados fatales, protagonizado por la escritora María Luisa Bombal. Nació la Bombal en el Paseo Monterrey, Agua Santa, Viña del Mar, en 1910. En el mismo paseo llegó al mundo en 1918 Patricio Aylwin, hijo de un funcionario judicial de la Corte de Apelaciones de Valparaíso.
A los 12 años María Luisa fue llevada a París, donde estudio literatura y artes plásticas. Así, a su inteligencia y sensibilidad natural sumó una esmerada formación en uno de los más importantes centros culturales del mundo.
Ello explica la calidad de sus obras literarias posteriores, "La última niebla", 1935; "La amortajada", 1938, y "La historia de María Griselda", 1976. Con posterioridad a su fallecimiento en 1997 se editan sus obras completas.
Por estas vueltas de la vida, cuando estudiaba en París vive en esa misma ciudad otra valiosa viñamarina, Teresa Wilms Montt. Incipiente y desdichada escritora víctima de generales incomprensiones que parten desde su familia a fines del siglo antepasado. Apasionada, joven y bella, termina suicidándose en 1921. ¿Sabía algo de ella María Luisa Bombal?
Regresa María Luisa a Chile en 1931 y en 1933 es invitada a Buenos Aires por Pablo Neruda, que oficiaba de cónsul de Chile. Reside allí por siete años. Es ya una promisoria figura de las letras continentales. Regresa a Chile. No esconde su carácter de mujer apasionada y mantiene un romance tortuoso con Eulogio Sánchez Errázuriz, entusiasta promotor de la aviación civil. Un aeropuerto de Santiago lleva su nombre.
El amor es complejo con alzas y bajas y se pide, tal vez en este caso, una entrega total que no es posible.
Así, despechada, María Luisa busca a Eulogio en el Crillón, rendez-vous social en los años 30 y 40 del siglo pasado. Encuentro en la tarde del 21 de enero de 1941. María Luisa va armada y dispara contra el varón amado. Afortunadamente, mala puntería y nerviosismo. Eulogio sólo resulta herido en un brazo. Lógica conmoción. Se detiene la música en el salón. El caso da material para todo tipo de comentarios. La parte policial y judicial se desvanece y María Luisa continúa sumida en el mundo de las letras. Recibe el Premio Municipal de Literatura de Santiago y también es reconocida por la Academia Chilena de la Lengua.
Pero a su condición apasionada suma un problema, el alcoholismo. En ocasiones es acogida por su amiga la periodista también viñamarina Carmen Merino, comprensiva, generosa y gran cocinera.
María Luisa Bombal ganó además reconocimiento local por su trabajo. Una plazuela en la esquina de Villanelo con la maltratada calle Valparaíso lleva su nombre.
En cuanto al escenario del desahogo a tiros de las angustias sentimentales de dos escritoras, el Hotel Crillón de Santiago, es sólo historia. Dejó de funcionar en 1998 tras haber sido un icono de la belle epoque del centro capitalino. Allí alojaron artistas, figuras políticas y estrellas del cine como Gary Cooper y Clark Gable.
Su rescate reciente por "El lugar de la otra" no es novedad. Ya había sido escenario cinematográfico en 1941 cuando la pantalla grande lo tomó como escenario de la producción basada en la novela de Joaquín Edwards Bello llamada, precisamente, "La chica del Crillón".
En fin, son recuerdos de dos escritoras de armas tomar. Ni feministas ni sufragistas. Simplemente mujeres apasionadas al extremo.