Chile en crisis: Humoristas antes del estallido
Nuestra investigación buscaba determinar en qué medida esa sensación de crisis y malestar con el sistema se había manifestado previamente, por ejemplo, a través del humor, y preguntarnos si, de alguna forma, estas rutinas pudieron haber condicionado los hechos.
A cinco años del estallido, surge la necesidad de acercarse a este fenómeno más allá de las consignas e intereses políticos con el fin de comprender qué sucedió. En esta línea, es fundamental entender que los fenómenos son multicausales y resultado de procesos de larga, mediana y corta duración.
Apenas ocurrió este hecho, surgió la idea, en varias columnas de opinión y entre comentaristas, de que lo ocurrido el 18 de octubre de 2019 fue un "cisne negro", es decir, un evento raro y difícil de prever, con consecuencias negativas. Asimismo, algunos intentaron reducirlo a un estallido delictual, como si ninguna de las problemáticas sociales planteadas en aquella ocasión hubiera sido real u objetiva.
Partiendo de este supuesto, junto al sociólogo y doctor en Psicología Andrés Mendiburo, de la Universidad Andrés Bello, estudiamos las rutinas de humor realizadas en el Festival de Viña del Mar desde inicios del siglo XXI hasta febrero de 2019.
Nuestra investigación buscaba determinar en qué medida esa sensación de crisis y malestar con el sistema se había manifestado previamente, por ejemplo, a través del humor, y preguntarnos si, de alguna forma, estas rutinas pudieron haber condicionado los hechos.
El estudio se dividió en dos partes: un análisis cuantitativo y otro cualitativo. En la primera parte, se analizaron 73 rutinas presentadas en la Quinta Vergara, su contenido y su relación con los niveles de confianza en el Congreso, los tribunales y otras instituciones, según la encuesta CEP. En la segunda, se revisaron los tópicos recurrentes que reflejaban un malestar.
El estudio, publicado en la Revista Comunicaciones y Medios de la Universidad de Chile, muestra cómo las emociones negativas aumentaron en detrimento de las positivas en las rutinas. Además, evidencia cómo los humoristas capitalizaron este malestar con presentaciones cada vez más agresivas hacia la clase política y el sistema económico.
Se identificaron cuatro tópicos recurrentes: críticas a la clase política, abusos de las élites económicas, cuestionamientos al sistema económico y la percepción general de que Chile -contrario a lo que muchos pensaban- estaba en crisis.
Abundó la sensación de abuso, de impunidad de la élite, incompetencia de los políticos y la idea de que en términos macroeconómicos crecíamos, pero esto no se veía reflejado en la vida de las personas. Primó el dicho, como repitieron algunos humoristas, de que en Chile: "El chancho estaba mal pelado".
El doctor Mendiburo, no obstante, aclara: "Los y las comediantes no causan los cambios sociales, sino que son llamados a mostrarnos cómo está la sociedad, a ser el reflejo".
El humor, aunque suene paradójico, debe tomarse en serio, pues constituye una herramienta valiosa para analizar crisis como la del 18 de octubre de 2019. Sólo a través de investigaciones despolitizadas podremos rearmar el rompecabezas de lo sucedido y, desde ahí, comenzar a trabajar para que nunca más ocurra algo similar.2
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