RELOJ DE ARENA Natalidad, mascotas y migrantes
"Se casaron, compraron dos perritos y fueron muy felices". Es el breve texto de la carta de un lector publicada hace pocos días en un diario. El firmante, Enrique Garcés Correa, alude así, irónicamente, a la baja natalidad que muestra nuestro país. El nacimiento de nuevos chilenos es reemplazado por simpáticas mascotas.
En números, durante el primer semestre de este año se registraron 70.336 nacimientos, baja de un 22,9 por ciento con relación al mismo periodo del año pasado. Sólo en junio de anotaron 10.561 nacimientos, un 28,4 por ciento menos que igual mes de 2023.
Este descenso es expresión de una tendencia que se viene presentando desde hace años. Se elude la paternidad-maternidad propia de toda nueva pareja y la capacidad afectiva se focaliza en mascotas, en animales domésticos como perros o gatos, entre otros. En esa elección algunos prefieren algo tan discutible como una serpiente pitón. Es sólo una expresión de la tendencia al rechazo de asumir la responsabilidad de ser padre o madre.
Es una realidad que el oficio paterno o materno es complejo y generalmente no estamos debidamente preparados para ejércelo y las fallas son notorias y tienen alcances personales, familiares y sociales. El reciente dramático caso del INBA, en Santiago, expresa cómo los padres y también los profesores fallan en su tarea formativa. Ciertos padres y maestros complacientes que se convierten en cómplices de las tendencias destructivas de sus hijos.
Las satisfacciones
Con todo, las satisfacciones de la paternidad son muchas, pero no se presentan con facilidad.
Cumplir aquel mandato bíblico de "creced y multiplicaos" parece pasado de moda y peligroso y desviamos nuestro natural sentido de afecto hacia los animales, poniéndolos en primer lugar de nuestros sentimientos.
Así llegamos a la realidad actual cuando en momentos de reposo vemos en las calles a parejas jóvenes paseando perritos de variadas dimensiones y talantes.
Es cierto que la respuesta de ciertos animales a nuestra afectividad es satisfactoria, pero no se puede igualar a la afectividad de nuestros hijos, con todos los altos y bajos que suelen tener.
Con cierta frivolidad algunos afirman que la fidelidad de aquel perro, gato o caballo es más segura que la humana. Así nos alejamos de la paternidad, oficio lleno de altibajos.
En fin, la desconfianza a la paternidad-maternidad, lamentablemente generalizada, nos lleva a vaciar nuestro natural afecto hacia las mascotas, que llegan a ser parte de la familia, de nuestra vida diaria y de nuestras inquietudes y condiciones de vida.
Así entramos a exigencias sobre la subsistencia de nuestros animalitos, desde alimentación hasta salud, pasando por el adiestramiento, que sería una expresión de educación, de ese kínder donde los humanos damos pasos que nos acompañarán toda la vida.
Pero quedémonos en la salud, materia básica para humanos y animales. Lo vemos ya en la vida diaria del barrio. En el nuestro, por ejemplo, teníamos un solo médico veterinario, precursor, en Uno Norte: el doctor Ricardo Kuhlmann, que a los "pacientes" del sector sumaba los del Sporting, que por su condición de fina sangre exigen constante atención.
Pero ahora a muchas consultas se agrega en Cinco Oriente un Hospital Clínico Veterinario, dependiente de la Universidad Andrés Bello, con atención las 24 horas, donde además se forman médicos veterinarios.
Está también la clínica de los doctores Meneses, veterinarios prestigiados, hijos de un destacado traumatólogo de humanos, el doctor Clemente Meneses, médico de los buenos tiempos de Santiago Wanderers. Debe haber atendido tal vez al legendario Raúl Toro, aquel goleador dispuesto a todo. Así requería de constante vigilancia médica. Pero esa es otra historia.
Y hablando de cambios en el barrio, a la proliferación de consultas veterinarias se han agregado múltiples funerarias, encabezadas por la próspera de Iván Martínez, que en las puertas de su local exhibe variados modelos de carrozas, algunas con aires de los años 30 y otras largas limusinas…
Los perros tienen variadas razas, más allá de esos múltiples ejemplares fruto de confusiones genéticas, expresión eterna de nuestro paisaje urbano.
Nueva profesión
Algunos, de buen pelaje por decirlo de alguna manera, son muy bien cotizados en el mercado y su valor los convierte en buen botín para malandrines especializados. Por aquí cerca secuestraron a un ejemplar, mascota de un conocido magistrado porteño. Pedían una buena suma por el rescate. No sabemos el fin de la historia, pero el animal reapareció en buenas condiciones.
La proliferación canina de todos los calibres ha generado una nueva actividad, una nueva profesión que requiere destreza, paciencia y amor por los animales: el paseador de perros.
Los hay desde paseadores independientes hasta lucrativas empresas que ofrecen el tradicional paseo, por el tiempo que usted determine, servicios anexos como alimentación, adiestramiento, peluquería, administración de medicamentos y tratamientos diversos.
La lógica sería que el amo se ocupara de esas tareas, pero el amo o ama son ocupados y generalmente trabajan, por lo cual deben delegar la atención de las mascotas. En cierta medida, perdón por la comparación, resulta esta delegación algo parecida a la entrega de la educación de los hijos a establecimientos docentes. Los resultados no son siempre los deseados.
Las mascotas, especialmente los perros, suelen ser para muchos un "cable a tierra" ante las desilusiones del comportamiento humano.
"Mientras más conozco a los hombres, más quiero a mi perro", reflexión del poeta británico Lord Byron a principios del siglo antepasado. Tal vez una exageración fruto de frustrantes desilusiones, pero compartida por muchos a través del tiempo.
El perro del presidente
Podría ser valedera no sólo en el campo sentimental, sino que también en el político. Prueba de ello es que Arturo Alessandri Palma, dos veces Presidente de Chile, confiaba en la compañía canina. En su complicado primer mandato a partir de 1920, su fiel compañero fue "Tony", un simpático foxterrier. El periodista Rafael Maluenda tituló un irónico comentario sobre el mandatario titulado "El perro del Presidente". ¿Insolencia digna de una querella? No valía la pena, mejor dejarlo para la historia.
En su segundo mandato Alessandri tenía la eterna compañía de "Ulk", un enorme gran danés. Estaba presente el animal cuando solemnemente presentaba sus cartas credenciales al mandatario un diplomático europeo con tenida de gala, incluyendo condecoraciones. "Ulk" lo miró desde un rincón y lo encontró simpático. Saltó, se paró en dos patas, lo abrazó y hasta le lengüeteó la cara como expresión de afecto. Imborrable recuerdo para el diplomático y para los anales de La Moneda. "Ulk", embalsamado, reposa en una vitrina del Museo Histórico Nacional, en Santiago.
Pero retornando a la caída de nuestra natalidad, alguien comentó por ahí que las guaguas nacionales ahora son reemplazadas por la migración, vientre que pareciera ser inagotable e incontrolable. Opine usted.