La tan esperada erradicación final del sharpismo, con el triunfo de Camila Nieto (FA) en Valparaíso y de Omar Vera (Ind) en San Antonio, en desmedro de la delfín del alguna vez benjamín alcalde, Carla Meyer, y la exjefa comunal Constanza Lizana, respectivamente, debiera ser la primera lectura de las elecciones de ayer. Todo ello en consonancia con la reelección de Macarena Ripamonti en Viña del Mar y la conformación de una nueva dupla que, ojalá, funcione en beneficio de la recuperación de la capital provincial, la cual podría verse ampliada con la reelección de Freddy Ramírez en Concón, quien marcó un punto notable al conseguir imponerse a un candidato único de la derecha como era Pablo Rojas, quien junto a Rafael González y Francesco Venezian establecen una derrota republicana en la primera línea, aunque quedan bien aspectados en cores, concejales y para las parlamentarias.

Una segunda aproximación debiese ser en torno a la Provincia de Marga Marga, donde la derecha se queda con el poder en Villa Alemana, con Nelson Estay; Quilpué, María Carolina Corti; Limache, Luciano Valenzuela; y Olmué, comuna en la cual el inefable Jorge Jil mantuvo su cargo.

Por el Gobierno Regional no es menor el logro de María José Hoffmann, quien debió doblarle la mano a todo su sector y a los candidatos extra Chile Vamos, como el mismo Venezian y Manuel Millones, para acceder a una segunda vuelta frente al gobernador Rodrigo Mundaca. ¿Podrá la ex secretaria general de la UDI hacerse de los votos republicanos y de esa gelatina oleosa que es el Partido Social Cristiano para desplazar al exlíder de Modatima? Eso está por verse.

¿Los grandes derrotados? Esa entelequia que es la izquierda sharpista. Puntos suspensivos para el PDG, que al final del día pudo haber obtenido un mejor resultado en Valparaíso con Juan Manuel Valenzuela, quien no tuvo para nada una mala performance. Y en triunfadores, ojo con el diputado Jorge Brito, quien hoy se convierte en el pope de las dos comunas más habitadas de la Región.

En 2024, Chile, la República Checa y la República Eslovaca cumplen 100 años de relaciones diplomáticas, oportunidad para reflexionar sobre sus vínculos históricos, destacar los valores compartidos y los principales hitos que han forjado una sólida amistad.

Las relaciones diplomáticas entre Chile y la entonces Checoslovaquia se establecieron oficialmente en julio de 1924, cuando ambas naciones vieron en el otro a un aliado con el que compartían valores como la independencia y el comercio. A lo largo de los años, ambos países enfrentaron complejos procesos históricos y políticos que han demostrado su compromiso no sólo con estos principios, sino que también incluso en momentos difíciles, como la resistencia frente a regímenes autoritarios y la lucha por la justicia social.

Un momento particularmente significativo fue la recepción de ciudadanos checos y eslovacos en Chile tras la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, en el periodo posterior a la Primavera de Praga. Por las mismas razones, Checoslovaquia recibió a ciudadanos chilenos que abandonaban el país debido al golpe militar en 1973. Este gesto humanitario fortaleció los lazos entre sus pueblos, cimentando una relación basada en la cooperación y la humanidad.

A lo largo de estos 100 años se ha colaborado en diversos ámbitos, como el científico, académico, comercial, de defensa y cultural. Intercambios estudiantiles, lazos entre universidades y el apoyo conjunto en la esfera de la investigación han promovido una enriquecedora interacción entre nuestras sociedades. Asimismo, la música, la literatura y el cine han sido puentes de entendimiento y aprecio mutuo, contribuyendo a un conocimiento más profundo de nuestras respectivas identidades.

En la actualidad, Chile, Chequia y Eslovaquia son promotores activos de los principios democráticos en foros internacionales. Chile, por su parte, ha encontrado en las repúblicas Checa y Eslovaca a socios confiables en su búsqueda de una inserción más profunda en Europa Central. Además, ambos comparten un compromiso con los desafíos globales, como el mejoramiento de la estructura de seguridad global y la defensa de los valores democráticos en todo el mundo. Existe, además, un gran potencial en el desarrollo del comercio bilateral que se beneficiará por el Acuerdo Marco Avanzado entre la Unión Europea y Chile, que sin duda ayudará a consolidar la posición de Chile como tercer socio comercial de la República Checa en América Latina.

Al conmemorar este centenario de relaciones diplomáticas, nuestros países pueden estar orgullosos de haber mantenido una amistad basada en el respeto, la cooperación y los valores comunes. Este aniversario nos invita a mirar hacia el futuro con optimismo, fortaleciendo aún más nuestros lazos y aprovechando las oportunidades que ofrece un mundo cada vez más interconectado.