LA PELOTA NO SE MANCHA Reinaldo, 20 años después
POR WINSTON POR WINSTON
Cuando el 2001 Reinaldo Sánchez llegó a la presidencia de la Asociación Nacional de Fútbol, la crítica de los medios capitalinos fue despiadada: era un provinciano sin ascendencia ni redes, que había hecho su fortuna gracias a una empresa de buses de recorrido y cuyo color de piel no calzaba con el estándar que debían cumplir los dirigentes de la ANFP. Sánchez se transformó en "Don Choco" y, en cada oportunidad que podían, lo ridiculizaban, ya fuese por como vestía, porque lo pillaban cabeceando en una reunión de la Conmebol o por cómo se expresaba.
A pesar de eso, Sánchez no solo salió adelante, sino que revolucionó el medio con uno de los mejores contratos hechos en la historia del fútbol chileno. La leyenda cuenta que, ante la miserable oferta de una empresa por hacerse cargo de los partidos, el dirigente porteño, junto al empresario Jorge Claro, idearon el canal del fútbol que, desde esa fecha hasta ahora, ha generado y traspasado millones de dólares a los clubes. CDF revolucionó las finanzas y, hace dos décadas, se transformó en el principal ingreso que tienen los equipos.
Por estas razones, además de sacar campeón a Wanderers el 2001, algunos hinchas pedían a gritos el regreso de Don Reinaldo a Valparaíso cuando el club había perdido el rumbo bajo la presidencia de Rafael González, quien se jactaba de mantener las cuentas en números positivos, mientras el equipo se hundía en la tabla.
Sin embargo, el Sánchez II que vemos al regreso, ha mostrado la peor de todas las caras. Ya no dice "sovacando", pero dice cosas peores. De forma deliberada, expone a los jugadores, al cuerpo técnico, al gerente y anuncia a los cuatro vientos que está aburrido y que quiere retirarse.
Quizás eso explica que el bochorno de hace dos semanas, cuando el equipo no pudo jugar debido a la ausencia de guardias para cubrir el evento, haya terminado siendo un salvavidas para el dirigente que ya había anunciado que el equipo no iba a subir y que tampoco quería renovar ni pagar el sueldo de los jugadores por lo que resta del año.
Algunos hablan de un complot entre la empresa de seguridad con una de las postulantes al sillón edilicio de Valparaíso. El objetivo: dejar fuera de carrera al vicepresidente del club y candidato a la alcaldía por republicanos. No hubo partido, no salió González, pero tampoco la supuesta autora del complot. Es el riesgo de mezclar el fútbol con la política y los hinchas tuvieron que pagar el costo por la imprudencia de los dirigentes.
Solo perdió Wanderers y sus fieles seguidores, esos que sueñan con volver a primera y con dirigentes que no se aprovechen del cargo como herramienta para postular a cargos de elección popular. Aquellos que desean un presidente que respete a los hinchas, a los socios, a los jugadores, al cuerpo técnico y a la historia del club.
Alguien le tiene que decir a Reinaldo Sánchez que Chile en veinte años cambió. Ya no es pecado hablar mal, ser de origen humilde y tener la tez morena. Sí lo es ser prepotente, mal educado, abusivo e irrespetuoso. Ya nadie soporta a los "patrones de fundo" que quieren hacer lo que les plazca porque tienen poder y plata.