Cómo duele perder
Quedarse de un día para otro sin cargo, poder ni influencias no es fácil. Menos en esta Región.
Acabar cuarto en una elección de seis candidatos, más cerca del sexto que del tercero, es aquí y en Burundi -como diría el exministro Francisco Vidal- un fracaso de tomo y lomo. Por eso cuesta entender lo prepotente y lo errático del comportamiento del consejero regional Manuel Millones Chirino, alguna vez un tipo moderado y sobrio que pensaba genuinamente -y así lo creíamos todos- que su único norte era mejorar la calidad de vida de los habitantes de la Región de Valparaíso. A punta de trabajo y humildad, el core se hizo un espacio en los medios de comunicación, sobre todo en este Diario (como siempre alegaron todos los intendentes y el actual gobernador), en los coloquios y debates sobre la zona, de manera franca y, hasta donde podemos asumir, completamente desinteresada.
Pero todos somos falibles, claro está. Algo pasó en el camino, cuando la exdiputada UDI María José Hoffmann ("la señora Hoffmann", como la trata él para mostrar distancia con su expartido) osó cruzarse en su derrotero y pretendió ser candidata a gobernadora.
Entonces fue que Millones comenzó a dar palos de ciego. Primero cambió su empática forma de ser por la arrogancia. Optó, al igual que la gente que tanto critica, por ningunear las encuestas que no le acompañaban, cuestionó las coberturas de la prensa, los editoriales y hasta los turnos en los debates. Luego, buscó y encontró fantasmas donde no los había y lanzó al viento, en una olvidable entrevista con Raimundo Palamara transmitida por redes sociales que terminó condenándolo, una irresponsable acusación de que alguien "vinculado a la candidata" le había ofrecido 120 millones de pesos por bajar su candidatura y que él, tan digno, noble, enhiesto y honrado, los rechazó muy ofendido. Nunca fue a Tribunales. Nunca dio un nombre. Siempre se desentendió, tal como lo hizo olímpicamente con Rodolfo Hahn en Radio Bío Bío.
Desesperado, emporcó la elección de gobernadores de principio a fin. Al día siguiente de su ostensible revés electoral, le dijo a Francisco Yáñez en la Radio El Conquistador que se tomaría hasta el lunes 4 de noviembre para "reflexionar" sobre a quién daría su "apoyo". Exigió una promesa "firmada ante notario" en la cual Hoffmann desistiera de ser candidata al Senado si perdía la elección. También esperó una reunión, una llamada o una señal. Finalmente, quince días después y sin obtener nada, el apoyo del Partido Social Cristiano a la candidata de Chile Vamos lo obligó a agachar la cabeza, sin nombrarla, en una tibia declaración a través de un oscuro sitio web.
Pillado en falta, tal como el calamar que comienza a soltar su tinta para zafar de sus captores, ahora despotrica, amedrenta a periodistas de este Diario por WhatsApp y los amenaza con querellarse por algo que ni siquiera él tiene muy claro en qué consiste.
Manuel Millones dejará pronto su cargo en el Core. Le deseamos mucha suerte con su posible think tank, su eventual candidatura a diputado por algún partido instrumental, o como futuro asesor municipal o en el Gore. Entendemos el nerviosismo que le genera su incierto futuro laboral y su obvia pérdida de poder y protagonismo.
De otra manera sería difícil explicarnos por qué actuó como actuó.