"La ciudad no se merece un equipo que no está a la altura de Valparaíso"
La pasión por Wanderers, en el caso de Jorge Bermúdez, es un asunto completamente familiar. Fue su madre quien le heredó el corazón verde al ex contralor general de la República. "Ella es wanderina y se lo transmitió a todos los hijos y a todos los nietos, a pesar que algunos ya ni siquiera viven en Valparaíso", confiesa el abogado y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Su cercanía con el deporte también tiene lazos sanguíneos: su hija practicó gimnasia rítmica y hoy se ha acercado más al CrossFit; mientras que su hijo empezó a jugar básquetbol a los 11 años en Sportiva Italiana, club de toda su vida. Por si fuera poco, el académico es un avezado ciclista de ruta.
Además de esta relación de proximidad con la actividad física, no resulta exagerado decir que Bermúdez es un disciplinado militante de Valparaíso.
"Independientemente de cómo puede estar Valparaíso, es súper importante no sólo en nuestro país, sino que es una ciudad conocida en todo el mundo. Es la ciudad más fotogénica de Chile, es la ciudad más visitada, la ciudad que está más citada en películas, en pinturas, en novelas, no sólo a nivel nacional. Yo vivo en Valparaíso, eso que quede claro, sigo en el cerro Esperanza. Por eso me siento con autoridad moral para hablar de Valparaíso, no como esos que hablan y ni siquiera viven en la ciudad", afirma.
Pese a que reconoce no estar enterado del día a día del Decano, el doctor en Derecho tiene una opinión clara sobre el club: "Creo que Wanderers está al debe con Valparaíso, aunque hay que decir que hay muchas cosas que están al debe con Valparaíso".
Según el abogado porteño, "quizás en el último tiempo, y por la forma en que está jugando el equipo, he dejado de ir al estadio. No me motiva ir a un espectáculo donde la gente se sacrifica por asistir y ni siquiera ves mucho amor por la camiseta. Creo que la ciudad no se merece un equipo que no está a la altura de Valparaíso".
Su juicio, sin embargo, no sólo tiene relación con el club del cual es hincha, sino que abarca la actividad futbolística en general.
El profesor de la PUCV dice que lo que pasa en el equipo caturro es sólo una muestra de lo que atraviesa el balompié en este momento.
"El fútbol profesional en Chile se ha tomado como un negocio absoluto tratando de tener una ganancia corta en que te desprendes de los jugadores rápidamente para hacer una caja chica, pero si invirtieras a largo plazo podrías hacer una caja grande. Eso complota contra las divisiones inferiores. En todos los deportes, y lo digo por lo que viví con mi hijo, es un diez por ciento de talento y un noventa por ciento de esfuerzo. El otro día el presidente de la Asociación de Fútbol decía que no había plata para las divisiones inferiores, si me dices eso es que ya no queda nada. ¿Dónde está la plata entonces? ¿Dónde está el plan de desarrollo? No sé dónde está la solución, pero está claro que las sociedades anónimas deportivas como una forma de mejorar el nivel, sólo fueron un Veranito de San Juan, una Generación Dorada que no tiene reemplazo. Ni siquiera se llena el estadio cuando juega la selección", afirma el excontralor.
Como en un eterno retorno, Bermúdez vuelve a su reflexión porteña y señala que "hay que tener templanza para ser de Wanderers, te acostumbras a perder".
- Me imagino que siguió de cerca la campaña del 2001. ¿Qué recuerdos tiene de ese equipo?
- Fue un campeonato largo y recuerdo muchas cosas, cómo jugaba el equipo, estaba Jaime Riveros, en la defensa Héctor Robles, Jorge Ormeño, "Huevo" Soto, que lamentablemente terminó mal. Un equipazo. No me olvido esa caravana que partió desde Valparaíso cuando jugamos con Audax en el Nacional, una cosa muy bonita, el estadio lleno de wanderinos y después la celebración en Valparaíso, en avenida Pedro Montt. Yo no vi a Los Panzers, pero este fue un gran equipo, incluso le ganamos a Boca en la Libertadores. Son pequeños triunfos que se deben atesorar.
- En la época que usted era niño y joven, Wanderers andaba a los tumbos. ¿Había algún jugador en esos tiempos que admirara?
- En esos tiempos fui mucho más al estadio que ahora, antes no se televisaban los partidos, además uno con los años se aburguesa. En los setenta y los ochenta uno tenía la ilusión de que el Wanderers podía volver a hacer algo importante. Además un tío tenía un bus de la Sol del Pacífico, me acuerdo incluso del número de la micro, era la 109, un Marco Polo, y él transportaba al Wanderers. Por eso mismo yo tenía un contacto mucho más cercano con el equipo. Recuerdo perfectamente cuando murió Víctor Bórquez, que se ahogó en un río, eso me marcó mucho. Me acuerdo mucho del arquero Jaime Zapata, que era muy ágil, también de Jaime Bahamondes.
- Teniendo en cuenta que usted creció con otro fútbol, ¿cómo percibe lo que pasa hoy con el marco jurídico actual debido al nacimiento de las sociedades anónimas deportivas?
- Creo que hay que juzgar esto a partir de los resultados. No hay una sola forma de hacer las cosas, puede haber sociedades anónimas, fundaciones o corporaciones. Cuando hay una sociedad anónima, los socios no tienen nombre, puede ser cualquier persona con interés en invertir, podría haber sido interesante porque atraes capitales, pero también es cierto que quien invierte quiere ganar lo más rápido posible. Mi percepción es que en los clubes se hace la inversión y se trata de rentabilizar lo más rápido posible. Y para lograrlo no tienes muchas opciones, la principal es la venta de jugadores. Eso hace que se descuide a las divisiones inferiores. Pueden pegarse una "pasada", pero no queda mucho en la institución. Hoy no tienes muchos equipos competitivos a nivel internacional y el torneo local no es un producto que sea tan valorado.
- ¿Qué impresión le ha dejado el funcionamiento de Wanderers como S.A.?
- Estamos en Primera B, eso creo que marca algo y debería hacernos reflexionar. Creo que falta visión a largo plazo. Yo no soy experto en gestión deportiva, pero estamos en la B hace rato. El año pasado estuvimos a punto de subir, pero seguimos ahí y vamos a seguir. Los resultados son demostrativos de que hay algo que mejorar. Tú puedes tener excelentes jugadores, pero si no tienes gestión, eso marca todo. La gestión es esencial en toda organización. Piensa en el equipo femenino de Sportiva Italiana, los dirigentes se sacan la mugre, pero con recursos mínimos terminamos jugando el cuadrangular final de la Liga de las Américas. No hay equipos profesionales chilenos que lleguen a estar entre los cuatro mejores del continente. Con poquito y buena gestión, se puede hacer.
- ¿Cuando fue contralor hubo alguna fiscalización a las sociedades anónimas deportivas?
- Esto es cien por ciento privado y lo que te aporta el Estado no es permanente.
- Sin embargo, usan estadios que son fiscales y se les entregan en condiciones muy favorables.
- Pero ahí hay una finalidad social en la administración de ese recinto. Se lo entregan, pero les cobras, no es gratis. Yo creo que no va por el lado de que la Contraloría pudiera hacer algo. Debería ser el Instituto Nacional del Deporte y el Ministerio del Deporte. Pero hay muchos intereses que pueden hacer difícil meter mano ahí.
"Estamos en Primera B, eso creo que marca algo y debería hacernos reflexionar. Creo que falta visión a largo plazo".
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