La Delegación que nunca delegó nada
El estreno oficial del cargo en la Región (aun cuando Jorge Martínez también lo fue por ocho meses) dejó más dudas que otra cosa. El puesto derivó en una peligrosa marmita de egos y líos partidistas, más que en una autoridad de coordinación del combate a flagelos tan sensibles como la delincuencia o los incendios.
Llamativo resultó ver a la recientemente renunciada ex delegada presidencial, Sofía González, haciendo campaña y repartiendo en Quillota volantes por la candidatura de Rodrigo Mundaca para la segunda vuelta de este domingo. Así como no es ningún misterio lo pésimo que se llevaron durante los dos años y ocho meses que ella estuvo en el cargo, tampoco es un secreto el quiebre del gabinete regional que deja atrás entre los militantes del Partido Comunista, los del Socialismo Democrático y el Frente Amplio. De hecho, a su despedida, realizada el último sábado en la casa de la seremi de Energía, Arife Mansur (PS), sólo acudieron sus incondicionales: los seremis de Agricultura, Sergio Salvador (PC); de Justicia, Paula Gutiérrez (PS); de Deportes, Leandro Torres (PPD); y el delegado provincial de San Felipe, Daniel Muñoz (PPD); pero nadie del Frente Amplio, partiendo por la vocera regional, María Fernanda Moraga, la frustrada carta del diputado Diego Ibáñez para asumir la Delegación, o la secretaria de Salud, Lorena Cofré. Agréguese que hay tres seremías acéfalas: Medio Ambiente, Obras Públicas y Trabajo.
Reconocido más como una plataforma de visibilidad política, el cargo de delegado presidencial regional, definido en la ley como el "representante del Presidente de la República en el respectivo territorio regional, responsable de las tareas de gobierno interior, seguridad pública, coordinación y supervigilancia de los organismos públicos que funcionan en la región", derivó en una peligrosa marmita de líos y egos partidistas más que en una autoridad de coordinación del combate a flagelos tan sensibles como la delincuencia, los incendios o los damnificados sin casa. Si, además de ello, existió un quiebre palpable entre el gobernador regional y la exdelegada; y entre la exdelegada y los seremis y directores de servicios que no hayan sido afines a su simpatía (ni su mismo sucesor Yanino Riquelme, correligionario del PC, era de sus más cercanos), mejor sería cerrar por fuera.