Presente y futuro de la política digital
Un brusco cambio en la configuración de diversas plataformas sociales provocó la última elección en EE.UU. ¿Seguirá Chile rigiéndose por las mismas?
La profusión de la publicación en redes sociales de información marcadamente falsa con claros tintes políticos ha alcanzado niveles homéricos en las últimas semanas, con el antiguo Twitter, el actual X de Elon Musk, como la cloaca predilecta de francotiradores que sólo buscan instalar realidades o, derechamente, dañar a terceros. Los discursos de odio, las infamias, e incluso las injurias que cruzan la red fundada por Jack Dorsey, ha llevado a muchos a migrar a una aplicación similar, supuestamente más segura y de corte descentralizada: BlueSky Social, fundada originalmente por el propio Dorsey. Aprovechando el antitrumpismo galopante después de las últimas elecciones en Estados Unidos, BlueSky ha crecido exponencialmente en seguidores, muchos de ellos renuentes a seguir bajo la influencia del supuestamente endemoniado algoritmo que rige X, sin aceptar -al menos hasta ahora- publicidad ni posteos pagados, como también permite no ser mencionado por terceros directamente, el core de los emplazamientos digitales en los cuales cualquier energúmeno puede insultar o desafiar a una autoridad, un personaje público o a quien sea sin más castigo que ser bloqueado, lo que en rigor muchos termocéfalos hasta exhiben como medalla.
Su irrupción compite con otras herramientas de microblogging ya instaladas aparte de X, tales como Threads, perteneciente a Meta; Mastodon, la llamada opción "friki"; Truth Social, fundada por Trump tras ser expulsado de las RR.SS. tras el asalto al Capitolio del año 2021; o Parler, muy similar en su absoluta falta de límites o moderación.
En Chile, aunque muchos no lo sepan, las redes sociales establecen buena parte de los conflictos y las pautas políticas y sociales, manejadas en buena parte por la nueva generación que hoy detenta el poder, cada vez más obsesionados con el creativo marketing digital que realizan día a día en plataformas como Instagram, Tik Tok o X. Extraordinarios exponentes locales son la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, con una cuidadísima estética visual y un muy particular estilo en sus redes (más de 250 mil seguidores en IG), además de las diputadas Chiara Barchiesi (Republicanos), Camila Flores (RN), el también parlamentario Diego Ibáñez (FA) y el eterno exalcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, aunque estos cuatro últimos con posiciones radicales más propias de X.
¿Hacia dónde va todo esto? Quién sabe. Las características de la guerrilla digital son precisamente su impredictibilidad, la cómoda posición de establecer un discurso monodireccional sin contrapreguntas ni verificaciones y la gran interrogante de si muchos de ellos realmente existirían si alguna vez se produjese un apagón digital de proporciones.