La historia del psicoanalista Otto Rank, el discípulo díscolo de Sigmund Freud
En el "comité secreto" del psicoanálisis hubo un médico al que su fundador se refirió como "un hijo", mientras trabajaban en cómo tratar de entender la mente desde comienzos del siglo XX hasta hoy.
Tenderse en un diván puede ser aterrador y a la vez un descanso, donde la voz del analista llega como una suerte de carta de navegación, en un intento de comprender el dolor psíquico, darle forma, ver qué se puede hacer con él y cómo salir de nuevo a la vida. Lo que hoy es para cada vez más personas parte de una rutina, a comienzos del siglo XX era campo abierto, con Sigmund Freud a la cabeza rodeado por el "comité secreto" del psicoanálisis, "grupo de estrechos colaboradores que se comprometieron a tener mucho contacto personal entre ellos para defender el psicoanálisis freudiano y evitar desviaciones teóricas", explica el psiquiatra, psicoanalista y académico español, Ramón Echevarría, quien publicó en Chile "El anillo de Otto Rank".
Rank es el integrante del selecto grupo que vivía en Viena, Austria, al igual que Freud, por lo cual fue "seguramente el discípulo con el que tuvo más contacto personal que con el resto del 'comité secreto', que es un grupo de discípulos que Freud eligió para defender al psicoanálisis de peligros y amenazas, a los que entregó un anillo, de ahí el título del libro", agrega el también miembro de la Sociedad Española de Psicoanálisis (International Psychoanalitical Association). Al pasar mucho tiempo juntos, Rank desarrolló "un contacto estrecho, continuo y muy personal con Freud, quien en algunos momentos se refiere a él como a 'un hijo', entonces su importancia es sobre todo el rol histórico que jugó en los comienzos del psicoanálisis y el papel de precursor de los nuevos desarrollos futuros del psicoanálisis, pero actualmente su obra no tiene una importancia y no tiene un peso especial".
Sin embargo, aclara Echevarría, Rank fue pionero, "por ejemplo, en dar más importancia a la madre que al padre dentro del psicoanálisis, en investigar la etapa preedipica a la edípica (complejo), en dar importancia a lo que son las ansiedades de separación, porque supone las ansiedades de separación y la separación en el desarrollo psicológico, etcétera: tiene una serie de ideas que otros autores han desarrollado".
Porque la historia de Rank, según relata el doctor en Medicina en "El anillo…", puede resonar en varios lectores hoy, ya que comienza con "un padre alcohólico que osciló entre la despreocupación y el autoritarismo, que llenó la infancia de Otto de inseguridad y miedo, y contra el que el mismo Rank se rebeló después; un padre que Freud llamó 'indigno'". Páginas más adelante, el autor agrega que "ese 'trato íntimo' con Freud fue el 'tratamiento' -trato terapéutico- que recibió Rank: convivir, compartir, conversar con una figura paternal que le ofrecía protección y seguridad, que lo reconocía, que lo aceptaba, lo apreciaba y lo estimulaba".
En este contexto, Rank escribe "El trauma del nacimiento", donde, según explica Echevarría en el libro, "el papel del padre quedaba así reducido, derivado del de la madre, quien se convertía en la figura fundamental en el desarrollo psicológico y psicopatológico". Aunque Freud le recuerda en una carta de 1924 "el peligro de 'tomar lo que se agita dentro de uno y proyectarlo como una teoría científica'".
El discípulo visita la casa de su maestro por última vez en 1926, después de conferencias que atraviesan el Atlántico y Europa a fin de clarificar la teoría psicoanalítica que prevalece hasta hoy. Rank continúa con su trabajo de manera independiente, donde explora el terreno de las artes: "En toda creación, pues, hay abandono, hay pérdida, y en cierta medida hay traición. Por eso genera culpa", detalla el académico español en "El anillo…". Tras la lectura de esta idea, mediante recomendación del novelista Henry Miller ("Trópico de Cáncer"), la también escritora Anaïs Nin ("Incesto") pide una hora con el doctor Rank.
-¿Cómo llegó usted a este enlace con la literatura?
-Por mi profesión siempre me ha interesado mucho la historia del psicoanálisis, y leyendo los diarios de Nin aparece aquel episodio ("Fuego", entre otros), que está explicado en "El anillo...", en que tuvieron un idilio con Rank luego de que ella fuera su paciente, en un tratamiento que duró sólo cinco meses. En medio de este idilio, hay un momento en que se van a separar porque Rank se iba a instalar en Estados Unidos, Anaïs le da el anillo que le había entregado su padre y Rank le da el anillo que Freud le había entregado como miembro del comité secreto. (…) Me pareció muy interesante cómo un anillo de Freud habría llegado a Anaïs Nin. El traspaso del anillo, que es un símbolo de lealtad y compromiso, simboliza la renuncia de Rank a su vínculo con Freud y su evolución desde una psicoterapia que pone el centro el autoconocimiento como el psicoanálisis, a otra que pone en el centro la ilusión y la autoexpresión, como la que desarrolló Rank. El libro está organizado, digamos, un poco en relación a este traspaso del anillo.
-La escritora tiene una relación muy particular con su padre, con los hombres en sí, como aparece en sus diarios que usted cita a fin de explicar el vínculo entre Nin y Rank.
-Ella tuvo una relación incestuosa con su padre, hay motivos para pensar que ella sufrió abusos sexuales cuando era niña, y después ya mayor, con más de 30 años, tuvo una relación incestuosa con su padre. En "El anillo..." hago un análisis de cómo fue el tratamiento con Rank, del idilio que tuvo un final dramático, porque Rank fue su terapeuta y era mucho mayor que ella, acabó representando una figura paterna y ella se vengó de su padre a través de él.
-Están de moda los talleres de escritura como terapia, ¿qué piensa sobre esto?
-Pienso que cuando hay malestar psicológico o sufrimiento mental hay muchas cosas que pueden ayudar, además de la terapia. La escritura es una de ellas: sirve para autoexpresarse, reflexionar, para ser creativo, por lo tanto, la escritura puede ayudar como puede ayudar escuchar música u otro tipo de autoexpresión, como pintar, etcétera, por eso, muchas de estas actividades se han tratado de sistematizar como terapias y se habla de musicoterapia, arteterapia, psicodrama o escenoterapia, hay muchas actividades en la vida, o tener un grupo de amigos ayuda psicológicamente, así como para un adolescente encontrar un amigo puede ser algo que le ayude muchísimo en la crisis de esa etapa, estas maneras de ayudar, incluida la escritura, existen, lo que pasa es que suelen ser para problemas menores, esto ayuda hasta cierto punto, pero hay personas que necesitan tratamientos mucho más específicos y profundos, el psicoanálisis es uno de los más importantes. Un taller literario no puede sustituir a la terapia. 2
Rank fue un discípulo muy cercano a Freud, de quien se terminó distanciando.
Valeria Barahona
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