La reconstrucción en clave política
No es fácil entender por qué el incendio de febrero y sus efectos no han golpeado a las autoridades como la catástrofe que fue.
Una de las grandes interrogantes del último proceso electoral en la Región de Valparaíso fue, sin lugar a dudas, por qué el megaincendio del 2 de febrero, con 136 muertos y más de 21.000 damnificados en Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, además de una reconstrucción que ha entregado sólo 14 viviendas definitivas, no tuvo efectos políticos sobre la alcaldesa Macarena Ripamonti o el gobernador regional Rodrigo Mundaca.
¿Será que ambos fueron críticos de la gestión estatal? ¿Será que ni el arquitecto Iván Poduje, en primer lugar y con propuestas técnicas, ni la cientista política María José Hoffmann consiguieron convencer a los votantes de que una correcta prevención ante futuros desastres y una efectiva reconstrucción eran la piedra basal de sus campañas y que tanto la alcaldesa como el gobernador debían ser "castigados" en las urnas por sus eventuales responsabilidades u omisiones?
¿O resultará cierto eso de que el mejor negocio es apuntar los dardos al "Estado", esa entelequia de contornos borrosos, muy alejada del Gobierno en curso, la cual incluso podría ser culpada casi de cualquier cosa: el estallido social, la contaminación en Quintero y Puchuncaví o los supuestos abusos y violación de un exsubsecretario?
Pero aquí hay gestiones que no han sido siquiera evaluadas, tampoco creemos que lo serán, como las del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el Serviu regional, que no sólo no han acometido el trabajo indispensable para dar tranquilidad a las familias damnificadas, sino que ayer tuvieron un paro de 46 arquitectos y consultores de la reconstrucción por el "no pago de servicios, falta de claridad en los plazos del proceso y poco apoyo del Minvu". Una vergüenza total, pero que a nadie parece importarle, tal como el desorden, la inoperancia y la triste sospecha de que la presente administración podría incluso no llegar a cumplir ninguna de sus promesas a los damnificados antes de su término. Ello obliga a preguntarnos a quién o quiénes responden el ministro Carlos Montes, la subsecretaria Gabriela Elgueta, el director del Serviu, Rodrigo Uribe, la ministra Javiera Toro (¿seguirá siendo "encargada"?) o el gerente Patricio Coronado.
Tres teorías finales: ¿Será que a La Moneda no le interesan estos temas porque son puro "costo"? ¿Tal vez sólo le importa aquello que afecta a los inquilinos de Palacio y los amigos del Segundo Piso? ¿O, última opción, no terminaremos viendo cientos de entregas de llaves el próximo año antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias?