LOS MARTES DE DON DEMETRIO Algo más sobre Estados Unidos
POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
Lo que en política americana se llama "era republicana" se inició con Lincoln y terminó con la elección de Franklin Delano Roosevelt (1933), habiendo tenido el intervalo del demócrata W. Wilson en 1913. A su vez, lo que se ha denominado la "era demócrata" comenzó con FDR en 1933 y terminó con la elección de R. Nixon en 1969, teniendo de por medio al republicano D. Eisenhower en 1953. Después de eso ha habido casi una alternancia entre ambos partidos para elegir al jefe de Estado. La pregunta que cae de cajón es: ¿qué pasó que ninguno de los dos partidos pudo afianzar un liderazgo para dar origen a una sucesión de los suyos? Se mencionan diferentes factores, pero me detendré en dos: la movilización geográfica y la movilización social.
Se entiende por movilización geográfica el hecho que los americanos desde hace ya años no se quedan viviendo por mucho tiempo en un mismo lugar. Se calcula que el 10% de ellos cambia anualmente su residencia a otro estado distinto de la Unión, lo que ha resultado en que la tradicional tendencia política que había en alguno de ellos se haya ido modificando.
Por otra parte, hay otros que han mutado su población por motivos exógenos. Quizás el caso más notorio es Florida, donde la llegada de cubanos en los primeros años de Fidel Castro fue masiva y tuvo la característica de haber sido la primera inmigración calificada en llegar al país. Las que arribaron antes y que masivamente se distribuyeron en el territorio, provenientes básicamente de países como Italia o Alemania, en su gran mayoría fueron trabajadores sin mayor preparación. Los cubanos de los primeros años del castrismo que emigraron a Estados Unidos para radicarse mayoritariamente en las cercanías de Miami, eran profesionales o técnicos que al llegar realizaron labores comunes y corrientes, como choferes de taxis, y poco a poco por sus conocimientos en diferentes áreas fueron ascendiendo y consiguieron convertirse en técnicos o profesionales netamente americanos. Esa inmigración tuvo consecuencias manifiestas en los resultados electorales posteriores de ese estado. Dicho sea de paso, Florida -de ser un estado con poca preocupación de los dos partidos- se transformó en uno de los 10 más importantes. Otro caso de movilización geográfica fue la acaecida en Michigan debido al cierre de las plantas que fabricaban automóviles. Muchos trabajadores debieron buscar otro destino, lo que se ha visto expresado en el hecho que el estado de ser ampliamente demócrata, hoy no lo es.
La movilización social hace referencia al hecho que el número de personas que ha tenido y tiene acceso a universidades o escuelas técnicas ha ido constantemente en aumento, lo que ha resultado en que los individuos posean una capacidad diferente para apreciar los hechos políticos y económicos, así como los internacionales. El haber ascendido en la escala social les da una perspectiva más amplia del espectro político y con ello una capacidad de elección que no está influida por el estado donde viven, por la tradición familiar o por la religión que profesan. Poseen una mayor independencia.
A su turno, la masificación de los nuevos medios de comunicación aparecidos en los últimos quince años ha resultado ser un elemento novedoso que ha puesto a disposición de todos los que habitan el país del norte un mayor conocimiento de lo que acaece en esa nación y en el mundo internacional, ayudándolos a tener una percepción propia.
Ahora bien, es necesario preguntarse qué pasó en la última elección y como se llegó nuevamente a D. Trump, pese a que estaba procesado por una serie de delitos graves, procesos que la justicia ha suspendido por haber logrado la presidencia. Adicionalmente, se pensaba que el haber incurrido en la más grande felonía política de la historia al desconocer los resultados de la elección que perdió hace cuatro años y el haber respaldado el acto más reprochable conocido como fue el asalto al Capitolio, tendrían una connotación negativa determinante. Sin embargo, ganó limpiamente los comicios recién habidos.
A todo lo anterior hay que agregar que Trump tiene conciencia que no puede presentarse a la reelección en cuatro años más, por lo cual nada impedirá que intente llevar adelante algunas de las disruptivas ideas que predicó durante la campaña. Todo lo indicado precedentemente demuestra que hoy el pueblo americano va a las urnas sin cuidar ciertos aspectos -internos y externos- que son indispensables considerar cuando se selecciona a la persona que dirigirá los destinos de la nación más poderosa del mundo. La realidad de hoy asusta, sobre todo ante el acontecer internacional que se vive con los conflictos en Europa y el Medio Oriente. No estamos hablando de cosas pequeñas. Los peligros de grandes dimensiones están a la vista.
En cuanto a nuestro país, no hay dudas que los dichos pronunciados hasta ahora por el nuevo inquilino que tendrá la Casa Blanca crean una justa preocupación. Su mentalidad frente al libre comercio, que ya demostró, puede complicarnos. Hay que recordar que cuando se creó el TTP, este no tenía número y fue el retiro de Washington de ese acuerdo - llevado a cabo por especial resolución del entonces jefe de Estado (Trump)- que motivó la iniciativa de Chile para continuar con las tratativas y llegar al final al TTP 11. Con Estados Unidos éramos doce.
Adicionalmente, cabe preguntarse: ¿se implantarán nuevos aranceles para los productos chilenos? ¿Se respetará el acuerdo de libre comercio suscrito entre ambos países? ¿Se mantendrá la visa waiver que permite a los chilenos viajar a Estados Unidos sin necesidad de seguir los engorrosos trámites generales necesarios para obtener visa? ¿Será capaz Washington de respetar como corresponde el hecho que Chile posee un gobierno de izquierda en contraposición al agrado que le produce Milei en Argentina? Estas y otras interrogantes no proporcionan un cuadro muy alentador. El actual Presidente de la República y el (la) que venga deberán desarrollar una política cuidadosamente elaborada para tratar con Washington.
Las interrogantes indicadas y otras quedan pendientes por ahora. Pero a largo plazo lo que más asusta es el cómo el pueblo americano se seguirá comportando en el futuro para seleccionar a quien debe ocupar el asiento en que, entre otros, se sentaron G. Washington, F.D. Roosevelt, J.Kennedy y B. Obama.