- Este año han obtenido desde líneas de financiamiento verde hasta premios de infraestructura. ¿Sienten que después de un comienzo complejo, ya están en tierra más derecha?

En un inicio la desconfianza y la historia de la zona donde nos emplazamos generó ciertos roces, pero se ha valorado el tremendo aporte ambiental y económico de nuestro proyecto. Las necesidades de agua son infinitas para empresas y personas con distintos intereses. En un área tan restringida como la zona central, con comunas tan densamente pobladas, no hay espacio y lo lógico es tener un solo tubo, donde seamos capaces de compartir el agua que se transporta. Esta propuesta ha llevado a que hoy tengamos un apoyo más transversal y tiene que ver con varios factores: en primer lugar, el impacto ambiental positivo del proyecto. Vamos a reemplazar agua que se está extrayendo de las napas sobre explotadas, aliviándolas de tal forma que eventualmente la gente verá una diferencia en sus pozos y en la flora de las zonas donde industrias dejarán de extraer agua. Y, paralelamente, hay una cantidad importante de camiones aljibe que hoy emiten más de 200 toneladas de CO2 por día, que van a dejar de circular. El impacto ambiental y social es super positivo. Lo otro fundamental es el nivel de inversión. No es fácil invertir en Chile, la permisología conlleva importantes grados de incertidumbre y falta aún por avanzar en la institucionalidad de la desalación, donde Chile tiene un tremendo potencial. En ese contexto, nosotros estamos invirtiendo 1.200 millones de dólares, lo que nos convierte en la inversión más importante de la Región de Valparaíso.

- Y sobre el aporte territorial, ¿se han alcanzado los objetivos planteados?

- Como empresa hemos trabajado de manera muy colaborativa con las comunidades. Desde un inicio hemos trabajado con una consultora especializada que se dedica a buscar candidatos para satisfacer las necesidades constructivas. Hoy tenemos más del 50% de empleo local. Además, el principal valor social que estamos generando como empresa es la entrega de agua que hemos comprometido con 8 servicios sanitarios rurales (exAPRs) de las comunas de Limache y Olmué. Vecinos que se han visto muy afectados por la sequía extrema que ha impactado en la zona central del país, generando que sólo tengan agua potable durante dos horas cada dos días. Es una cruda realidad generada por el cambio climático y que con proyectos como el nuestro puede ir cambiando. El trabajo directo con los dirigentes y comunidades que se verán beneficiados en su calidad de vida diaria, ha sido lo más reconfortante del año. En paralelo, como Aguas Pacífico hemos asumido un compromiso social con las comunidades vecinas a nuestro proyecto. En ese contexto, estamos impulsando y financiando Proyectos de inversión social junto a los municipios de Puchuncaví, Quintero, Olmué y Til Til, y es muy posible que próximamente avancemos con los municipios de Limache y Quillota. Adicionalmente, hemos implementado Fondos Concursables de Desarrollo Social directamente con organizaciones sociales, apoyando a más de 45 iniciativas, haciendo realidad sueños y esperanzas.

- Concretamente en la relación con los pescadores, ¿cuánto se ha avanzado este año?

Se ha avanzado mucho. Destaco el trabajo desarrollado junto con la Federación de Pescadores Bahía Narau, con los que este año hemos implementado los diferentes puntos del Acuerdo firmado en septiembre de 2023. Resalto especialmente las optimizaciones al proyecto (inmisario y emisario), la constitución de la Mesa de la Salinidad con la participación de científicos de Universidades de la Región y, finalmente, la planta procesadora de productos marinos. Esperamos poder empezar a construir el próximo año lo que será una planta ejemplar, donde los pescadores serán dueños el día de mañana les dará un sustento adicional. En paralelo hemos desarrollado convenios con los sindicatos no federados, con los cuales se han realizado capacitaciones a los socios, implementado proyectos de desarrollo de cada sindicato y un diálogo abierto y constructivo.

- Hace poco concluyeron una Participación Ciudadana Temprana por un proyecto de ampliación de la capacidad de producción de agua desalinizada ¿Cómo fue el proceso?

El proceso fue muy positivo, ya que logramos tener la participación de más de 1.100 personas de las Comunas de Puchuncaví y Quintero, junto a autoridades y líderes sociales. Los vecinos han entendido y compartido el beneficio de modificar el proyecto original. Tenemos la oportunidad de generar 1000 litros por segundo adicionales para la región, con una ampliación de la planta, ajustes menores al inmisario y emisario y utilizando mucho de la misma infraestructura. En el Estudio de Impacto Ambiental que esperamos ingresar el 2025, incorporaremos la mayoría de los aportes y observaciones de la comunidad recogidos en esta Participación Ciudadana Temprana.

Javier Moreno Hueyo:

"Desde un inicio hemos trabajado con una consultora especializada que se dedica a buscar candidatos para satisfacer las necesidades constructivas. Hoy tenemos más del 50% de empleo local".