Mejoras en el paso Los Libertadores
Resulta inexplicable que un punto clave del intercambio entre Chile y Agentina no cuente con el mejor estándar de servicio.
De verdadera odisea calificaron varios medios argentinos el camino que más de 20 mil trasandinos hicieron a través del paso fronterizo Los Libertadores para pasar las fiestas de Año Nuevo en Chile, principalmente en Valparaíso y Viña del Mar, donde podrán disfrutar, después de muchas visicitudes, del tradicional espectáculo pirotécnico en la bahía. Las esperas de 12 horas en los controles fronterizos de ambos lados, los graves problemas de seguridad carretera que tienen la vías en Argentina y la implacable revisión que realiza el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en Chile -una barrera sanitaria indispensable-, son mencionados como los principales escollos en el largo trayecto que deben hacer los mendocinos y habitantes de los alrededores para cruzar a nuestro país. Ninguno de estos problemas o atrasos refleja un servicio migratorio moderno, capaz de responder a los incrementos de atención con rapidez y eficacia. La avalancha de argentinos que busca pasar las fiestas de fin de año en nuestro país y luego, con seguridad, quedarse para los primeros días de la temporada estival, no es una sorpresa para nadie. Desde hace meses que el paso Los Libertadores ha visto un incremento del tránsito desde el país vecino para aprovechar los mejores precios que encuentran aquí en productos importados. Es el llamado "turismo de compras", que permite al comercio proyectar un verano singular, de altos ingresos. Por todo esto, llama la atención que el delegado presidencial provincial de Los Andes, Cristián Aravena, hablara el sábado de un movimiento inusual para explicar el atochamiento en el Paso Los Libertadores.
Sin embargo, más allá de las deficiencias demostradas por el servicio para atender esta continencia, existe un problema estructural que atender. No puede ser que el principal paso fronterizo entre Chile y Argentina tenga deficiencias de infraestructura pública en ambos lados de la cordillera, incluidas las rutas de acceso. Atender este problema debe ser un objetivo estratégico de ambas naciones, porque la implementación de un paso fronterizo moderno y eficiente permitirá no solamente solucionar el problema que viven los turistas, sino mejorar el tránsito de cargas y con ello un intercambio comercial que es vital para las economías del Cono Sur.