LA TRIBUNA DEL LECTOR Viña del Mar, 150 años (final)
POR JORGE SALOMÓ FLORES, HISTORIADOR
Desde 1955 el plan viñamarino cambia los elegantes chalets por edificios de cuatro o cinco pisos, construidos entre calles Álvarez, Valparaíso, Arlegui, población Vergara, sectores de Recreo, Caleta Abarca, para seguir el crecimiento vecinal en los '60 a zonas de altura como la Población Lord Cochrane, Empart, Gómez Carreño, Santa Inés y Miraflores Alto.
Los años '60 se anuncian promisorios para la ciudad jardín. La Municipalidad promueve la Feria de Artesanía en los jardines de la Quinta Vergara, se dispone un precario escenario para animar a los asistentes con un festival de canciones inspiradas en Viña del Mar y algunos cantantes actúan en jornadas vespertinas y nocturnas. En febrero de 1960 se gesta la primera edición del que llegará a ser uno de los Festivales de la Canción y espectáculo artístico más importante del continente.
Se construyen los edificios Costazul, Plaza, Contursa, Montecarlo, los hoteles San Martín y Alcázar. Se espera a los equipos de fútbol que participan en el Mundial de 1962, con la instalación del Reloj de Flores. El estadio El Tranque (hoy Sausalito) recibe a las selecciones que llegan a la sede viñamarina, la hinchada vibra con la verde amarela de Brasil, que junto al equipo chileno se convierten en favoritos del certamen. Las alcaldías de Gustavo Lorca Rojas y Juan Andueza Silva concilian el destino turístico de la ciudad con el desarrollo poblacional.
La apertura del túnel Lo Prado reduce el tiempo de viaje con Santiago. Se consolida la adquisición de departamentos como segunda vivienda, se amplía el funcionamiento anual del Casino, el balneario rompe la estacionalidad, llegan estudiantes universitarios y jubilados que gozan del buen clima y el grato ambiente viñamarino. En verano, las playas se extienden a Reñaca, Los Lilenes, Cochoa, Playa Amarilla hasta Concón. Un hito en el camino costero: el strudel de manzana o la once completa en el "Edelweiss".
En los '70, la calle Valparaíso vive un periodo espléndido, con locales emblemáticos como "El Samoiedo", "Confites Serrano", "Casa Rebeca", "Lanas Princesita", "Tejidos Snob", Disquería "Walbaum & Fath", calzados "García", "Bata", las paqueterías "turcas" del Portal Álamos" como "Casa Hola" y "Suez", "Sastrería Inglesa", "Picadilly", "Géneros Bengoa", "Stock de Tabacos", el salón de té "Mirabell", la casa de arte "Mori", "Propiedades Jorge Montt", "Flaño", librería "El Mago", joyerías "Belga", "Levi" y "Carlos Varas", los jugos "Rodier", la juguetería "Lily", muchas zapaterías, los jeans "Lee y Wrangler" de Sergio Eidelstein, las confecciones de Eugenio Prida y los uniformes en "Blancanieves". En marzo, la ruta termina en la peluquería de Galería Couve o del Club de Viña para el obligatorio corte de pelo estudiantil.
Tiempo de ferreterías emblemáticas: "La Covadonga", "Deva", "La Sierra", "Bagnara"; farmacias que anunciaban su turno de fin de semana: "La Viñamarina", Ewertz", "Bedoya", "Inglesa"; casas comerciales como "La Primavera", "Magnasco", "Cerón", "El Bisonte", "Opaline", las perfumerías "Miranda" y la óptica "Viña del Mar"; las lavanderías "Central Express" y "La Parisiene", las lámparas "Rambal", "Casa Fernández" y "Casa Volts"; las radio Recreo y Minería, con sus estudios en calle Valparaíso y Paseo Cousiño respectivamente. Las heladerías "La Triestina" y "Timbao", los sándwiches del Cevasco, los dulces de Guillermo Comas en "Hucke", las cecinas de Otto Stark, los completos del "León", las pastas italianas de "El Gastronómico", el pan calentito de "Viale", "La Terrile" o "Ayarza", el maní de "Tostaduría Arauco", el taller de autos "Cruciani", el colemono del Casino Chico. Everton 1976, auspiciado por el Casino y su concesionario Antonio Martínez obtiene el campeonato de fútbol.
Pese al cierre del Teatro Rialto -hoy Galería Carrusel-, se esperan los estrenos cinematográficos en los cines Rex, Olimpo y en el Cine Arte. Para los llamados telefónicos de larga distancia, el subsuelo de la Compañía de Teléfonos y sus cabinas. Al salir, personajes como "El Cristo de Palo" con sus perros, "El Mazzola" con su violín en una lata de aceite, las melodías de acordeón de algunos no videntes y la venta de polla y lotería de aquel "peladito" sordo mudo que cruzaba raudo del Samoiedo y el Caribian al Casino para vender sus cartones.
Los terremotos de 1971 y 1985 dañan muchos chalets de la Población Vergara. Si bien los alcaldes Raúl Herrera Aldana y Eugenia Garrido lideran tareas de reconstrucción de edificios patrimoniales como los palacios Carrasco, Rioja, Vergara, Fonck, la ciudad cambia su contexto urbano, crece en población y territorio, aumenta el flujo de tránsito entre Valparaíso y las comunas interiores. Quiebra la CRAV y se cierran las industrias textiles; el tren, motivo fundacional del villorrio, se convierte en un problema que obliga a hundir su trazado, comienzan cambios que debilitan el casco tradicional y potencian el poblamiento de sus cerros y la expansión inmobiliaria y comercial a Reñaca y Concón. Así, habitantes, turistas, instituciones y autoridades se enfrentan a los profundos dilemas que comprometen las grandes decisiones de Viña del Mar en estos 150 años de existencia.