Redacción

El desaforado diputado por la Región de La Araucanía, Mauricio Ojeda (indep. Republicano y ex-Evópoli), quedó ayer en prisión preventiva por 30 días, mientras se investigue su "participación como autor y cooperador en el delito de fraude al fisco", señaló el fiscal regional Roberto Garrido, en el contexto de la arista Manicure del caso Convenios, millonarias transferencias estatales a fundaciones recién creadas o con fines distintos a los declarados en licitaciones públicas.

La magistrada Leticia Rivera, del Juzgado de Garantía de Temuco, aseguró que "el tribunal no puede menos que observar que el imputado en libertad visitó, además tomó contacto con los imputados y testigos de la investigación".

"Sin perjuicio de no encontrarse en rebeldía, se opuso hasta la última instancia a ser siquiera investigado. Es posible concluir que no existe una medida cautelar distinta a la prisión preventiva que permita asegurar los fines del procedimiento y la seguridad de la sociedad", agregó la jueza.

Más de $730 millones se habrían desviado desde el Gobierno Regional de La Araucanía a las fundaciones Folab y Educc, con gestión de Ojeda, para "cursos de manicure" en Temuco y Padre Las Casas, los que no se llevaron a cabo y las organizaciones cerraron sus oficinas. En el caso de Folab, también hubo capacitaciones en Los Ríos que no fueron terminadas.

Ambas fundaciones pertenecen a los hermanos Juvenal y Rinett Ortiz Rivera: a esta última, directora de Folab, Ojeda le prestó alrededor de $45 millones, en cinco transferencias bancarias. El exdiputado señaló entonces la amistad que lo une a los hermanos y que Folab pasaba por apuros económicos.

Cuatro días antes de que la PDI incautara el celular de Ojeda, entonces aún en su cargo de legislador, "el hijo de tres años de edad lo tomó y lo destruyó en medio de una jugarreta", argumentó el año pasado su abogado defensor, Carlos Tenorio, respuesta que la Fiscalía puso en duda tras el testimonio de Miguel Ortiz, hermano de Juvenal y Rinett, quien afirmó que el diputado aconsejó a la mujer quemar el dispositivo.

Ojeda hace un mes, durante el proceso de formalización, dijo que "en mis actuaciones no existe ningún tipo de ilícito. (...) Si así fuera, creo que la mayoría de los diputados, senadores, alcaldes, consejeros regionales de todo el país, tendrían que enfrentar formalizaciones".

El fiscal Garrido señaló que durante la prisión preventiva del exdiputado se realizarán "las últimas diligencias que va a solicitar el querellante, el Consejo de Defensa del Estado (CDE)", y "estamos tranquilos con la resolución, porque reconoce todos los argumentos que sostuvo la Fiscalía en cuanto a la existencia del delito y la participación del diputado Ojeda".

El jefe de su exbancada en la Cámara, Luis Fernando Sánchez, dijo que "los republicanos tenemos un solo estándar frente a la corrupción, que es la condena total. Es el caso del diputado Ojeda, lo mismo que hemos señalado en otras oportunidades, que la Justicia haga su trabajo". Asimismo, "respetamos el derecho que tiene el diputado a ejercer su defensa. En caso de comprobarse en juicio su participación culpable, que se aplique el máximo rigor de la Ley".

Yo tenía unos ocho años cuando una tía me regaló un libro grande, de tapa dura y con muchos dibujos. Contenía varias fábulas, entre ellas una de Esopo. En esta historia, escrita hace más de 2500 años, se hablaba de una cigarra, que dedicaba el verano sólo a gozar, y una hormiga, que acopiaba alimento para el invierno.

Llegó el mal tiempo y la cigarra empezó a padecer hambre, porque todo estaba cubierto de nieve. Fue a pedirle comida a la hormiga, que no pudo darle nada, porque tenía lo justo para ella y los suyos.

Esopo pensaba en las personas, pero su fábula también permite caracterizar a los gobiernos y gobernantes.

¿Cómo son los gobiernos hormiga? Se identifican por tener un fuerte apego al bien común; saben que están de paso y que hay que pensar no sólo en la elección que viene, sino en la próxima generación. Esta actitud tiene gran importancia cuando se trata de la deuda pública.

El gobernante hormiga se preocupa de tener las cuentas en orden. Por eso, es muy cuidadoso con el déficit fiscal. ¿Con qué derecho va a dejar endeudadas a las generaciones que vienen para financiar el bienestar de las actuales? Si contrae deudas, es para hacer inversiones que beneficien a los ciudadanos futuros. Es más, estos gobiernos se preocupan de ahorrar, porque saben que ningún país está a salvo de graves catástrofes naturales o de crisis económicas que provienen del exterior.

Los gobiernos hormiga tienen el mínimo de funcionarios públicos y no aprovechan la oportunidad para dejar instalados a los amigos en el aparato estatal. Otra característica suya es que no conducen la política internacional según su humor del momento y son capaces de sonreír ante jefes de Estado extranjeros que les resultan sumamente desagradables, sea como personas o debido a sus ideas. Ellos no están para darse gustos, sino para servir al país. Consiguen que todos entiendan que la suya es una nación confiable, que cumple sus acuerdos y no cambia las reglas del juego a quienes han decidido invertir en ella.

El gobernante hormiga no elige a los colaboradores más simpáticos, sino a los más competentes. Así sucedió con Abraham Lincoln y su célebre "equipo de rivales", donde puso a varios de sus oponentes en el Partido Republicano. Esta nobleza no sólo le ganó el respeto de sus adversarios, sino que le permitió enfrentar la Guerra de la Secesión en las mejores condiciones posibles. Por eso, el gobernante hormiga se preocupa de mantener buenas relaciones con la oposición, con los empresarios, las universidades, las confesiones religiosas, las distintas comunidades que componen la sociedad y todos los protagonistas de la sociedad civil.

¿Cómo son los gobernantes y los gobiernos cigarra? La respuesta es sencilla: basta con pensar en el opuesto de la hormiga. Donde primero se advierte el carácter cigarresco de un gobierno es en el descuido de las cuentas públicas. Tienden a dejar deudas a las generaciones que vienen y caen en el error de pensar que si las hormigas se alejan del país eso se explica por su intrínseca maldad y no por alguna causa que apunta al propio proceder de la cigarra.

Los pueblos mismos se acercan, a veces, a un modelo y en otras ocasiones al otro.

Hay, en nuestro propio país, ejemplos notables de la actitud de la hormiga y la cigarra. Después de la sistemática destrucción de las estaciones de metro, de la quema de supermercados, buses, monumentos e iglesias, les preguntaron a los chilenos qué sentían. Según las encuestas, la mayoría de nuestros conciudadanos respondió: "esperanza".

Sólo una cigarra muy ingenua puede decir algo semejante, una cigarra que no se ha preocupado de leer lo que hace miles de años escribió un esclavo sabio.

Una hormiga sabe que detrás del progreso económico hay mucho, muchísimo trabajo. Lo mismo vale para la formación cultural y el establecimiento de una institucionalidad sólida. Figuras como la de Andrés Bello, Manuel Antonio Matta o Abdón Cifuentes no se improvisan ni pueden salir de las cenizas de la destrucción. Los denostados treinta años son otro ejemplo del trabajo oscuro y paciente de la hormiga.

En la fábula, la cigarra muere de manera irremediable. En la realidad, los pueblos pueden rectificar y volver a la filosofía de la hormiga. Desde septiembre de 2022 Chile parece empeñado en retomar su rumbo. Pero corregir los propios errores es siempre un proceso doloroso.