LA PELOTA NO SE MANCHA Noticias de allende Los Andes
POR WINSTON POR WINSTON
Los titulares son prometedores: Carlos Palacios se fue a Boca Juniors y Gonzalo Tapia a River Plate. Las noticias, vistas en frío, nos hablan de un fútbol chileno que está en una carrera ascendente, siendo que dos jugadores que ni siquiera eran figuras indiscutidas en sus equipos, ahora podrían ser parte de uno de los clásicos más populares del mundo.
¿Por qué de un momento a otro los chilenos se volvieron atractivos a la liga argentina?
La razón, además del talento de nuestros futbolistas, pareciera radicar en que los jugadores argentinos son como nuestras guindas para los chinos, apetecidos en todo en el orbe y se los están llevando a todas partes dejando un vacío en su propio torneo.
La verdad es que cuesta imaginar un plantel, en cualquier parte del mundo, que no tenga entre sus filas a un trasandino. Y no solo es por lo que hacen en la cancha, es por como caminan, como visten, como hablan y como se venden.
La globalización del fútbol, ayudada por las redes sociales, ha facilitado las cosas. Antes los representantes se movían por el mundo con VHS y compactos mal editados de sus figuras. A modo de ejemplo, el mito dice que cuando vendieron a Marcelo Barticciotto al América de México, en el video de sus goles, venían colados algunos de Héctor Adomaitis que también tenía el pelo largo, era rubio y delantero de Colo Colo. Hoy YouTube y los datos duros que pululan en la web ya no permiten este tipo de ardides.
La globalización y capitalismo ha provocado este desangre de jugadores de la liga argentina. Atrás quedó esa época dorada de los noventa cuando lo transmitía TyC, con el relato de Marcelo Araujo y los comentarios de Enrique Macaya. Ahí no solo vimos el retorno de Diego Armando Maradona a Boca Juniors y su famoso "piquito" con Claudio Paul Caniggia. También estaban Chilavert en el arco de Vélez Sarsfield con su famoso bulldog estampado en el pecho y Mondragón en el de Independiente, ambos seleccionados de sus países. En el mediocampo, antes de la extinción del 10 clásico, derrochaban talento Vitamina Sánchez en Rosario Central, Silas en San Lorenzo, el Mago Capria en Racing y el Muñeco Gallardo en River Plate, por nombrar solo a algunos. Delanteros extraordinarios de la talla del Príncipe Francescoli, el Burrito Ortega, el Titán Palermo, Piojo López, el Turu Flores y otros tantos. Los entrenadores también eran de lujo, encabezados por Bilardo, Bianchi, Cúper, Ramón Díaz y el Bambino Veira. Hasta los árbitros aportaban su show con Javier Castrilli como guaripola. "Fútbol de Primera" el domingo por la noche y la lectura de El Gráfico, que llegaba el martes, eran el suministro obligatorio para cualquiera que quisiera estar al día.
A ese fútbol llegó Marcelo Salas porque era extraordinario y también tuvo un pasó fugaz Ivo Basay por Boca Juniors. Llegar a esa liga y triunfar ahí era un sello de garantía de que se podía tener éxito en cualquier parte del mundo. Hoy, en cambio, es distinto, lo que ha abierto una posibilidad para los chilenos que como Palacios, Tapia y Cabral sueñan con triunfar al otro lado de Los Andes. Ojalá la aprovechen y sea el inicio de un nuevo ciclo, uno tan virtuoso como el que disfrutamos en los noventa.