La inmigración y su dimensión regional
Un informe revela que Valparaíso es la tercera región con mayor presencia de ciudadanos extranjeros en el país. Los problemas que surgen de ello deben ser abordados por las autoridades regionales no sólo con criterio contingente, sino también estratégico.
En su informe anual, el Servicio Nacional de Migraciones y el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportaron un aumento del 15,1% de la población migrante en la Región de Valparaíso durante el año 2023. En dicho periodo, la zona recibió a 16 mil extranjeros, para completar los 122.433 foráneos asentados. Con esta cifra, Valparaíso se convierte en la tercera región con más inmigrantes, detrás de la Región Metropolitana y, por un estrecho margen, por debajo de Antofagasta (128.744). El crecimiento exponencial de extranjeros aquí, indica que pronto superaremos al norte como asentamientos de extranjeros. Uno de los datos que genera especial preocupación es el de la población extranjera que accedió por pasos irregulares y que a la fecha se encuentra indocumentada. En este ítem, el informe estima que del total de 122 mil extranjeros en la Región, 23.162 residen en condición de irregularidad, es decir, prácticamente uno de cada cinco migrantes de la Región (el 18,9%) no tiene su condición legalizada. La cifra es relevante e indica varias cosas, entre ellas, que la inmigración irregular es un fenómeno de dimensiones nacionales, que atañe a todas las zonas del país y no exclusivamente al norte. De allí que sean valorables las propuestas hechas por varios parlamentarios de la zona en orden a frenar el ingreso de indocumentados y acelerar los mecanismos de expulsión para aquellas personas que no regularicen su residencia en nuestro país. Más allá de la dimensión social, el asentamiento masivo de extranjeros en la Región impacta otros ámbitos de la vida, como el mercado del trabajo, los servicios educacionales, el acceso a salud oportuna y, especialmente, los espacios disponibles para vivienda. Los problemas que surgen de ello deben ser abordados por las autoridades regionales no sólo con criterio contingente, sino también estratégico, anticipándose a las orientaciones y profundizaciones de un fenómeno que se quedará por un tiempo largo.