DE TAPAS Y COPAS
POR MARCELO BELTRAND OPAZO, CRÍTICO GASTRONÓMICO
Hace unas semanas visitamos el Hotel Bosque de Reñaca, un verdadero oasis local. Y digo oasis porque la palabra misma nos encuadra y nos dice mucho. Un oasis es una pequeña área fértil en un desierto que suele tener vegetación y una fuente de agua, como un manantial o un pozo. El término oasis proviene del latín oasis, que a su vez tiene origen en el griego oasis. El griego lo tomó del egipcio demótico que significa "habitación" o "lugar de residencia".
Por lo tanto, cuando decimos que el Hotel Bosque de Reñaca es un oasis, es literal. Y es interesante encontrar lugares así, que cuentan con todo lo necesario para vivir una experiencia de restauración en todos los sentidos, porque este hotel tiene un restaurante, bar, spa, piscina temperada y un pequeño bosque, todo abierto a la comunidad y a los pasajeros que llegan a disfrutar del oasis; habitaciones sumamente cómodas y espacios amplios, todo a 2 kilómetros de Reñaca centro. Llegamos al medio día.
Antes de instalarnos y hacer el check-in, nos fuimos al restaurante Abedul, que está en el mismo hotel. La idea era probar la carta y vivir la experiencia completa. La tarde estaba luminosa y agradable, no hacía tanto calor. El espacio del restaurante, propiamente tal, es amplio, con mesas dispuestas a una distancia tal, que permite la conversación entre los comensales. Además, por los grandes ventanales se aprecian los jardines. Como es un hotel, el ritmo de las personas es distinto al de un restaurante normal, todo más relajado. Todos los que están aquí, comiendo o esperando para hacerlo, no tienen apuro y eso le da una sensación ambiente diferente. Nos gusta eso.
Lo primero que pedimos fue un negroni y un daiquiri. Los dos tragos estaban bien preparados y fueron una excelente forma de iniciar el almuerzo. Luego, partimos la degustación con un Tataki de Atún (atún marinado en mostaza dijon, sésamo con una base de palta y mermelada de tomate) junto a unos Ostiones Bosque de Reñaca (ostiones a la parmesana en reducción de chalota, curry, coñac y queso parmesano). Dos platos con mucho sabor, bien ejecutados. Por ejemplo, el Tataki con muchos contrapuntos, es decir, acideces y texturas diferentes. La carne del atún se aprecia, ya que los cortes son gruesos; luego tenemos la palta con su sabor característico y los tomatitos cherry, que aportan la acidez necesaria y más sabor. Además, se aprecia el sésamo, ya que es bien invasivo, pero acá se percibe equilibrado. Este Tataki de Atún está especial para compartir. Ahora, pasemos a los ostiones, que eran de un calibre extraordinario. Estaban muy sabrosos, con toques cítricos, pero sobre todo enormes. Dos preparaciones excelentes.
Cuando hablamos de hospitalidad nos referimos a la práctica de recibir y atender a huéspedes o visitantes con amabilidad y generosidad. Es un concepto que abarca tanto el acto de ofrecer alojamiento como el de proporcionar comida, bebida y otros servicios a quienes lo requieren. La hospitalidad es una de las tradiciones más antiguas de la humanidad, remontándose a las civilizaciones antiguas.
En la antigua Grecia, la hospitalidad, o xenía, era considerada una virtud sagrada protegida por Zeus, el dios de los huéspedes y la hospitalidad. En muchas culturas, la hospitalidad ha sido fundamental para el tejido social, creando lazos de confianza y reciprocidad entre personas y comunidades. En la Edad Media, los monasterios y posadas ofrecían refugio a viajeros y peregrinos. En la actualidad, la industria de la hospitalidad abarca hoteles, alojamientos turísticos y servicios de eventos y conferencias, entre otros. Hablo de esta palabra, porque es el objetivo en un hotel, hacer sentir bien a los huéspedes, a los pasajeros, y observando el servicio y las instalaciones, constatamos que el Hotel Bosque de Reñaca lo logra.
Bueno, sigamos con la degustación. Pedimos dos copas de chardonnay para maridar los siguientes platos. Nos trajeron las dos preparaciones que habíamos seleccionado: Ensalada del Huerto (lechuga, mix verde, tomate cherry y rábanos encurtidos) y Confit de Pato (muslo de pato confitado en su grasa al estilo francés, acompañado de chutney de manzana verde). Lo de la ensalada es interesante, porque no siempre se piensa como un plato de fondo, y acá nos encontramos con una preparación potente, ya que contiene mucho sabor y mucho color. Además de una combinación de dulzor sutil, posee una acidez madia que la hacen equilibrada.
Por otra parte, el pato estaba bien cocinado, sabroso, es lo que se espera de un confite; las manzanas también estaban en su punto y aportando mucho sabor. Me gustó este plato, así como la ensalada. Y para rematar, quisimos probar el Caldillo de Congrio Nerudiano (preparación tradicional con medallón de congrio, fumet suavizado con crema y camarones). Esta preparación sigue el tradicional caldillo de congrio, por lo mismo, tiene todo lo que tiene que tener: mucho sabor y cremosidad. Excelente.
Después de comer teníamos que hacer el check-in. Nuestra habitación, en el tercer piso del edificio principal, daba a los jardines y al bosque. Amplia y muy cómoda, y lo más importante en un hotel, con una cama que permite un descanso real. Después de descansar un rato, nos fuimos al spa, a las piscinas calientes. Extraordinario. Una experiencia que realmente nos hizo relajarnos y descansar. Y nos hizo pensar en la restauración, en la reparación de los cuerpos, de las personas en la vida moderna. Un hotel, un restaurante, nacen para restaurar. El concepto mismo se refiere a la actividad de ofrecer servicios de comida y bebida a clientes. Esto incluye desde restaurantes, bares y cafeterías.
La restauración también tiene raíces antiguas, con tabernas y posadas que servían alimentos y bebidas a viajeros y residentes locales en la antigua Roma y Grecia. En la Edad Media, las tabernas y las casas de huéspedes eran comunes en Europa. Desde entonces, la restauración ha evolucionado y cada uno de los establecimientos del rubro se preocupa de entregar el mejor servicio, así como este Hotel Bosque de Reñaca.
Durante la noche vino la cena y al otro día el desayuno, pero esa es otra historia.
Es importante destacar y mostrar el buen servicio, tanto en la gastronomía como en el hospedaje, sobre todo acá en Viña del Mar, porque el aporte que hacen a la industria es de suma importancia. También son lo cara, en términos culturales, del país y eso hace la diferencia cuando se entrega el mejor servicio, la mejor comida, con las mejores instalaciones. Por eso Hotel Bosque de Reñaca es un oasis en medio de la ciudad, un lugar para reparar, para restaurar.
- Hotel Bosque de Reñaca.
- Dublé Almeyda 80, Viña del Mar.
- hotelbosquedereñaca.cl