El incordio de la senadora Allende
La primera mujer en llegar a ser presidenta del Senado se enfrenta a una mancha en los estertores de su extraordinaria e impecable carrera política. ElaffaireAllende acabó con la ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, y ha salpicado, al menos, a sus colegas Maya Fernández, de Defensa, y a la actual vocera, Aisén Etcheverry.
Auna semana de cumplir los ochenta años, la senadora por la Región de Valparaíso, Isabel Allende Bussi, vive por estos días, y al final de su carrera política, bajo la amenaza de ver mancillada su impecable trayectoria pública por la necedad del Gobierno del Presidente Gabriel Boric y sus irritantes y crónicas desprolijidades, ignorancias y absolutas faltas de rigor.
La hija menor del ex Presidente Salvador Allende Gossens y última heredera familiar de su legado, marcado por tragedias privadas que empujaron a su hermana Beatriz y a su hijo Gonzalo a un final similar al de su legendario padre, ha sido, por años, dueña de la máxima dignidad posible, probado -como dijo ella esta semana, tanto en Chile como en el extranjero- sin jamás usar su nombre para ninguna victimización o beneficio propio. Es más, tras el regreso de la democracia remendó sus heridas postulando a cargos públicos, resultando electa primero en la Región de Coquimbo y luego por tres veces consecutivas en el antiguo distrito 29 en el sur de la Región Metropolitana. A continuación escaló al Senado por la Región de Atacama, para finalmente ser electa en la de Valparaíso en 2017.
Nunca se le escuchó una grosería, una salida de madre o un comentario inapropiado. Jamás estuvo en su afán enriquecerse o beneficiarse a sí misma o a los suyos con la lógica ventaja que le daba su apellido.
Por ello es que Isabel Allende no se merece en absoluto el incordio que está pasando por la frustrada compra de la antigua casa de Allende en Guardia Vieja por parte del Estado, en la cual también se ha visto involucrada su sobrina, la ministra de Defensa, Maya Fernández. Pero Isabel no la tiene fácil. El Tribunal Constitucional podría terminar destituyéndola por su despistado pecado de haber creído que el actual Gobierno era capaz de hacer algo bien. Ya muchos lo advirtieron cuando el propio Presidente Boric, que suele imitar en público a Salvador Allende, seguramente creyéndose a la altura política y, en cierta forma, heredero de su legado, ni siquiera cumplió su promesa de homenajearlo de forma decente para los 50 años del Golpe de Estado por la inoperancia, estulticia y flojera propia y de sus colaboradores. "Boric quería emular a su sucesor pero ni siquiera es seguro que haya comprendido cabalmente al personaje", escribió Daniel Mansuy, intelectual de derecha en el, vaya paradoja, único homenaje editorial que recibió Allende en 2023.
La señorial lealtad de Isabel Allende, algo que tanto molesta dentro del propio Partido Socialista, seguramente terminará para ella con el mal rato de su vida, como también con frases vacías e irresponsables por parte de los inquilinos de La Moneda. No se lo merecía.