Los resultados de la PAES son un reflejo de la profunda desigualdad en la calidad educativa. En la región de Valparaíso, ningún liceo público figura entre los 25 mejores del país. El emblemático Liceo Eduardo de la Barra, que alguna vez fue un referente de excelencia, hoy ocupa el puesto 1.385 en el ranking nacional".

El lunes pasado, dos noticias marcaron la agenda nacional. La primera, la solicitud de renuncia del presidente Gabriel Boric a la ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, tras la fallida compra de la casa del expresidente Salvador Allende por $993 millones de pesos. La segunda, los resultados de la PAES, que evidenciaron una preocupante brecha de 180 puntos entre los colegios particulares y los estatales. Aunque parecen temas desconectados, ambos revelan un problema profundo: la falta de un enfoque claro y prioritario en las políticas públicas.

Para comprender mejor esta relación, es útil retroceder a 2011, cuando Gabriel Boric, junto a Camila Vallejo y Giorgio Jackson, emergió como líder estudiantil exigiendo una educación gratuita y de calidad. Aquellas protestas, marcadas por su intensidad y visibilidad, catapultaron a estos jóvenes a la política, primero como diputados y luego, en el gobierno.

Una vez en el poder tuvieron una oportunidad única de convertir la mejora de la educación en su legado, pero prefirieron optar por continuar la lucha ideológica, antes que la acción. La fallida compra de una casa de Allende por casi mil millones de pesos, mientras muchas escuelas se enfrentan a un estado deplorable, es una clara evidencia de esta desconexión.

Un caso que ilustra esta precariedad es el de Mayra Verdejo, la estudiante del Liceo 1 de Niñas de Valparaíso, quien quedó parapléjica tras caer desde una gradería en mal estado de su colegio. Este trágico incidente no es un hecho aislado, sino parte de un patrón alarmante del estado de abandono en que se encuentran los establecimientos públicos, tal como lo reconoce hoy el Servicio Local de Educación Pública de Valparaíso. ¿Cómo se le explica a la madre de Mayra cuáles son las prioridades del gobierno?

El problema no se limita a la infraestructura. Los resultados de la PAES son un reflejo de la profunda desigualdad en la calidad educativa. En la región de Valparaíso, ningún liceo público figura entre los 25 mejores del país. El emblemático Liceo Eduardo de la Barra, que alguna vez fue un referente de excelencia, hoy ocupa el puesto 1.385 en el ranking nacional. Estas cifras revelan un sistema que no solo está estancado, sino que retrocede, dejando a miles de jóvenes sin las herramientas necesarias para enfrentar un futuro dominado por los avances tecnológicos y la inteligencia artificial.

Si realmente Boric deseaba rendir homenaje a Salvador Allende, podría haber seguido alguno de sus ejemplos en educación. Fue durante su gobierno que se construyó el edificio que hoy alberga al Liceo Eduardo de la Barra, un espacio diseñado para ofrecer un entorno digno a los estudiantes. En esta línea, mucho más importante y necesario que comprar una casa, era mejorar un liceo.

Garantizar un educación digna y de calidad debió haber sido la bandera de lucha y legado de este gobierno, sin embargo, parece estar condenado a una serie de escándalos y torpezas. Una lástima por los jóvenes de este país que siguen viendo cómo se hipoteca su futuro. 2

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A propósito de cifras poco alentadoras, un estudio reciente señala que el comercio ilegal aumentó en Valparaíso un 133% desde 2019 a la fecha, mientras las nuevas autoridades ya dan indicios de seguir la tendencia a exculpar este fenómeno en nombre de la pobreza, explicación que no deja de ser irresponsable además de parcial".

Oí decir a un político argentino que cada gobierno llega al poder para imponer sus ficciones. Nunca mejor dicho, considerando el "relato" que la actual coalición nos trató de imponer a fuerza de corrección política, identidades, lenguaje inclusivo y un cuanto hay del contenido del menú progre, aunque todo no haya ido más allá de las ropas de un rey que va desnudo, como lo prueban las denuncias de acoso, e incluso violación, al interior del gobierno feminista durante el pasado 2024.

Cuesta preparar el ánimo y la voz para esa tan manida aunque esperada expresión de "próspero año nuevo", sobre todo cuando los índices que cargamos son cada día más desalentadores y alertan sobre el fracaso rotundo que somos como sociedad.

Pienso en el preocupante último lugar obtenido en comprensión lectora, matemáticas y resolución de problemas de todos los países de la OCDE, en un momento donde la mitad de nuestra población es incapaz de comprender un manual de instrucciones o de guiarse con un mapa, al punto que ya no es cierto que más inversión generará más empleo, puesto que las compañías multinacionales que operan en Chile están reclutando sus trabajadores en otros países dada la mala calificación de la mano de obra nacional.

Ni hablar de la tragedia del aumento de las patologías mentales en la población adolescente, o de la violencia al interior del aula y la deserción escolar, todas realidades cada vez más intensas sin contar con la ideologización de ciertos establecimientos públicos cooptados por irresponsables que no dudan en utilizar a los niños para obtener réditos de corto plazo, o del hecho de que Chile sigue ocupando el primer lugar entre todos los países de América (norte, centro y sur) en consumo de marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes sin receta médica, siendo los estudiantes entre octavo básico y cuarto medio los que más consumen estas drogas en comparación al resto de la población.

Y a propósito de cifras poco alentadoras, un estudio reciente señala que el comercio ilegal aumentó en Valparaíso un 133% desde 2019 a la fecha, mientras las nuevas autoridades ya dan indicios de seguir la tendencia a exculpar este fenómeno en nombre de la pobreza, explicación que no deja de ser irresponsable además de parcial. Nadie está en posesión de la verdad, pero sí podemos aspirar a estarlo de nuestra sinceridad, especialmente, cuando uno constata que el "buenismo" está hace rato destruyendo la ciudad.

En fin, empezamos el 2025 sabiendo que las cosas tampoco han ido mejor por el lado de la violencia que se sigue tomando las ciudades, ni por el lado de la inmigración ilegal, del tráfico de influencias, el lobby judicial y el fraude gubernamental, especialmente desde que a algún avisado se le ocurriera la brillante idea de crear fundaciones como mecanismo institucional para recaudar dineros para "la causa".

Y aunque han pasado cinco años desde los hechos de octubre de 2019, sus huellas de oscuridad, deshonestidad e irracionalidad permanecen como recordatorio del daño que la insensatez y la deshonestidad pueden provocar en nuestras frágiles instituciones.

Vuelvo a lo que iba… "próspero año nuevo", cuando van faltando los últimos doce meses de Boric en La Moneda que, salvo un cambio enérgico de mirada, nos traerán más de lo mismo, más impuestos, más desempleo, precios más altos, una marea de errores no forzados y un largo etcétera.

¿Me olvido de algo? Seguro que sí, pero añádanlo ustedes a su libre arbitrio. Como señala el dicho, no hay mal que dure cien años. Empezamos el año y comienza la cuenta regresiva del actual gobierno al que, a partir de ahora, sólo le quedan los descuentos de cara al próximo ritual electoral que puede significar un cambio de mirada para los años venideros. Por mi parte, salgo de mi refugio en las luces del árbol navideño, en la fértil esperanza de pensar que todo este relato sea sólo pasajero fruto de una sucesión de pesadillas que se desvanecerán en cuanto despertemos y recuperemos la cordura. Falta nos hace. Que sea un próspero año, amigos. 2

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