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pues los lugares menos habitados se vuelven más propensos a incivilidades, aumentando el problema ya descrito de vacancia comercial y desarrollo económico", resume.
Movilidad a la baja
Soledad Larraín, magíster en arquitectura sustentable y académica de la escuela de la especialidad en la Universidad de Valparaíso, también remarca que en la encuesta Piensa-18 la evaluación de la esfera personal -como acceso a servicios para la vivienda- es muy superior a la del ámbito público.
Ello en concordancia con lo que detectó Cadem en 2024, en el sentido que "tenemos una percepción algo negativa respecto de las condiciones generales de nuestras ciudades".
Respecto a que Equipamiento Urbano y Movilidad-Conectividad sean las dimensiones peor evaluadas, que además se vinculan con el espacio público, la arquitecta considera preocupante que la tendencia en la última dimensión sea a la baja, "porque las oportunidades de la ciudad se dan por la capacidad de acceso, y ésta es una de las herramientas de acceso a los servicios urbanos".
Plantea que esta situación se vincula con la "tendencia estatal generalizada, e inmobiliaria incluso, donde los problemas de vivienda se resuelven aislados de la ciudad", con esfuerzos enfocados en el edificio o la casa, pero al salir de aquellos aparecen los problemas del estado de calles y veredas, evacuación de aguas lluvias y otros, reveladores de "una visión de la ciudad desde la individualidad y no en su conjunto".
El costo del deterioro
"Claramente las ciudades en la Región de Valparaíso se han transformado en lugares más inseguros", sostiene Pilar Lizana, investigadora a cargo del área de seguridad en AthenaLab, periodista y doctora en gobierno y administración pública, y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien relaciona esta situación con el abandono del espacio público.
"Los basureros, las luminarias, los paraderos de micro, son cosas que parecen de aseo y ornato, pero al final si tenemos barrios poco iluminados, si se junta la basura en las calles, si éstas están descuidadas, eso habla de que hay poca presencia de los gobiernos locales, de la comunidad; de que hay abandono del espacio público y eso lo va a tomar cualquier grupo criminal que quiera controlar esa cuadra o ese territorio", expone la experta, quien estudia el avance del tráfico de drogas y el crimen organizado en Chile desde el año 2013.
Las condiciones que describe, agrega, "no van a cambiar el indicador duro de la seguridad, pero configuran un contexto de deterioro que va a convertirse en oportunidad para los grupos de delincuentes que operen en la zona, porque quiere decir que hay menos vigilancia, más opciones de esconderse, menos autoridades fiscalizadoras".
Crimen e inseguridad
En otro aspecto, Lizana opina que la caída del lugar de estudios como espacio seguro podría vincularse con un aumento de la violencia escolar, pero particularmente con un deterioro de los sectores donde se ubican los colegios.
Y piensa que la percepción de inseguridad que arroja la encuesta "también está asociada a que a la Región de Valparaíso han llegado grupos criminales organizados, se han producido secuestros y casos no esclarecidos que provocan alerta".
Otros factores que la explican son en su opinión el aumento de la violencia entre los delincuentes, así como el desplazamiento de los antisociales dentro de las ciudades, lo que hace que la gente deje de sentirse segura en los lugares donde antes sentía que lo estaba. 2
REGIÓN DE VALPARAÍSO. EQUIPAMIEnTO URBANO
fuente: encuesta de calidad de vida en la región de valparaíso 2024. fundación piensa-caja 18/ datavoz.