"No vemos políticas decididas que puedan realmente dar una señal de crecimiento"
El tema del crecimiento económico marcó la agenda esta semana, luego de que el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle calificara de "mediocres" las cifras del país, y asegurara que "no podemos seguir creciendo al 1 o al 2 por ciento" en el marco del encuentro "2025. Un pacto por el crecimiento",
Es una de las preocupaciones que también tienen los gremios que conforman la Confederación de Producción y Comercio (CPC), cuya presidenta, Susana Jiménez, explica que "un crecimiento del 2% -o incluso 1,8, que es lo que proyectó el comité de expertos para los próximos 10 años-, alcanza apenas para superar el crecimiento de la inversión. Entonces estamos hablando de un PIB per cápita que ya lleva una década creciendo a ritmos muy, muy bajos".
"Si bien va a terminar el año en torno a 2,2 o 2,3 por ciento, sigue siendo un ritmo muy bajo para lo que requiere el país para alcanzar niveles de desarrollo como los que hemos aspirado durante tanto tiempo", añade.
- ¿A cuánto se debería crecer?
- Si uno quisiera volver a pensar en un reimpulso de la actividad económica, uno debería aspirar, al menos, a crecer en un 4%. Eso volvería a generar oportunidades de empleo formal, mejores salarios, más oportunidades para los emprendedores, para los proveedores. Acá hay toda una cadena productiva que se ve influida por ese mayor o menor dinamismo económico.
- ¿Cómo se puede dinamizar?
- Ahí está la gran pregunta. Nosotros pensamos que hay distintos factores y al final uno necesita abordarlos todos. Uno es seguridad. Hemos tenido un aumento de los delitos y de la violencia, y por lo tanto es un factor de preocupación. Creemos que hay que ponerle un foco importante para el bienestar de las personas y para potenciar el desarrollo del país. Un segundo ítem que creemos importante es la competitividad tributaria. Chile es un país que ha visto alzas sucesivas de impuestos a lo largo de los últimos años y esto ha llevado a que, por ejemplo, la tasa corporativa que pagan las empresas esté por sobre el promedio de los países, por ejemplo, de la OCDE, que son países desarrollados y que, de alguna manera, ofrecen buenas condiciones de atracción de inversiones. Entonces nosotros al estar en una situación de baja competitividad tributaria significa que nos hacemos un país menos atractivo para la inversión tanto nacional como extranjera. Por lo tanto, creemos que un factor que podría incidir es una rebaja en el impuesto corporativo.
- ¿Cómo se podría hacer?
- Nosotros hicimos una propuesta hace un año atrás al ministro de Hacienda que contemplaba una compensación de modo de no afectar la recaudación fiscal y que, junto con la rebaja de impuesto corporativo, propone la rebaja del impuesto de la tasa máxima efectiva de los ingresos de capital de modo de igualar las condiciones de un inversionista nacional con las de un inversionista extranjero. Creemos que eso mueve la aguja. Otro elemento tiene que ver con la certeza jurídica y aquí está siempre el clásico tema de los permisos. Tenemos un país que se ha convertido en el país más engorroso para sacar adelante proyectos de inversión de toda la OCDE y no podemos decir que es porque ellos protegen menos el medio ambiente, todo lo contrario, y sin embargo tenemos un sistema profundamente engorroso que te puede demorar hasta más de 10 años en sacar proyectos de inversión. Donde, además, muchas veces han pesado decisiones más políticas que la evidencia técnica de los proyectos y eso, por supuesto, pone primero un manto de incertidumbre para el desarrollo de proyectos y segundo se vuelve muy costoso.
- ¿Es la permisología una de las grandes complejidades que se enfrenta hoy en día?
- Sin duda. Es un problema grande y acá estamos hablando de permisos ambientales, sectoriales, estamos hablando también -y que van por carriles hoy día separados, porque se están tramitando en el Congreso- todo lo que es concesiones marítimas y el Consejo de Monumentos Nacionales (...). Después tienes otros problemas adicionales, o sea, está todo el proceso de judicialización de los proyectos que también genera un retraso importante; está el tema de los conflictos con comunidades indígenas (...), y lo que hacen es que paralizan procesos de inversión o concesiones, o incluso, renovaciones de concesiones privadas. Entonces tenemos varios focos preocupantes que se suman a otros temas estructurales como las deficiencias que hoy día vemos en educación, las necesidades de capacitación de la fuerza laboral, la adaptación de nuevas tecnologías. Hay muchos temas de base que van en paralelo, pero yo diría que los más importantes tienen que ver con seguridad, con certeza jurídica y con competitividad tributaria hoy día.
- Otro problema es el trabajo informal, ¿cree que hay interés en solucionarlo?
- Creo que es un problema importante del país y que se ha desestimado la preocupación que debe haber en cuanto a la informalidad. Hoy día uno de cada tres trabajadores trabaja de manera informal con todo lo que eso significa desde el punto de vista de la protección de ese empleo. (...) Y también tiene un impacto en la actividad económica, porque finalmente se transforma en una competencia desleal, por ejemplo, para el comercio formal y para la productividad y crecimiento del país. Además de, obviamente, no pagar impuestos y por lo tanto también afecta a las arcas fiscales. En ese sentido, nos preocupa que muchas veces se tramitan proyectos de ley sin la debida preocupación por el impacto que eso tiene en la informalidad laboral. Todos los aumentos de costos de contratación, dígase los que ya se han aprobado como salarios mínimos, como 40 horas, como conciliación trabajo familia; hoy día la reforma de pensiones, muy necesaria, necesitamos subir la tasa de cotización para aumentar los ahorros de las personas en su jubilación. Sin embargo, hay que tener también una mirada puesta en el impacto que eso tiene en la informalidad. Y eso nos llevó hace un año, de hecho, a desarrollar un informe con medidas. Hicimos un comité experto y desarrollamos 15 medidas priorizadas, justamente, para combatir el tema de la informalidad. Se los presentamos a la ministra del Trabajo, al ministro de Hacienda, y esperamos que eso sea considerado.
- Por otra parte, ¿qué se espera para este 2025?
- Es muy probable que, siendo el último año de Gobierno -donde no ha habido medidas que realmente uno vea que puedan mover la aguja desde el punto de vista de la actividad económica, en el sentido de reimpulsar la actividad, y así lo estima también el Banco Central-, que veamos un crecimiento muy similar al del año pasado, más o menos un 2%, con lo cual volvemos al punto original de la conversación, de que el crecimiento es magro. Esperamos que eventualmente haya algunos proyectos que van en la línea correcta, que se puedan cerrar o al menos avanzar, como es el de permisos sectoriales, como son los proyectos que abordan también el tema de monumentos nacionales. Pero, por otro lado, estamos a la espera de ver qué es lo que va a presentar el ministro en materia de impuesto a la renta. Nosotros esperamos que no venga con más carga tributaria en un país que está tan ralentizado y, como te digo, no vemos políticas decididas que puedan realmente dar una señal.
- ¿Cómo sería esa señal?
- Una baja importante de impuestos corporativos; un proyecto, al menos, de algún tipo de propuesta de invariabilidad tributaria; avanzar en algo de adaptabilidad pactada en el mercado laboral, sobre todo que hoy día eso se requiere, dados todos los cambios tecnológicos que han habido; poder generar de mutuo acuerdo condiciones laborales más adecuadas, más adaptadas a los nuevos tiempos. Si uno viera que hay una batería de medidas que vayan en esa dirección, como modernización del Estado, por ejemplo, claro, uno podría tener más expectativas. Pero yo creo que así como están las cosas, uno debiera esperar una evolución muy similar a la que fue el 2024.
- Es año electoral también. Las prioridades de repente son otras.
- Un año electoral siempre tiene riesgo, y eso no tiene color político. La verdad es que el riesgo de propuestas o mociones parlamentarias más populistas o un debate menos técnico siempre es un riesgo; pero también hay una oportunidad, porque al haber un trabajo de agendas programáticas, uno también debería esperar que haya propuestas e iniciativas sobre la mesa para quienes aspiran a llegar al sillón presidencial. En ese debate también nosotros vamos a estar muy interesados, no sólo siguiéndolo, sino que pretendemos hacer propuestas desde el mundo empresarial en aquellas materias que creemos que se puede mover la aguja. 2
Es muy probable que, siendo el último año de Gobierno, donde no han habido medidas que realmente uno vea que puedan mover la aguja (...) veamos un crecimiento muy similar al del año pasado, más o menos un 2%".
Flor Arbulú Aguilera
flor.arbulu@mercuriovalpo.cl
Esperan elaborar una propuesta que puedan presentar a los candidatos presidenciales.
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